LA FRASE

"QUE DESDE LA VICEPRESIDENCIA SE SOSTENGA UNA AGENDA QUE NO SEA LA DEL GOBIERNO ES ALGO QUE NUNCA SE HA VISTO." (JULIO COBOS)

jueves, 21 de julio de 2016

PROBLEMAS DE SUSPENSIÓN


Lo que está ocurriendo con la industria automotriz en el país ilustra en buena medida sobre las restricciones que enfrentaba el modelo productivo del país en los años del kirchnerismo, que todo indica tienden a agravarse a partir de las decisiones de política económica que viene tomando Macri desde que asumió.

Durante los gobiernos de Néstor y Cristina, la industria automotriz fue una de las mimadas de un modelo que apostaba fuerte al consumo interno, la generación de empleo y la recuperación de tejido industrial, con sus beneficios y costos.

Por el lado de los beneficios, el sector aportaba demanda de mano de obra y proveía empleo calificado y con buenos salarios tomando en cuenta el promedio, pero al mismo tiempo presionaba fuerte sobre la balanza comercial y la de pagos demandando divisas para atender las importaciones de autopartes, por la escasa integración de piezas y partes nacionales en los vehículos terminados.

Desde el punto de vista del balance de divisas y si bien la industria automotriz tuvo buenos desempeños exportadores, era claramente demandante de divisas y contribuyó desde allí a agravar el fenómeno de restricción externa que se agudizó en el segundo mandato de Cristina.

El generoso apoyo que el gobierno dio al desarrollo del sector estimulando la demanda por un lado y favoreciendo fuentes de financiamiento por el otro (es recordado el caso de GM y su planta de Alvear en el sur de la provincia, con un préstamo del FGS de Anses) puso más el énfasis en la creación y el sostenimiento de los puestos de trabajo, que en el avance en un proceso creciente de integración de partes nacionales (en el que no obstante hubo algunos avances) en el ensamblado de los vehículos.

Se trata, claro, de un sector absolutamente extranjerizado porque todas las terminales automotrices que operan en el país corresponden a empresas multinacionales, cuyas estrategias de costos, proveedores y desarrollo de cadenas de valor responden a la lógica globalizada de esos capitales, más que a las exigencias de un determinado modelo de desarrollo nacional.

Ya en estos tiempos de “Cambiemos”, avanza en el Congreso nacional un proyecto de ley para el desarrollo de la industria nacional de autopartes, con importantes beneficios para el sector de las automotrices para incentivarlas a incorporar progresivamente mayores piezas y componentes nacionales en las unidades; y otras herramientas para capear el temporal que se le presenta al sector por la brutal caída de la demanda de Brasil, destino principal de sus exportaciones.

Mientras la ley se discutirá en el Senado tras un amplio apoyo en Diputados (incluyendo al oficialismo y al FPV) y como podemos ver acá las empresas del sector están produciendo suspensiones de personal en forma masiva; y hay quienes aventuran que en breve se transformarán en despidos, si la situación no mejora y cuando hayan agotado los stocks de producción que hoy están tratando de comercializar en un mercado interno cada día más complicado por la política económica del gobierno, y en un mercado externo que ofrece pocas perspectivas alentadoras.

Sin prejuzgar sobre el éxito de una política que aun no ha comenzado siquiera a aplicarse (la ley está pendiente de aprobación final en el Senado, como dijimos), no está claro que los beneficios que se le otorgarían al sector (ya favorecido por Macri con la eliminación de las retenciones a las exportaciones) tengan como contrapartida dde su parte sostener los planteles de persona, evitando las suspensiones y los despidos.

Incluso desconocemos si el proyecto condiciona -como sería deseable- el otorgamiento de los beneficios impositivos y crediticios que establece para el sector, a que las empresas de éste no produzcan despidos o suspensiones de personal.

Los antecedentes al respecto no permiten ser optimistas: recordemos que muchas de las automotrices firmaron aquél “compromiso” (enlace al post anterior) con el gobierno por el cual se comprometían a evitar despidos y suspensiones pero solo por 90 días, y sin ninguna sanción ni consecuencia jurídica en caso de incumplimiento.

Y recordemos también que la ley anti-despidos vetada por Macri (a propósito: ¿nadie piensa instar en el Congreso el tratamiento del veto para intentar rechazarlo?) no solo prohibía los despidos, sino también las suspensiones, como las que están produciendo masivamente las automotrices.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Agua y ajo, votaron un cambio por que les jodia ganancias. Todavia pagan ganancias y ya le empiezan a ver la cara al desempleo. A vivir con eso.