Nos quedó traspapelado por el caso Nisman algo que hace unos días leíamos en el muro de Facebook de Ernesto "Canaleta" Sanz: "Reclamo urgentemente al Gobierno retornar a la normalidad con la OMC y con la normativa del comercio mundial para no afectar aún más a la economía en su conjunto.
Con el fallo de la Organización Mundial de Comercio adverso a la Argentina, que obliga a revocar el sistema de restricciones a las importaciones, se corta otro de los errores de mayor alcance en sus consecuencias negativas de los que se puede jactar el Gobierno. La OMC no encontró motivos realmente proteccionistas para productos de industria nacional, más bien lo que encontró es que el gobierno argentino puso barreras no permitidas para obstaculizar importaciones. Son los mecanismos que usaba el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. El organismo internacional falló a favor de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. las cinco prescripciones relacionadas con el comercio identificadas por el Grupo Especial y contrarias a las normas de la OMC y del GATT de 1994 son: compensar el valor de las importaciones con un valor al menos equivalente de exportaciones; limitar las importaciones, ya sea en volumen o en valor; alcanzar un determinado nivel de contenido nacional en su producción nacional, hacer inversiones en la Argentina; abstenerse de repatriar beneficios desde la Argentina.
Con el fallo de la Organización Mundial de Comercio adverso a la Argentina, que obliga a revocar el sistema de restricciones a las importaciones, se corta otro de los errores de mayor alcance en sus consecuencias negativas de los que se puede jactar el Gobierno. La OMC no encontró motivos realmente proteccionistas para productos de industria nacional, más bien lo que encontró es que el gobierno argentino puso barreras no permitidas para obstaculizar importaciones. Son los mecanismos que usaba el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. El organismo internacional falló a favor de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. las cinco prescripciones relacionadas con el comercio identificadas por el Grupo Especial y contrarias a las normas de la OMC y del GATT de 1994 son: compensar el valor de las importaciones con un valor al menos equivalente de exportaciones; limitar las importaciones, ya sea en volumen o en valor; alcanzar un determinado nivel de contenido nacional en su producción nacional, hacer inversiones en la Argentina; abstenerse de repatriar beneficios desde la Argentina.
La OMC ratificó todas las cuestiones planteadas por los reclamantes a la Argentina que deberá desmontar en el plazo máximo de seis meses las Restricciones al Comercio que viene aplicandoSi Argentina no cumple los países afectados podrán pedir retiro de concesiones al comercio, esto quiere decir aplicar represalias (retaliaciones) al comercio proveniente de Argentina.
Normalmente las retaliaciones son dirigidas a productos de alta sensibilidad y afectan a las economía regionales. Seguramente y según la dinámica de este gobierno van a dejar para el próximo este problema que aumenta el perjuicio a las muy complicada situación de las producciones regionales.".
Transcribimos íntegramente la entrada (a la que también corresponde la imagen de apertura) porque es ciertamente ilustrativa de la capacidad de concentración de zonceras de cierta gente, que pide que "nos abramos" a un mundo que no termina de comprender como funciona; a menos que por "mundo" traduzcamos EEUU, Europa y Japón, y no incluyamos por ejemplo a Rusia, América Latina, Africa o China: recordemos que ésta misma gente se opuso hace poco en el Senado al acuerdo con los chinos "porque atentaba contra la industria nacional".
En lo que no tienen contradicciones -en cambio- es en el inveterado cipayismo: siempre que el país enfrente un conflicto diplomático, político o comercial, ellos estarán en la vereda de enfrente: si expropiamos YPF, están de acuerdo con Repsol, si los fondos buitres nos embargan la fragata, dicen que hay que pagarles (aunque luego tengan que rebobinar sobre la marcha, ante el consabido papelón), si se intercepta el avión yanqui, están a favor de la embajada; y hasta son capaces de darles la razón a los kélpers, en la disputa por Malvinas; o poco menos.
"Canaleta" Sanz nos advierte las pestes que sobrevendrán sobre nosotros si no hacemos lo que la OMC manda, como si no supiera como funcionan ésta y el GATT realmente: como el complemento a nivel comercial de lo que es el FMI en el diseño de las políticas económicas; como que fueron gestadas en los mismos acuerdos de Bretton Woods con los que las potencias occidentales vencedoras de la Segunda Guerra reestructuraron el mundo, en su propio beneficio.
