LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 9 de marzo de 2012

SOMOS LECTORES DE MAJUL, NOS QUEREMOS CAGAR DE RISA


(°)

Si a los periodistas nos quitan el derecho a preguntar, una parte importante de lo que somos y de lo que representamos se va con ese impedimento. (y sí, les queda escribir lo que opinan, lo que nos lleva a berretadas como esta columna) Un periodista sin preguntas es como un presidente sin poder (¿tanto así?) o un maestro sin libros. Porque las preguntas son el instrumento más simple y a la vez más potente para obtener información y luego darla a conocer.(sin embargo vos te las arreglaste bien preguntando poco y nada para escribir varios libros, claro: así salieron también, o sea que en un punto tenés razón)

Parece una cuestión demasiado obvia como para ser explicada. (como todas las que vos abordás) Pero lo hago de manera deliberada, (claro, la escritura suele ser algo deliberado, salvo que estés en trance) porque a los máximos responsables del Gobierno no se les puede preguntar nada de manera directa y en condiciones normales.(¡cuáles serían las condiciones anormales, apuntándolos con un revólver?) Los dueños de los medios no deberían aceptar que los periodistas que trabajan en sus empresas asistieran a una simulación de conferencia de prensa como la que protagonizaron, por ejemplo, el ministro Julio De Vido y Juan Pablo Schiavi horas después de la tragedia de Once. (ojo con hacerte el banana y darles consejos a los dueños de los medios, porque en cuanto Nik levante un poco la puntería con los chistes en La Nación te sacan el conchabo de cubrir la sección de humor con estas columnas) Primero, porque ese día, más que cualquier otro, había muchas preguntas para hacer y muchas respuestas que dar. (es lo que suele pasar cuando hay muchas preguntas que hacer: hay muchas respuestas que dar, a menos que las preguntas sean puramente retóricas o al pedo, pero venís diciendo que son imprescindibles como los libros para los maestros) Segundo, porque hay muy pocas democracias en el mundo con gobiernos capaces de someter a la prensa a semejante humillación y con organizaciones periodísticas tan débiles como para aceptar en silencio tal destrato.(¡sí che?, ¿cuántos y cuáles son?, ¿viste que en EEUU le pregunten en una conferencia de prensa a Obama por qué todavía no cerró Guantánamo por ejemplo, o en Italia a Berlusconi con cuantas pendejas se enfiestó?, ¿por qué no te adherís a la ADEPA paralela que está armando Spolzky?) Y tercero, porque prohibir las preguntas, (en todo caso será no responderlas) lejos de constituir una forma de vincular de manera directa al Gobierno o a su líder con "el pueblo" -como sostiene Carlos Zannini-, (¿cuándo te lo contó, en el último asado que comieron juntos?) representa un intento burdo de controlar la información y de no aceptar los diferentes puntos de vista que conlleva la formulación de los interrogantes.(burdo y fracasado: si la información circula por todos lados, y cuando no existe, la inventan, y lo de los "puntos de vista" ya suena a chiste. En todo caso si son "puntos de vista" no son "interrogantes", a menos que preguntes cosas como por ejemplo: "¿considera usted que este gobierno es tan intrínsecamente corrupto e hijo de puta como yo lo veo?")

