La opereta con la corrida del dólar presionando para que el gobierno devaluara con que recibieron el triunfo de Cristina en la city, lenta e inexorablemente, está llegando a su fin; y todo tiende a volver a la normalidad: compran dólares los que los necesita, liquidan los exportadores y absorbe el Central para recomponer las reservas, como vino siendo prácticamente los últimos ocho años.
Los muchachos entendieron el mensaje de Cristina y el gobierno: no nos van a torcer el brazo, el tipo de cambio lo vamos a seguir manejando nosotros, porque es una herramienta crucial de la politica económica.
Esto se viene dando hace por lo menos dos semanas cuando el BCRA volvió a comprar dólares, y a partir de entonces los medios embarcados en la opereta (fundamentalmente Clarín y La Nación) de golpe enmudecieron, y el tema pasó de sus portadas a los suplementos económicos, y de allí al olvido.
Probablemente hasta mañana, en el que el gobierno debe afrontar el último vencimiento anual de deuda por unos 2200 millones de verdes; y probablemente allí vuelvan a contabilizar cuanto hay de reservas, que si las de libre disponibilidad existen o no para respaldar la base monetaria y las colocaciones en dólares (un resabio de la Convertibilidad que habrá que pensar en cambiar en algún momento), pero no más que eso.
El tema que plantearon como central post 23 de octubre ya fue, y hoy están en otra cosa: Papel Prensa, los ataques al periodismo independiente, que volvió la escribanía al Congreso, lo de siempre.
O sea reculando, pero silbando bajito, que no se note.
Y no sólo ellos, sino todos los que se prendieron en la movida, presionando por la devaluación; que esperemos que Moreno los tenga a todos anotados en la libretita.
Para tener memoria, vieron; por si después aparecen a pedir créditos del Bicentenario, subsidios o medidas anti dúmping del gobierno para protegerlos, lo que sea.
Sintonía fina, que le dicen.
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