Y al final Cristina develó el misterio (?) y dio a conocer a los miembros del gabinete de ministros y secretarios que la acompañará en su segundo mandato que comienza el sábado.
Tal como se esperaba (y es norma en el kirchnerismo desde el 2003) el elemento prevaleciente es la continuidad, con las excepciones de la Jefatura de Gabinete (que recaerá en Juan Manuel Abal Medina), el ministerio de Economía (en el que Hernán Lorenzino reemplazará a Boudou) y el de Agricultura, donde la idea de Julián Domínguez para asumir como presidente de la Cámara de Diputados, será suplida por Noberto Yahuar, el chubutense que venía desempeñándose en la Subsecretaría de Pesca.
Los tres nuevos ministros, entonces, ya eran funcionarios de las áreas que ahora tendrán a su cargo y conocen el paño.
También continuarán en sus cargos los presidentes del BCRA (Mercedes Marcó Del Pont) y el Banco Nación, Juan Carlos Fábrega; el director de la Anses, Diego Bossio, y todos los titulares de las secretarías de la Presidencia: Legal y Técnica (Zanini), General (Oscar Parrilli), de Cultura (Jorge Coscia) y de la Side (Héctor Icazuriaga).
Caen por tierra las versiones que -en los días previos- daban a muchos por idos, y los operativos de prensa para instalar reemplazantes: hasta pareciera que Cristina decidió la continuidad de algunos, leyendo los diarios.
Lo que no impedirá que los que creen sabérselas todas siempre, hagan correr ríos de tinta contando "en exclusiva" los secretos íntimos de la decisión de cada puesto: pura sanata.
Además del secreto que es parte central del estilo político del kirchnerismo, hete aquí que desde el 2003 para acá, los ministros y funcionarios del gabinete pasaron a ser nada más y nada menos que lo que marca la Constitución: colaboradores del presidente, quien los nombra y los remueve cuando le parece, lo que vale para todos, los que siguen en sus puestos, y los que llegaron a ministros.
Y así como el "nuevo" gabinete es casi igual al "viejo", cumpliendo la regla futbolística que dice que equipo que gana no se toca, era previsible considerando que hace poco la hinchada -por aclamación- había pedido la continuidad del DT (o mejor dicho, de la DT):
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