Entre algunos intelectuales que conozco, aprecio y adhieren a esta administración (y que nunca mencionás porque es pura sanata que los conocés, apreciás y admirás, por el contrario: no hacés más que denigrar todo el día a los "intelectuales K") existe la interesante idea de que primero Néstor Kirchner y después Cristina Fernández tuvieron el coraje de "abrir el debate" (tenían que aparecer las comillas en algún lado) sobre las prácticas periodísticas abusivas. Y que esa "valiente" (acá las comillas son ya una velada afirmación de que la decisión no fue valiente, como las preguntas que al final son puntos de vista) decisión política incluyó la desacralización del dogma de que la prensa siempre dice la verdad desde un púlpito inmaculado y no contaminado por intereses que transcienden la mera búsqueda de datos y su publicación. Por cierto, comparto, en especial, el último concepto. (estaría bueno entonces que no tratés todo el tiempo de hacer publicidad de tus libros, como único objeto del trabajo periodístico) Es decir: el intento de desacralización.(¡ah, era eso!, o sea que vos sí estás "contaminado por intereses que trascienden la mera búsqueda de datos y su publicación", ahora se entiende lo de la publicidad encubierta para vender libros) Y hace tiempo -mucho antes de 2003- que aliento la idea de que los lectores, los oyentes y los televidentes no consuman la información y la opinión sin procesarlas ni compararlas con los datos y las interpretaciones de otros medios.(pero se ve que no te dan pelota, no te angustiés: son justo ésos los que compran todos tus libros y leen tus columnas y las toman en serio) Sin embargo, lo que al principio podía ser visto como una movida oficial tendiente a mejorar la calidad de la prensa de la Argentina, terminó transformándose en una enorme coartada del kirchnerismo para limitar las acciones del periodismo crítico, socavar su credibilidad (algo que en algunos casos es imposible, como el tuyo, porque no queda credibilidad que socavar) y así poder gobernar sin control ni contrapeso.(ah, y el control y el contrapeso lo da el periodismo, mirá vos que interesante, claro: con Menem tuvieron un éxito bárbaro evitando el saqueo de la Argentina, nada más que con cámaras, micrófonos, diarios y -sobre todo. preguntando en las conferencias de prensa)

Los ejemplos están a la vista y cada vez parecen más burdos: nadie habla con un periodista, ni siquiera con uno "amigo", sin la autorización previa de la Presidenta o el acuerdo de su hijo, Máximo Kirchner; (¿y vos como lo sabés si ninguno habla, tenés acceso a Máximo que te lo contó?, ¿entonces todas las "fuentes oficiales" que citan vos, Nelson Castro y Morales Solá no existen?) los programas de propaganda no tienen como misión exponer los argumentos y distintas posturas, sino destruir, insultar o descalificar a los colegas que no adhieran al "modelo";(mirá vos, pensábamos que los programas esos eran para vender cosas, como Sprayette) existe un enorme aparato de comunicación estatal que baja "una línea", que es adoptada, de inmediato, por los medios que reciben cada vez más publicidad oficial a cambio de obediencia incondicional.(junto a las comillas, el otro clásico majulesco: el reclamo por la sequía de pauta oficial)

La tragedia de Once no sólo puso de manifiesto lo anómalo que resultó ver a De Vido y Schiavi hablar sin contestar interrogantes básicos.(ah, volviste al tema del título por fin, mirá vos: nosotros pensábamos que lo que puso de manifiesto es que los trenes son un desastre) También empezó a mostrar los hilos con los que la administración de Cristina Fernández maneja a sus títeres para montar su estrategia mediática. ¿Quién no se da cuenta, a esta altura, de que la falta de respuestas al tremendo choque del 22 de febrero pasado es lo que hace que el Gobierno pretenda instalar, en la tapa de los diarios, las amenazas del dictador Jorge Videla (¿el gobierno le hizo el reportaje a Videla o arregló con él lo que iba a decir, como habló mal del gobierno pero a vos no te conviene había que fondearlo junto a los avisos clasificados, a dónde querés llegar con el razonamiento?) o la pelea cuerpo a cuerpo entre la Presidenta y Mauricio Macri por el subte (que fue tapa del diario donde escribís, diez o doce veces) o la idea generalizada de que quien informa u opina sobre la responsabilidad del Estado en la tragedia es un cuervo, un buitre o algo peor? (y, salvo honrosas excepciones, es lo que parecieron) En vez de hacer preguntas "de cajón" (hubieras buscado otra imagen, habiendo muertos de por medio) a los funcionarios que asisten a los programas oficiales o que los reciben en sus despachos, muchos periodistas cercanos a este gobierno se encargan de "delatar" (¿por qué las comillas, porque no delatan, porque no es en definitiva delación?) las supuestas tendencias nocivas de otros colegas. Sin ir más lejos, el domingo pasado, al analizar mi última columna en La Nacion, un periodista al que sus propios amigos presentan como "un ministro sin cartera", (el Perro Verbistiky, que lo primero que hace cuando se levanta es leer tus columnas; pero tampoco él tiene la culpa de que a vos tus amigos te conozcan como "un boludo sin remedio") me adjudicó haberme "ilusionado" con que "el dolor de las víctimas tuviera una traducción política". Y me criticó por haber escrito que la catástrofe ferroviaria podría llegar a cambiar el humor de un país entero.(que significa ni más ni menos que eso: ilusionarte con que la tragedia tuviera traducción política) También creyó detectar "destellos bélicos" en la escritura, por haber utilizado la metáfora de que a la Presidenta, quizá, le estaban empezando a "entrar las balas" de la crítica social. (obvio, todos sabemos que la expresión "que le entren las balas" jamás podrá considerarse como evocando lo bélico) Como es inteligente y calculador,(y sí, se nota que son distintos) no llegó a adjudicarme una clara intención "destituyente", pero dejó flotando la sospecha de que podría estar conspirando contra el modelo nacional y popular. (che, ¿y todo éste espiche tuyo contra Verbistky qué tiene que ver con el tema de la columna, que era que los funcionarios del gobierno no admiten preguntas?) A pesar de que inicié la nota con la aclaración de que el término "que le entren las balas" es de uso habitual en la jerga periodística para contar cómo impactan las noticias negativas en la imagen de los presidentes,(o sea que si lo tuviste que aclarar puede ser por varios motivos: no era taaan obvio, vos no la entendías y alguien te la explicó antes a la metáfora, o pensás que todos tus lectores son tarados) escribió para la tribuna algo que sólo existe en su mente conspirativa. (es decir que él no te atribuyó conspirar, pero vos sí a él, sos guacho. eh) Por lo demás, es obvio y comprobable que lo que sucedió en la terminal de trenes está afectando al Gobierno. Tan obvio como el dato de que Cristina Fernández estaba ganando las elecciones en primera vuelta mucho antes de las primarias del año pasado (eso también lo escribí y nadie me adjudicó segundas intenciones).(lo que pasa es que pocas semanas antes dijiste que ganaba Macri, por eso no te tomaron muy en serio)

