En un punto esta nota de Mariano Obarrio en La Nación de hoy es una confirmación de la conclusión a la que llegábamos en éste post: si las elecciones fueran hoy, el kirchnerismo volvería a ganar, y la oposición está en problemas.
Porque como pasó en el 2007 y el 2011 (la del 2009 fue la excepción que confirma la regla), comenzó la campaña para teñir de antemano de sospechas el proceso electoral, y deslegitimar los resultados.
Todos recordamos las denuncias de Carrió en el 2007 (jamás formalizadas, menos comprobadas) y la famosa "legitimidad segmentada", y hace poco tuvimos un revival, con las esotéricas declaraciones de Lavagna sobre un supuesto fraude a gran escala en las elecciones del 2011.
A lo que hay que sumar el papelón protagonizado por Bullrich, Pinedo y Stolbizer en el juzgado electoral de la provincia de Buenos Aires las elecciones pasadas, las dudas sobre la realización de las PASO (en el 2011 y ahora), las dificultades que plantearía la incorporación de los jóvenes a partir de las 16, y así podríamos seguir.
Y al igual que en el 2007 y el 2011 se vuelve a consultar a los jueces electorales (que deberían abstenerse de opinar sobre sistemas electorales, lo que no es su función), y aparecen los mismos fantasmas de siempre: que quien hace le escrutinio provisorio, que como se distribuyen los fondos para los partidos o los espacios publicitarios (siendo que la reforma del 2009 garantizó por primera vez en la historia la más absoluta igualdad al respecto), etc.
Como también aparecen las alquimias institucionales milagrosas: que todo esto (que no se sabe bien que es, y nunca termina en nada) se soluciona con la boleta única, porque (y ahí se le van las patas a la sota) muchas fuerzas tinen candidatos de sobra (todos los días aparece uno nuevo), propuestas, programas, equipos, ideas, todo para resolver de un plumazo todos los problemas del país, pero...no tienen fiscales.
Porque no tienen militantes, porque son (en el mejor de los casos) sellos de goma, cáscaras vacías, inventadas detrás de un figuretti que entiende que la política pasa exclusivamente por desfilar por las radios y los canales de televisión.
Alquimias institucionales (como la boleta única, o el voto elctrónico) presentadas siempre como la panacea, pero resulta que -por ejemplo- en Venezuela hay boleta única, voto electrónico y unidad opositora, e igual perdieron, y Capriles denuncia fraude, como profecía autocumplida anunciada antes de que se contaran los votos.
Historia repetida, que cansa y aburre, porque además esta gente apunta con esto a socavar la legitimidad de los gobiernos que no les gustan, pero ganan elecciones, y cómo: como ganó Cristina en el 2011.
Es más fácil plantear que hay fraude (o clientelismo) que ponerse a hacer política en serio, y -de parte de los medios- aceptar que sus deseos más íntimos, no siempre terminan coincidiendo con la realidad; y acumulan una tras otra pifia por confundir una cosa con la otra, y pronosticar cosas que terminan no sucediendo.
O en todo caso y para quitarle dramatismo al tema o mirarlo con simpatía, un indicador más de que por el lado de la oposición (mediática, política) hay algo así como olor a nardo electoral.
1 comentario:
hay que ganar como sea!!!
a ver quien tiene ganas de hacer la prueba:
http://www.corrientesaldia.info/es/articulo/157110/El-kirchnerismo-en-2011-ya-habia-iniciado-el-fraude-en-el-padron-electoral
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