Potencias que -dicho sea de paso- tienen en esos mismos foros cientos de denuncias de otros países (incluyendo a la Argentina) por prácticas comerciales discriminatorias, anticompetitivas o atentatorias del "libre comercio".
Una idea ésta última hija dilecta de "la mano invisible del mercado", que constituye una falacia: el comercio internacional nunca es "libre" por completo, y siempre se maneja (como debe ser) de acuerdo con los intereses nacionales de los Estados: recordemos si no como vienen fracasando sistemáticamente las rondas de negociación del propio GATT (en Doha y Uruguay), porque los países que ahora nos denuncian a nosotros por afectar el "libre comercio", se resisten a conceder reciprocidad; por ejemplo eliminando los subsidios a la producción agrícola.
Aunque probablemente el senador Sanz no se haya enterado, el comercio internacional es utilizado por lo Estados como arma política, como lo comprueban en el presente el embargo a Cuba, las sanciones a Rusia por su intervención en Ucrania, o la baja del petróleo inducida por EEUU en complicidad con su aliado Arabia Saudita; para perjudicar a los rusos, chinos y otros integrantes "del eje del mal", como Venezuela o Irán.
Más atrás en el tiempo, cuando la Argentina reclamó a los propios EEUU por la eliminación de ciertas barreras arancelarias para productos nacionales que no podían ingresar al mercado yanqui (como los limones, o los tubos de acero sin costura), el gobierno de Obama impuso como condición arreglar los juicios pendientes en el CIADI de compañías norteamericanas.
En la profundidad de su catálogo de zonceras, omite Sanz que las medidas que se cuestionan tienen a proteger -justamente- "productos de alta sensibilidad" a una apertura indiscriminada de la economía, pero generadores de empleo y salarios; como los textiles o el calzado; entre otros. Por esa razón, acá podemos ver el apoyo de más de 20 cámaras empresarias nacionales a las políticas de administración del comercio exterior que implementa el gobierno.
Ni falta hace recordar nuestra experiencias del pasado cuando "nos abrimos al mundo" en el sentido que lo plantea Sanz, y sus resultados en términos de destrucción del aparato productivo, y el tejido social.
Una política nacional industrial en serio debe ser a prueba de zonzos y zonceras (como el "comercio libre"), y si bien no puede agotarse en las medidas arancelarias (obsérvese que hasta se objeta que se exija a las multinacionales integrar mayores partes de producción nacional en sus productos finales), pero que no puede siquiera comenzar sin ellas.
Por no mencionar que es obvio que muchas de las restricciones obedecen a la necesidad de cuidar las divisas; tanto como que parece obvio tener que aclarar que éstas son un activo estratégico, del que debe disponer o definir como se dispone el Estado, y no "la mano invisible del mercado".
Y hablando de zonzos y zonceras, don Arturo Jauretche en su célebre "Manual..." diseccionaba aquélla de "la división internacional del trabajo" (una variante del "comercio libre"), trayendo a colación la opinión de Ulysses Grant (ex presidente de EEUU), invitado a la conferencia sobre librecambio de Liverpool de 1897.
Cuando los ingleses les pedían a los EEUU por entonces que "se abrieran al mundo" tal como hoy pide Sanz, decía Grant, recordado por Jauretche: "Señores: durante siglos Inglaterra ha abusado del proteccionismo, lo ha llevado hasta sus extremos y le ha dado resultados satisfactorios. No hay duda alguna que a ese sistema debe su actual poderío. Después de esos dos siglos Inglaterra ha creído conveniente adoptar el libre cambio por considerar que la protección ya no le puede dar nada. Pues bien, señores, el conocimiento de mi patria me hace creer que, dentro de doscientos años, cuando Norteamérica haya obtenido del régimen protector lo que éste puede darle adoptará libremente el libre cambio."
1 comentario:
La imbecilidad de Sanz (y de la UCR) es inigualable.
Y el tema es que,como decía don Arturo,CUANDO MUERE EL ZONZO VIEJO,QUEDA LA ZONZA PREÑADA.
El Colo.
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