El señalamiento del colega (¿cuál, el de la metáfora bélica?) no me produce bronca, sino tristeza. (bueno zonzo, tomá un pañuelo y secáte las lágrimas, no te teníamos tan sensible) Se trata de alguien que, entre otros, nos marcó el camino sobre cuál debe ser el verdadero rol del periodismo frente al poder de turno. Nos planteó que un periodista de investigación debía tener la misma actitud frente a Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde o cualquier otro presidente, si durante sus gestiones había actos de corrupción y de soberbia. Jamás nos dijo que debíamos descalificar informaciones (a menos que sean pura fruta, ¿o aun así hay que publicarla igual?, claro, ¿si no, como se escriben tres o cuatro libros de 500 páginas?) o buscar intencionalidad en las opiniones de nuestros colegas.(evidentemente es muy mal profesor porque esta nota demuestra que vos eso no lo aprendiste) Parece que a esta administración ya no le alcanza con no responder preguntas, enviar de prepo y sin motivos a la AFIP (el tercer clásico majulesco: estás flojito de papeles con los impuestos, y te hacés el perseguido) o levantar la publicidad oficial a los medios no adictos. (y dále con la pauta, cualquiera diría que sólo te interesa la guita che) Ahora también nos acusan por opinar.(¿quién te acusa, el periodista, los funcionarios, de qué te acusan?, ojo, que ser pelotudo no es delito, eh, quedáte tranquilo) El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, lo acaba de advertir: "No se puede perseguir desde el Estado al que piensa diferente -alertó-. La crítica es parte de la libertad de expresión y no debe ser censurada".(sí, hablando del terrorismo de Estado y no de la situación actual, ¿no leés los diarios o lo único que leíste del discurso fue la columna de Ventura en La Nación?) Parece una perogrullada, pero en esta Argentina de pensamiento único (debe ser la boludez más gastada de la década, aflojen con eso che: la gente va a creer que hay "pensamiento único" porque el único que piensa es el gobierno) Perogrullo fue denunciado ante la justicia federal y el Gobierno fue aceptado como querellante.(¿¿¿¿, ¿estás seguro de entender la idea "es una verdad de Perogrullo"?)

(°) Las negritas son nuestras, el original acá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente hermano! te felicito. Un laburo de deconstrucción discursiva desde el sarcasmo. Impecable.
el puto de barracas