LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 28 de agosto de 2016

UN CAMPEÓN SIN MEDALLA



A raíz de su participación en los recién finalizados juegos de Río, se viralizó en las redes sociales éste reportaje de la revista El Gráfico a Braian Toledo, el pibe que compitió en lanzamiento de jabalina y con solo 22 años terminó entre los diez mejores del mundo en la especialidad.

El mismo pibe que en la campaña presidencial del 2011 protagonizó uno de los spots de Cristina, como se ve en el video de apertura.

El reportaje es tremendamente revelador porque es el propio Braian el que cuenta en primera persona su difícil experiencia de vida, y todo lo que tuvo que pasar desde chico: la pobreza, el abandono, la violencia, la disgregación familiar. Una historia que por supuesto no es exclusiva suya, pero que en éste caso impacta por la notoriedad del protagonista.

Una historia en la que aparecen la importancia de que Estado apoye al deporte como herramienta para sacar a los chicos de la calle y ayudarlos a conseguir un futuro mejor, pero también la pobreza y todo lo que ella trae aparejado, sus carencias y como condicionan la vida de las personas.

Pese a los notables logros conseguidos en la década pasa en la reducción de la pobreza y la indigencia, sigue habiendo lamentablemente muchos otros Braian que no encontraron el modo de superarlas, y por el contrario, con velocidad asombrosa venimos retrocediendo en esa meta, como consecuencia de las políticas desplegadas por un modelo excluyente, que expulsa en lugar de incluir, y profundiza la verdadera brecha (la de la injusticia social), en lugar de igualar.

El ejemplo de Brian demuestra cabalmente como el esfuerzo personal (crucial además en un deporte individual) y la mano tendida en el momento oportuno (desde la escuela, el entrenador o el Estado a través del ENARD) van de la mano, desmintiendo el mito liberal de la “perfecta igualdad de oportunidades” y la “meritocracia”.

Cuando emprendió su propio camino de esfuerzo para tener una vida mejor para él y para los suyos Braian seguramente no se propuso ser modelo para nadie, pero vaya si lo es: un ejemplo de deportista pero además y ante todo, un ejemplo de vida.

Para contrastar con tantas estrellas y estrellitas, nacientes y consagradas, que el propio mundo del deporte profesional nos pone por delante a diario, que a veces ni siquiera nacieron -como Braian- en la pobreza, las carencias y las dificultades; y a los que los negocios que se mueven en torno al deporte les posibilitaron tener un buen pasar para ellos, su familia y sus afectos.

Tipos que no obstante tener “todo resuelto” siempre parecen conflictuados y problemáticos, y no precisamente por tener que caminar dos cuadras en invierno para encontrar una canilla pública de la que sacar agua para llevar a su casa.

O que siempre tienen problemas para “motivarse” o representar a su país, sin tomar conciencia de que son -lo quieran o no- modelos que los pibes miran, y eventualmente siguen.

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