“La rentabilidad esperada de las
opciones de inversión productiva resulta escasa como consecuencia de la
recesión interna, la apertura comercial, la agudización de la apreciación
cambiaria y las escasas o nulas políticas industriales. En paralelo, se presentan
elevados rendimientos en dólares de las tasas de interés, especialmente de las
Lebac, instrumento financiero que se está constituyendo en una verdadera bomba
tiempo fiscal y cambiaria para la economía argentina por el elevado
endeudamiento que implica para el Banco Central. En este escenario la inversión
financiera desplaza a la productiva y no se logra mitigar la fuga de capitales.”.
“De allí que en lugar de una
reactivación de la inversión, como esperaba el gobierno, la fuga de capitales
al exterior trepó a USD 11.000 millones de dólares en los primeros nueve meses
del año. Se trata de una magnitud similar a la que tuvieron las colocaciones de
deuda del gobierno nacional si se descuentan las cancelaciones de vencimientos
de ese período. Por consiguiente, la deuda pública nacional sirve para
refinanciar vencimientos de deuda y cubrir el déficit fiscal, al tiempo que
garantiza las divisas requeridas para la fuga de capitales al exterior.”.
“Bajo estas circunstancias, y a
contramano de los brotes verdes que persistentemente plantean los erráticos
pronósticos del gobierno, se asiste a una recesión económica (-2,3% interanual
en los primeros 8 meses) que aun no da indicios sólidos de haber alcanzado su
piso. Esta contracción del nivel de actividad se explica especialmente por el
mal desempeño de la industria y la sensible caída de la construcción (-4,6% y
-12,8% interanual en los primeros tres trimestres del año, respectivamente),
las cuales profundizaron sus retracciones en septiembre. En el caso de la construcción
esta caída es indisociable de la disminución del gasto real en obra pública.”
“Por el lado de la demanda,
además del bajo nivel de inversión, se advierte un significativo deterioro en
los indicadores de consumo privado, que también se acentuaron en los últimos
meses. Ello se encuentra asociado, por un lado, a la caída del salario real
como consecuencia de la inflación más alta de las últimas dos décadas, y, por
el otro, al aumento de la desocupación que tiene sus raíces en la caída del
empleo privado en la industria y la construcción. Al respecto, cabe resaltar
que, paradójicamente a los enunciados oficialistas en la materia, el único
factor que morigeró la caída del empleo registrado total durante los primeros
tres trimestres del año fue la expansión del empleo público que compensó la
contracción del empleo privado. A ello debe adicionarse la caída del empleo no
registrado, que es la principal variable de ajuste en períodos recesivos.”
“De este modo, la baja relación
deuda externa con privados/PIB, producto de más de una década de la política de
desendeudamiento, se encuentra en una acelerada reversión. En el cuarto
trimestre de 2015 dicho ratio era del 10,3% para elevarse al 19,5% en el
segundo trimestre de 2016. Por su parte, la deuda pública total, que alcanzaba
el 33,9% del PIB, trepó al 45% en el segundo trimestre de 2016. Se trata de un
vertiginoso incremento que registra límites en el corto plazo.”.
“Durante los primeros nueve meses
del año la formación de activos externos del sector privado no financiero
alcanzó USD 10.022 millones. Si a este indicador se le resta la variación de
los depósitos en dólares se obtiene una aproximación a la fuga de capitales al
exterior, la cual ascendió a USD 11.170 millones. Es el doble que lo registrado
en el mismo período de 2015.”.
“La desregulación del mercado
cambiario, las elevadas tasas de interés y las escasas oportunidades de
inversión productiva condujeron, al igual que en la década del noventa, a que
la fuga de capitales sea financiada a través del endeudamiento externo. A tal
punto que la deuda pública nacional acumulada, descontado los vencimientos,
alcanzó a USD 10.332 millones, un monto similar al stock de la fuga de
capitales.”.
“Desde la asunción de la alianza
Cambiemos el stock de Lebac creció en dólares el 57% hasta septiembre, lo que
implicó que en ese mes se alcance un stock acumulado de USD 42.295 millones. Se
trata del activo financiero por excelencia que promovió el desplazamiento de la
inversión en la economía real hacia la financiera. Sus altos rendimientos en
dólares, que alcanzan el 23,7% en 2016, y el ancla cambiaria constituyeron un
escenario propicio para la valorización financiera de capital. Se debe resaltar que ante un cambio de
expectativas los inversores podrían abandonar las letras y adquirir dólares. En
este contexto, para no provocar un drenaje de reservas, el Banco Central
debería acceder a un nuevo endeudamiento. Se trata de una verdadera bomba de
tiempo fiscal y cambiaria.”.
“El déficit financiero se
incrementó 32% en términos interanuales, empujado no sólo por el mayor ritmo de
incremento de gastos que de ingresos sino también por el aumento en el monto de
intereses de la deuda. Este déficit hubiera sido sustancialmente mayor de no
ser por las rentas del BCRA y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Hasta septiembre se advierte un bajo nivel de
recaudación en el marco de una economía recesiva. Los ingresos primarios
crecieron sólo 26% en términos nominales (menos que la inflación),
especialmente por una baja recaudación impositiva. También el gasto primario
creció por debajo del nivel de precios, especialmente por el freno de la
inversión y la obra pública.”.
