LA FRASE

"ELCOMITÉ DE CRISIS POR LA GUERRA EN MEDIO ORIENTE LO DISOLVÍ AL DÍA SIGUIENTE DE CREARLO PARA QUE VEAN QUE VOY EN SERIO CON LO DE ACHICAR EL ESTADO." (JAVIER MILEI)

lunes, 9 de agosto de 2021

CRISTINISTAS SOMOS TODOS

 


¿Tiene Cristina Kirchner hoy más centralidad política incluso que la que tenía cuando era presidenta? No hay forma de establecerlo con certeza, pero ciertamente no tiene menos: como Perón en su momento (sí, piérdanle el miedo a la comparación, en éste punto), es el metro patrón de la política argentina, el parte aguas que separa y divide, al mismo tiempo que mide, y pone en perspectiva al resto. 

Cristina suscita pasiones: amores y odios igual de intensos (como Evita, otra comparación a la que hay que perderle el miedo), pero jamás indiferencia: un simple posteo suyo en las redes sociales dispara horas de radio y televisión, o cataratas de réplicas para analizarlo, desmenuzarlo, buscarle los significados ocultos o simplemente intentar refutarlo.

La política en la Argentina se define hoy, primero y antes que nada, a favor o en contra de Cristina, pero nunca sin ella, o siéndole indiferente. Alguno dirá que es la actualización a estos tiempos del clivaje peronismo-antiperonismo que persiste en dominar el escenario político nacional desde 1945, y bastante de eso hay. Hemos dicho acá muchas veces que la intuición gorila (por rechazo visceral) suele ser más sensible que ciertos "paladares negros" del peronismo, que se empeñan en negar lo obvio: no hubo gobiernos más peronistas en la Argentina, después de los del propio Perón, que los de Néstor y Cristina.

La renovada centralidad de Cristina, su empecinada y empedernida vigencia política, han superado todos los intentos de jubilarla, y darla por muerta, en términos políticos: así como Néstor decía "somos peronistas, nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio", en los días inaugurales del macrismo en el poder el periodismo hegemónico acuñó la expresión "cristinismo" con sentido peyorativo: era el sinónimo de una secta  presuntamente minoritaria, menguante y aislada, dentro y fuera del peronismo.

Y no solo ellos: del otro lado de la grieta, los que reclamaban autocrítica renegando de las cadenas nacionales y los patios militantes decían lo mismo de otro modo, cuando también calificaban peyorativamente al kirchnerismo como poco menos que un "club de fans" de la principal figura política del país. Todos (o casi todos) los que amagaron, mil y una vez, con distintas fórmulas y encarnaduras, construir el "post kirchnerismo" terminaron fracasando, y los menos necios, rendidos ante la evidencia y reconociendo que no se puede hacer política desde el peronismo, prescindiendo de Cristina.

El propio "Frente de Todos" es resultado de esa certeza, como la bisectriz donde se encontraron la decisión de Cristina de enterrar el hacha olvidando viejas cuestiones, con los pasos en la misma dirección que dieron los que por años la criticaron; con argumentos sospechosamente parecidos a los de la oposición. El ejemplo emblemático al respecto es Sergio Massa: sigue teniendo tantas ambiciones y tan pocos escrúpulos como cuando se ofrecía al poder real (uno más y van) como la garantía para ponerle freno; pero aprendió rápidamente que enfrentando a Cristina estaba destinado a consumir su proyecto político personal en el mismo fuego que antes devoró a otros, y cree que puede coronar su objetivo con su venia, o por lo menos sin su veto explícito.  

En el peronismo hoy, salvo expresiones marginales, todos quieren llevarse bien con Cristina, aunque algunos abunden más que otros en las zalamerías. El que no proclama ser "el equipo Cristina" se ocupa en destacar que su lista es "la lista de Cristina", esperando todos que se les pegue algo de su magnetismo electoral. El que carece de volumen electoral propio buscará la foto con Cristina o armará los afiches donde aparezca ella, tal como en los tiempos de Perón se utilizaba, con los mismos fines, una foto con el general en Puerta de Hierro, una carta de apoyo firmada de su puño y letra, o una grabación.   

