DE GRIFOS Y CORRALITOS

Leemos en Ambito Financiero de ayer uno de los resultados más interesantes que arroja el balance del Banco Central para el primer trimestre del año: la remisión de dividendos y utilidades al exterior por parte de las empresas extranjeras radicadas en el país disminuyó un 87 % en relación al mismo período del año pasado; pasando de 354 millones de dólares a apenas 46.

Eso implica que -de mantenerse la tendencia durante todo el año- los giros al exterior por ese concepto pasarían de 4354 millones de dólares, a apenas 138, disminuyendo así una de las principales vías de fuga de capitales.

Tal como se señala en la nota, el resultado fue producto de algunas medidas tomadas por el gobierno con ese fin, como por ejemplo forzar en aquéllas empresas en que el Estado tiene participación a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, que no se distribuyeran dividendos sino que se invirtieran las utilidades en el país; así como a través del Banco Central se incrementaron las exigencias de capital mínimo a los bancos para operar; algo que en su momento fue comentado acá.

Como dice el artículo, la medida del BCRA implica que por lo menos por dos años (al estilo Barrionuevo) los bancos extranjeros no puedan distribuir utilidades entre sus accionistas, y por ende, girar dólares al exterior por ese concepto.

Otra noticia aparecida en los diarios de ayer nos muestra la importancia estratégica de la medida:

Los bancos están entre las empresas que más utilidades han obtenido en el país estos últimos años, y entre éstos (además de los bancos públicos) figuran en un rol importante los bancos extranjeros, como podemos ver acá:

 

 Estos datos demuestra entonces que las medidas que el gobierno ha ido adoptando (aun sin modificar la ley de inversiones extranjeras de la dictadura, empeorada por el menemismo), aunque se las tilde de toscas, tienen un sentido y una lógica; y aunque estén probablemente aceleradas por la restricción de la disponibilidad de dólares en el mercado, están produciendo resultados en orden a disminuir uno de los factores clásicos de vulnerabilidad de nuestra economía; que venía reemplazando en los últimos tiempos al condicionamiento de los servicios de la deuda externa, que fueron disminuyendo su peso sobre el conjunto de la economía a partir de la política de desendeudamiento emprendida desde el 2003.

Pero además en el caso de los bancos, las medidas tomadas por el BCRA para exigirles aumentar el capital integrado (disminuyendo en la misma proporción la posibilidad de distribuir dividendos y girar utilidades) no ha afectado la rentabilidad del conjunto del sistema; que está sólido y con una enorme liquidez.

Lo cual es la desmentida más grande a los famosos mails anónimos que hablaban de un nuevo "corralito", con el sólo propósito de desestabilizar al gobierno.