LA FRASE

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sábado, 11 de febrero de 2017

LECCIONES POR CORREO


A cualquiera medianamente despierto e informado sobre los asuntos públicos no podrá sorprenderlo en modo alguno que el gobierno de Macri haya decidido perdonarle una deuda con el Estado a las empresas de la familia Macri en condiciones vergonzosas; sobre todo conociendo el historial familiar. Si hasta Majul en otro tiempos (cuando no oficiaba de lenguaraz rentado del régimen) lo contó en uno de sus libros.

Desde la estatización de sus deudas en la dictadura a través de Cavallo y los seguros de cambio, hasta la licuación de sus pasivos por la pesificación  asimétrica en el gobierno de Duhalde, pasando por el contrabando de autopartes a Uruguay o las cloacas de Rousselot, la de los Macri y sus empresas es una larga historia de rapiña sistemática del Estado para hacer negocios.

Siempre aprovechando circunstancias de excepcionalidad, que son las que suele provocar ésta misma gente para –precisamente- medrar con sus negocios: una dictadura, una mega crisis económica e institucional.

Y aunque en éste caso las  circunstancias podrían considerarse normales (Macri llegó a la presidencia ganando las elecciones), la conjunción de un depredador serial del Estado como Franco Macri con un hijo presidente, se está mostrando letal...para los intereses públicos: estamos pagando la terapia más cara de la historia, para que un hijo logre finalmente ser aceptado por su padre.

Es el de la “famiglia” presidencial un botón (grande, eso sí) de muestra de cómo funciona la tristemente célebre “patria contratista”, que reclama “reglas de juego claras y estables” y se dice devota de las leyes del mercado, pero que se ha especializado en desangrar al Estado y convertirlo en un coto de caza de sus negocios, con todos los gobiernos.

Quizás barbaridades como habilitar el blanqueo a los familiares o el acuerdo del Correo lleven a preguntarse cuáles son las razones del apuro por hacer la mayor cantidad de negocios posibles, a la mayor velocidad posible ¿es acaso porque se saben impunes, o es quizás por miedo a que la cosa dura poco y termine mal?

Tampoco podía sorprender el blindaje mediático que rodeó el estallido del caso del Correo en sus primeras horas, para proteger al gobierno: tanto Clarín como La Nación tienen sus propios muertos en el placard que proteger, además de su compromiso político con el gobierno, y los negocios actuales que de él obtuvieron; y seguramente seguirán obteniendo.

Por eso de la “omertá” pasaron rápidamente a la justificación, con argumentos inverosímiles, extraídos de Lopérfido: saquen 30.000, pongan 70.000 millones, saquen desaparecidos, pongan millones desfalcados al Estado, el marco conceptual es el mismo.

Sirvió sí el episodio del Correo como material didáctico de primera mano para entender y explicar como funciona ese blindaje en los medios, y para preguntarse que otros Correos estarán pasando frente a nuestras narices, sin que nos demos cuenta: pensemos que el vergonzoso acuerdo se conoció porque había un expediente judicial, y traspolemos la mecánica de funcionamiento a todos los casos ingresados al blanqueo por ejemplo; donde tanto la UIF como la AFIP extremaron su celo para preservar “el secreto fiscal”, y el proyecto original del gobierno contemplaba meter presos a los periodistas que informaran al respecto. 

Y también nos brinda una importante lección sobre cuanto hay de cierto en aquello del “engaño” en el que cayó el votante de Macri, o los presuntos supuestos en los que basó su voto.

Por si no fueran pocos los antecedentes familiares en negocios con el Estado, y los propios de Macri gestionando en la CABA (con endeudamiento colosal, recortes en salud, educación y vivienda, promesas de obras incumplidas y aumentos siderales de impuestos incluidos), muchos dijeron que lo votaban porque “como es rico no necesita robar”, y “si hizo plata es la de él, no la tuya ni la mía”.

Cuando es precisa y exactamente al revés: es rico (él, su familia) porque robó, de la nuestra y de la de todos, durante muchos años. Y si no nos creen, ahí tienen el caso del Correo para actualizar la información, y resetearse el mate.

Pero éste argumento del “engaño” se cae por su propio peso cuando se puede ver como muchos votantes de a pie de Macri (sería injusto decir que todos, pero muy certero que la gran mayoría) se abroquelan en defensa del presidente y el gobierno ante el escándalo, justificando con argumentos inverosímiles lo que hasta ayer rechazaban con airada indignación; solo porque se trata de otro presidente (el que ellos votaron) y otro gobierno.

Lo que comprueba que como dice el compañero y amigo Adán de Ucea, a muchos no les jodía la corrupción, sino que les jodía el peronismo, la presencia activa del Estado, las políticas de inclusión, la ampliación de derechos, la movilidad social de los de más abajo.

Por eso defienden a Macri, que representa -por su historia pero también por las políticas que viene desplegando sistemáticamente en 14 meses de gobierno- exactamente todo lo contrario.

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