Leemos en la tribuna de doctrina: "En 2012, cuando la inversión extranjera directa (IED) que llegó a la región alcanzó un nuevo récord, la Argentina tuvo un resultado engañoso: el dinero que por este concepto ingresó en el país registró un crecimiento anual de 27%, pero éste no respondió a una entrada "genuina" de inversión, que, de hecho, se contrajo, sino al dinero que las empresas extranjeras no pudieron sacar del país por la prohibición -en vigor desde fines de 2011- de girar utilidades al exterior.
En este contexto, las cifras de la Argentina, donde la IED pasó de US$ 9882 millones en 2011 a US$ 12.551 millones en 2012, harían pensar que el país es un destino especialmente atractivo para los capitales extranjeros. Los analistas, sin embargo, aseguran que eso no es así. "La suba se explica por la imposibilidad de repatriar capitales al exterior -dijo Mauricio Claverí, coordinador de Comercio Exterior y Negociaciones Internacionales de abeceb.com-. En 2011 la remisión de utilidades al exterior sumó 4400 millones de dólares y en 2012 bajó a 225 millones. Esa diferencia explica el salto en la IED."
Con él coincidió el director de Research de Orlando J. Ferreres y Asociados (OJF), Fausto Spotorno: "Las empresas que se quieren llevar sus utilidades al exterior no pueden hacerlo y deben dejar en el país ese dinero, que se contabiliza como IED". El propio informe de la Cepal resalta que en la Argentina "la reinversión de utilidades fue de US$ 7984 millones, más del doble que el año anterior". En diálogo telefónico con LA NACION, Miguel Pérez, uno de los autores del informe, dijo que no le "consta" la prohibición de girar utilidades, pero añadió un dato llamativo: el aumento de las reinversiones se dio pese a que los beneficios de las empresas no aumentaron. "
Al final son como la gata Flora: si no aumenta la inversión, está mal; y si aumenta también, porque es porque no se les permite a las empresas extranjeras radicadas en el país repatriar utilidades.
Una medida que (según la misma nota lo señala) no fue adoptada oficialmente, porque en realidad el gobierno no podría hacerlo: varias veces hemos señalado en éste blog (por ejemplo acá) que debería modificarse la ley de inversiones extranjeras que viene de la dictadura, y fue empeorada por el menemismo; que tiene un régimen extremadamente liberal para permitirles a las empresas remitir ganancias a sus casas matrices, casi sin restricciones.
Lo que si bien no constituye técnicamente fuga de capitales (ya que se trata de remesas legales) si lo es del ahorro y el consumo nacional, hacia el exterior; más allá de que obviamente se supone que el que invierte quiere ganar, a lo que hay que las empresas extranjeras se financian en el país con el acceso al crédito en el sistema financiero local.
La baja sustancial en la remisión de utilidades al exterior de las firmas extranjeras en el país que se produjo el año pasado fue consecuencia de las medidas restrictivas al acceso a las divisas (el famoso "cepo cambiario"), pero como vemos, contribuyó a financiar la inversión con recursos originados en el país.
Y en la práctica las restricciones obraron como medida contracíclica, porque en un contexto de economía en desaceleración, contribuyeron a aumentar la inversión, evitando la salida (legal) de capitales del país
El tema fue tratado en su momento en detalle acá (recomendamos la relectura del post, por su actualidad), explicando los mecanismos instrumentados para disminuir el giro de utilidades; y también plantea la necesidad de debatir la cuestión de cara al futuro, de modo de transformar lo que fue resultado de una situación coyuntural (la escasez de dólares), en una política estructural; que permita financiar la inversión necesaria para el crecimiento, con recursos existentes y disponibles en el país.
Al final son como la gata Flora: si no aumenta la inversión, está mal; y si aumenta también, porque es porque no se les permite a las empresas extranjeras radicadas en el país repatriar utilidades.
Una medida que (según la misma nota lo señala) no fue adoptada oficialmente, porque en realidad el gobierno no podría hacerlo: varias veces hemos señalado en éste blog (por ejemplo acá) que debería modificarse la ley de inversiones extranjeras que viene de la dictadura, y fue empeorada por el menemismo; que tiene un régimen extremadamente liberal para permitirles a las empresas remitir ganancias a sus casas matrices, casi sin restricciones.
Lo que si bien no constituye técnicamente fuga de capitales (ya que se trata de remesas legales) si lo es del ahorro y el consumo nacional, hacia el exterior; más allá de que obviamente se supone que el que invierte quiere ganar, a lo que hay que las empresas extranjeras se financian en el país con el acceso al crédito en el sistema financiero local.
La baja sustancial en la remisión de utilidades al exterior de las firmas extranjeras en el país que se produjo el año pasado fue consecuencia de las medidas restrictivas al acceso a las divisas (el famoso "cepo cambiario"), pero como vemos, contribuyó a financiar la inversión con recursos originados en el país.
Y en la práctica las restricciones obraron como medida contracíclica, porque en un contexto de economía en desaceleración, contribuyeron a aumentar la inversión, evitando la salida (legal) de capitales del país
El tema fue tratado en su momento en detalle acá (recomendamos la relectura del post, por su actualidad), explicando los mecanismos instrumentados para disminuir el giro de utilidades; y también plantea la necesidad de debatir la cuestión de cara al futuro, de modo de transformar lo que fue resultado de una situación coyuntural (la escasez de dólares), en una política estructural; que permita financiar la inversión necesaria para el crecimiento, con recursos existentes y disponibles en el país.
1 comentario:
Yo que The Nation me iría del país, invertiría en otro lado con mejor "clima de negocios". Nos los extrañaríamos.
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