ERA PREVISIBLE

Por Raúl Degrossi

En la medida que resulta cada vez más notoria la incapacidad de la oposición -en su conjunto- para marcar la agenda política nacional, hay un par de cosas que resultaban previsibles.

Una es que esa intrascendencia política termina mellando -más tarde o más temprano- sus propias chances electorales: hay siempre un voto volátil que fluctúa entre una elección y otra, y termina volcándose hacia el que "dicen que puede ganar"; y hoy ya la certeza sobre el inexorable fin de ciclo kirchnerista ha dejado de ser inconmovible, incluso en el universo de los encuestadores, consultores y "formadores de opinión" varios.

Lo otro es que en la misma medida que los culebrones de las internas opositoras pierden atractivo (porque pierden también densidad y trascendencia política), cobra interés la interna del oficialismo; porque todos empiezan a percibir que es allí donde realmente se cocina la definición de las cosas.

De allí que no deba sorprender que los medios hegemónicos (en especial Clarín) que hasta ayer intentaban -una y otra vez- vertebrar una alternativa opositora consistente y competitiva en términos electorales, adviertan que deben virar a jugar -más o menos abiertamente- en la interna del oficialismo.

Sea tratando de ingerir en su resultado instalando un candidato más "amigable" del FPV, sea procurando que esa interna se recaliente y trascienda el marco de corrección en que hasta acá se vino dando, con daño potencial para el conjunto del espacio; en términos electorales.

En ese contexto, el episodio del paso de Scioli por el "Espacio Clarín" en Mar del Plata proveyó la oportunidad para desplegar la nueva táctica, favorecida -claro está- por la actitud del propio Scioli: nadie lo obligó a ir allí, y tampoco puede alegar que desconocía las implicancias de ir; hacia adentro y hacia afuera del oficialismo. 

Si no conocía los riegos denotaría que le falta cierto timming para jugar en las ligas mayores, algo que no parece posible porque si algo se le reconoce al ex motonauta, es justamente su habilidad para moverse evitando las definiciones tajantes, y perdurar años en el primer plano de la política nacional.

Y si los conocía y los minimizó, ahí están los múltiples ejemplos de candidatos opositores a los cuales del abrazo del oso Clarín los catapultó primero, para hundirlos en la intrascendencia después.

No es que desde acá estemos arriesgando la hipótesis de que Scioli busca un trato "amigable" del multimedios para sortear la interna del FPV (cosa que tampoco puede descartarse de pleno); sino simplemente tomando nota del hecho de que ellos siguen su propia hoja de ruta, no necesariamente coincidente con los tiempos de la construcción política y la estrategia electoral. De hecho, la mayoría de las veces resulta claramente divergente. 

Mientras gana tiempo en la justicia para llegar al final del mandato de Cristina sin adecuarse a la ley de medios, Clarín busca -hasta donde puede- instalar más allá de diciembre de 2015 un horizonte de certidumbre para la protección de sus negocios e intereses; lo que desde su lógica resulta perfectamente lógico. 

El problema con esa estrategia -y como enfrentarla- lo tiene la política. No sea cosa que por impericia termine desaprovechando el hecho de que -kirchnerismo mediante- cuatro tapas de Clarín hayan perdido el poder de tumbar a un gobierno.

El kirchnerismo es un fenómeno demasiado complejo como para definirlo solamente por su ya largo enfrentamiento con Clarín, y no todos los que forman parte de él le han dado a ese conflicto la misma importancia y centralidad.

Sin embargo, tampoco se lo puede entender sin incluir en el análisis el conflicto con Clarín, porque es un elemento central en la configuración de su identidad política; tanto como la disputa con las patronales agrarias antes, y la pelea con los fondos buitres, después.

Buena parte del núcleo duro de adhesiones al oficialismo nacional (plataforma mínima indispensable para construir la "electorabilidad" de cualquier candidato del FPV) se explica por esos hitos significativos; además por supuesto de políticas públicas concretas desplegadas durante todos estos años, que mejoraron objetivamente las condiciones materiales de existencia de muchos argentinos.

Esos conflictos marcaron hitos fundamentales no solo en la definición de la identidad kirchnerista, sino en el trazado de las fronteras entre la política y las lógicas corporativas; un modo de gobernabilidad típico del kirchnerismo y que constituye el "piso" desde el cual se puede pensar la política a futuro; si lo que se busca es encarar las transformaciones pendientes para resolver los problemas estructurales que subsisten. 

Para administrar crisis y gobernar a la vieja usanza, sobran candidatos; no hace falta que nos sumemos nosotros a esa oferta.

De allí que -en nuestra modesta opinión- haya que redoblar los esfuerzos para resolver con inteligencia (y convicciones, y definiciones ideológicas y políticas contundentes) la disputa interna del oficialismo, por parte de todos los involucrados en ella, sin pisar el palito que nos pondrán a cada paso; desde que han decidido jugar ahí; en nuestra interna.

Y sin perder de vista el primer dato que aquí se ha apuntado: si de golpe la interna del FPV ha cobrado interés y los que hasta ayer ensayaban mil y una ingenierías para "construir" una oposición quieren jugar ahí, es porque las chances concretas de ganar (en primera o segunda vuelta) existen; y no es cuestión de rifarlas.