Sobre la concesión de la autopista Santa Fe-Rosario, leemos al gobernador en el diario del grupo Vila-Manzano: ""...la empresa no cumplió con el objetivo principal que era la repavimentación total de la autopista. Vamos a volver a concesionarla pero el Estado se va a hacer cargo de la repavimentación, la concesión será para mantenimiento y prevención pero sin obras de fondo", explicó y anticipó que mientras tanto trabajarán en los nuevos pliegos. Lifschitz expresó que de acuerdo al resultado los informes, "surgirán los elementos que indiquen los grados de responsabilidad y si corresponden sanciones".".
Hagamos un poco de historia: este socialismo tan raro que tenemos en Santa Fe (que al decir de Binner "confía en la mano invisible del mercado") asumió el gobierno de la provincia en el 2007 criticando todas las privatizaciones de los gobiernos de Reutemann y Obeid, menos una: la concesión de la autopista Santa Fe-Rosario (obra de Mercier) a un consorcio liderado por Dycasa, que la gestionó por más de 15 años.
Tanto que también por boca de Binner supimos que para ellos ésa fue "la mejor privatización de Reutemann", tanto que -como contábamos acá- al asumir "renegoció" el contrato aumentando los peajes y prorrogó de hecho la concesión vencida, hasta que se la adjudicó primero en forma directa por el Decreto 1034/10 a un consorcio de empresas que ni siquiera llegó a constituirse legalmente en forma; y luego por licitación y por 10 años (Decreto 2236/10, ambos de Binner), a otro consorcio integrado por otro grupo de empresas múltiples beneficiarias de obra pública en las gestiones del FPCyS; encabezado nada menos que por Pecam, el Gualtieri o Lázaro Báez (elijan ustedes el ejemplo que más les guste) del socialismo.
En ese entonces se dijo que la licitación era modelo, que al término de la concesión la autopista estaría íntegramente pavimentada en sus dos manos y trazas, que se agregaría un tercer carril, que sería una "autopista inteligente" y hasta se habló de un "corredor ecológico", con la implantación de miles de ejemplares de árboles a lo largo de la traza. Hoy, transcurrida poco más de la mitad de la vigencia del contrato de concesión ni siquiera se repavimentó la tercera parte de la traza, se dice que el contrato tal cual está planteado "es inviable", y se habla de rescindirlo.
De las declaraciones del gobernador y sus funcionarios surge que la rescisión sería "de mutuo acuerdo" con la concesionaria, cuando estaban absolutamente dadas las condiciones para que la provincia la rescindiera unilateralmente por culpa de la concesionaria, por haber incurrido en groseros incumplimientos del contrato; en especial del plan de obras.
Claro que al hacerlo "amistosamente" Pecam y los demás amigazos de salvan de la ejecución de la garantía, sin que además sepamos si en el transcurso del contrato en algún momento se les aplicaron las sanciones que el mismo contrato preveía en caso de incumplimientos. Y por supuesto que de esa manera tampoco le queda el precedente negativo de una sanción en el Registro de Licitadores, que le impida en el futuro seguir accediendo a contratos de obra pública del gobierno provincial.
Pero lo más sorprendente es lo que dicen que harán luego de rescindir el contrato: volver a llamar a licitación para dar en concesión el mantenimiento y conservación de la autopista (básicamente, cortar el pasto de las banquinas), cobrando el peaje; mientras la provincias hace con sus fondos propios (o sea, los de nuestros impuestos) las obras de mayor envergadura que el destrozado corredor demanda. Es decir un negocio donde el Estado vuelve a ser el socio bobo, y los privados ganan plata sin esfuerzo ni inversiones.
Que no es ni más ni menos que lo mismo que está haciendo ya ahora el gobierno de Lifschitz con las rutas provinciales otorgadas en concesión a consorcios de municipios y comunas bajo el régimen de la Ley 11.204 (otro invento de Reutemann y Mercier en la década del 90'): afrontar las obras mientras los deja cobrar peaje (que al igual que los de la autopista no son baratos, ni mucho menos) por no hacer prácticamente nada a cambio. Esta misma semana se supo que por esa vía el gobierno transfirió 88 millones de pesos al consorcio que explota la ruta 14 en el sur de la provincia.
Cabría preguntarse entonces para que cornos está la Dirección Provincial de Vialidad (la de la "emergencia vial"), y si no podría hacerse cargo directamente de la autopista y esos corredores, incluso manteniendo el sistema de peaje, pero cobrándolo la provincia para reinvertirlo en obras. Y también si en la transición entre la "rescisión de mutuo acuerdo" de la concesión de ARSSA S.A. y la asunción de un nuevo concesionario elegido por licitación no aparece otra contratación directa como la del Decreto 1034/10, con algún grupo de amigos que anden por ahí con ganas de dar una mano.