La oposición, incluso, es más "cristinocéntrica" que el peronismo y sus aliados en el "Frente de Todos": cuatros de copa de la política como Negri, Pullaro o Barletta publicitan sus candidaturas diciendo que van al Congreso "para frenar a Cristina", o ponerle límites, en un vano intento por querer subirse al ring para una pelea en la que no pueden, simplemente, competir, porque están en otra categoría. Si hasta recién llegados a la política como Carolina Losada, o recién idos como Randazzo solo pueden "construirse" y construir su discurso, hablando de Cristina.

El poder real y sus voceros mediáticos están pendientes de los movimientos de Cristina, y si no los c conocen con anticipación (lo que los pone frenéticos), los imaginan, o los inventan. No les preocupa el crecimiento de la izquierda o el peligro de una revolución, ni siquiera un posible estallido social conducido por los movimientos sociales o producido en forma espontánea: su único desvelo es Cristina.

Claro que tamaña centralidad, de tamaña figura, interpela también al "Frente de Todos", la construcción electoral que resultó exitosa para desplazar al macrismo del poder; pero que todavía no adquirió, en el gobierno, el espesor relevante como para expresar con mayor fuerza a los sectores sociales que constituyen su base electoral, y empujar en el sentido de tomar decisiones más trascendentes que la simple administración de la crisis. La construcción desde allí -o al menos desde sus sectores más dinámicos- de una "Cristina colectiva" todavía espera. 

A tono con su decisión de correrse de lo que -en nuestra opinión- hubiera sido su tercera presidencia, Cristina habla poco, pero cuando habla dice: "funcionarios que no funcionan", "que se busquen otro laburo", pregunta insistentemente como y quienes van a pagar la deuda, pide alinear precios salarios y tarifas, ordena internas, en fin: no requiere de mayores esfuerzos interpretativos. Y si bien Cristina en sí misma (como decíamos acá) representa un fenómeno digno de análisis precisamente por ello, habrá que pensar si  no llegará el momento en que se canse que hablen de ella, y reclame que cada uno empiece a hablar más de sí mismo, y de que piensa hacer en el futuro, y como lo hará.

5 comentarios:

K-beza dijo...

Ahhhhhh, nada cómo empezar la semana leyendo vuestros exquisitos análisis compañeros. Fuerte abrazo peroncho desde Gorilandia II (Tandil), la 1ra sigue siendo la ciudad de Bs As, ocviamente.

canalla dijo...

Excelente nota. Chapeau. Abrazo peronista

Raúl C. dijo...

Estoy muy lejos de no tomar en serio a la política, en especial el fenómeno del antiperonismo.
Pero desde 2008 aproximadamente tengo la sensación, cada vez más fuerte, de que aquí hay un problema psicológico de UNA persona:
La obsesión absolutamente enferma de Héctor Magnetto hacia Cristina.
Una persona con mucho poder y con un desequilibrio mental. No es el primer caso, claro.
El antiperonismo tiene más de 70 años, seguro, pero el matiz que adopta ahora parece estar muy influido por esa circunstancia.

silvestro dijo...

Excelente nota e impecable análisis con el que concuerdo. Yo como tantos que no eramos peronistas e incluso gorilas fue Nestor y Cristina quienes no hicieron peronistas, con sus luchas, con sus políticas, su visión hacia donde debería ir el país, como no hacerse peronista si en 65 años que tengo los mejores 12 años de mi vida fueron con ellos. HLVS

Anónimo dijo...

Todo dicho y explicado, no hace falta más...el post orienta hasta la interpretación de la coyuntura electoral, para adentro y para afuera - Kña