Tanto que también por boca de Binner supimos que para ellos ésa fue "la mejor privatización de Reutemann", tanto que -como contábamos acá- al asumir "renegoció" el contrato aumentando los peajes y prorrogó de hecho la concesión vencida, hasta que se la adjudicó primero en forma directa por el Decreto 1034/10 a un consorcio de empresas que ni siquiera llegó a constituirse legalmente en forma; y luego por licitación y por 10 años (Decreto 2236/10, ambos de Binner), a otro consorcio integrado por otro grupo de empresas múltiples beneficiarias de obra pública en las gestiones del FPCyS; encabezado nada menos que por Pecam, el Gualtieri o Lázaro Báez (elijan ustedes el ejemplo que más les guste) del socialismo.
En ese entonces se dijo que la licitación era modelo, que al término de la concesión la autopista estaría íntegramente pavimentada en sus dos manos y trazas, que se agregaría un tercer carril, que sería una "autopista inteligente" y hasta se habló de un "corredor ecológico", con la implantación de miles de ejemplares de árboles a lo largo de la traza. Hoy, transcurrida poco más de la mitad de la vigencia del contrato de concesión ni siquiera se repavimentó la tercera parte de la traza, se dice que el contrato tal cual está planteado "es inviable", y se habla de rescindirlo.
De las declaraciones del gobernador y sus funcionarios surge que la rescisión sería "de mutuo acuerdo" con la concesionaria, cuando estaban absolutamente dadas las condiciones para que la provincia la rescindiera unilateralmente por culpa de la concesionaria, por haber incurrido en groseros incumplimientos del contrato; en especial del plan de obras.
Claro que al hacerlo "amistosamente" Pecam y los demás amigazos de salvan de la ejecución de la garantía, sin que además sepamos si en el transcurso del contrato en algún momento se les aplicaron las sanciones que el mismo contrato preveía en caso de incumplimientos. Y por supuesto que de esa manera tampoco le queda el precedente negativo de una sanción en el Registro de Licitadores, que le impida en el futuro seguir accediendo a contratos de obra pública del gobierno provincial.
Pero lo más sorprendente es lo que dicen que harán luego de rescindir el contrato: volver a llamar a licitación para dar en concesión el mantenimiento y conservación de la autopista (básicamente, cortar el pasto de las banquinas), cobrando el peaje; mientras la provincias hace con sus fondos propios (o sea, los de nuestros impuestos) las obras de mayor envergadura que el destrozado corredor demanda. Es decir un negocio donde el Estado vuelve a ser el socio bobo, y los privados ganan plata sin esfuerzo ni inversiones.
Que no es ni más ni menos que lo mismo que está haciendo ya ahora el gobierno de Lifschitz con las rutas provinciales otorgadas en concesión a consorcios de municipios y comunas bajo el régimen de la Ley 11.204 (otro invento de Reutemann y Mercier en la década del 90'): afrontar las obras mientras los deja cobrar peaje (que al igual que los de la autopista no son baratos, ni mucho menos) por no hacer prácticamente nada a cambio. Esta misma semana se supo que por esa vía el gobierno transfirió 88 millones de pesos al consorcio que explota la ruta 14 en el sur de la provincia.
Cabría preguntarse entonces para que cornos está la Dirección Provincial de Vialidad (la de la "emergencia vial"), y si no podría hacerse cargo directamente de la autopista y esos corredores, incluso manteniendo el sistema de peaje, pero cobrándolo la provincia para reinvertirlo en obras. Y también si en la transición entre la "rescisión de mutuo acuerdo" de la concesión de ARSSA S.A. y la asunción de un nuevo concesionario elegido por licitación no aparece otra contratación directa como la del Decreto 1034/10, con algún grupo de amigos que anden por ahí con ganas de dar una mano.
4 comentarios:
Cuando haya algún siniestro vial...quien va a responder? El que no corto el tuyo o el que no te pavimento?
Y después estos impresentables se suman al coro gallináceo de críticas por doquier a la gestión kirchnerista, con el versito de la corrupción en obras públicas.
Y ésto que están haciendo, cómo se llamaría? Pasa que, o son muy corruptos, o no tienen huevos para poner límites a los privados. Obviamente, me inclino por la primera opción.
Hace nueve años que gobiernan la provincia. Viajan de Rosario a Santa Fe permanentemente. Y la autopista que usan esta destruída. Era tan fuerte el me llevo,que privilegiaron el negocio antes que la seguridad de ellos mismos que usaban todos los días la autopista.Cabezas de termo.
Eso sí, los republicanos y transparentes,te ponían el cartelito en los peajes "Autopista sin subsidio del gobierno nacional". O sea que el mensaje de estos gorilas era que el asfalto es un desastre porque Cristina discrimina a la pcia. de Santa Fe.
Y si es una autopista provincial ¿porqué la iba a subsidiar el Estado Nacional? ¿Porqué? Cabezas de termo y uñas bien largas.
El Colo.
Creo recordar que también se dio el curro del cultivo de las amplias banquinas de la autopista. Soja había.
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