“La reducción de la recaudación
fiscal no fue homogénea. Por el contrario, las evidencias muestran un cambio en
su composición. Por un lado, se
experimentó un incremento del peso de los impuestos regresivos como el IVA y se
redujo la participación de tributos progresivos, como es el caso de ganancias,
que perdió 2,7 puntos porcentuales en la distribución. Los recursos aduaneros perdieron también
incidencia pero con una fuerte alteración en su interior. A partir de la
apertura comercial, el efecto de la devaluación y la eliminación o reducción de
las retenciones, se incrementó la recaudación sobre las importaciones y se
alcanzó una notable pérdida de participación de los derechos de exportación que
en los primeros nueve meses del año descendió 1,5 puntos porcentuales en la
estructura de la recaudación.”.
“En el marco del nuevo régimen
económico la economía real experimentó una significativa contracción en el
nivel de actividad. En los primeros tres trimestres del año la caída en el
nivel de actividad económica persiste sin advertirse el punto de inflexión.
Pese a una leve recuperación en el mes de agosto en términos mensuales y
desestacionalizados, las caídas interanuales siguen siendo significativas en
agosto y septiembre. Las perspectivas no
son alentadoras, dado que el consumo privado está negativamente condicionado
por la caída en el poder adquisitivo de los salarios y la caída de la
ocupación. A su vez, no se evidencia una
mejora en las oportunidades de inversión en un mercado local en recesión, con
apertura externa, apreciación cambiaria y pocas o nulas políticas productivas.
En este contexto, el aumento del gasto público ante el escenario electoral del
año que viene sólo podrá mitigar dichas tendencias en forma insuficiente.”.
“Es a partir del segundo
trimestre que, en consonancia con la desaceleración de la agroindustria y la
aguda contracción de las restantes ramas fabriles, se advierte una profunda
retracción industrial. Esta caída no se vincula solo con la crisis brasilera
sino también, y fundamentalmente, con los menores niveles de consumo y de
inversión, así como con la apertura comercial que implica una mayor competencia
de productos importados. Las expectativas son desfavorables tanto por la
situación local como mundial, y que sólo puede ser mitigada por una posible
-aunque no garantizada- recuperación de la economía brasileña.”.
“Los distintos indicadores del
nivel de consumo de la población no sólo presentan una tendencia negativa a lo
largo de todo 2016, sino que además experimentaron una profundización desde el
mes de mayo. Esta tendencia es
consecuencia, principalmente, de la contracción de los salarios reales, que
afectó sensiblemente la capacidad de consumo de la población. A ello se suma la
caída en el empleo privado e informal.
En el mes de octubre de 2016 las ventas minoristas registradas por CAME
se redujeron 8,2%, cifra que indica que no se evidencia ninguna desaceleración
en la caída de este indicador. Las
ventas en supermercados relevados por el INDEC se contrajeron, en términos
reales, 15,4% en agosto (último dato disponible), mientras que las ventas en
centros de compras cayeron 21,4% en igual mes.”.
“La caída en el consumo está
estrechamente relacionada con la contracción que sufrieron los ingresos reales
de los hogares como consecuencia del mayor ritmo de aumento de los
precios. En efecto, la devaluación de la
moneda, la quita o reducción de derechos de exportación y los posteriores
incrementos en las tarifas de los servicios públicos llevaron la inflación a
los niveles más elevados desde comienzos de la década del noventa. El aumento interanual del nivel de precios
arroja 44,5% en octubre, alterando la tendencia a la desaceleración de los
meses previos. En ese mes se volvió a sentir el efecto de la suba de tarifa de
gas, que por haberse frenado con anterioridad impulsó una caída en el índice de
precios en agosto. Aun si se desacelera
el ritmo inflacionario hacia fin de año, el promedio anual quedará en torno a
41,2%. En efecto, se advierte cierta rigidez a la baja de la inflación
fundamentalmente en los precios de los alimentos.”.
“A pesar de que ya tuvieron su
efecto la mayor parte de los aumentos salariales definidos en paritarias, el
salario real de los asalariados registrados del sector privado en septiembre
registra una caída de 6,4% en términos interanuales. En otras palabras, las paritarias acordadas
no permitieron compensar el efecto de la inflación sobre las remuneraciones y,
por lo tanto, no pudo revertirse totalmente la disminución salarial que tuvo
lugar durante el primer semestre del año.
Probablemente la reducción salarial sea sustancialmente superior entre
los trabajadores no registrados y del sector público razón por la cual la caída
promedio del salario real será considerablemente mayor. Para el año, se espera que tenga lugar una
pérdida de poder adquisitivo del salario en torno al 6%, que no alcanzaría en
absoluto a ser revertida por el pago de un bono de $ 2.000 en caso de que
prosperase la iniciativa oficial avalada por la CGT. Para empatar la inflación
se requiere de $ 14.915.”.
“El empleo asalariado registrado
tuvo una caída interanual de 0,4% en agosto, que representó una disminución de
más de 36.000 puestos de trabajo asalariados.
Esta caída es el resultado de la destrucción de puestos en el sector
privado (92.458 puestos de trabajo) que fue parcialmente compensada por un aumento
en el empleo público (46.697 puestos de trabajo). Aún cuando el número de asalariados
registrados en el sector público tuvo una merma de alrededor de 47.000 puestos
de trabajo entre noviembre de 2015 y marzo de 2016, fruto de los despidos
llevados a cabo por el nuevo gobierno, volvió a expandirse retomando en agosto
el nivel prevaleciente en noviembre de 2015.”
Completo acá.
1 comentario:
Ma, chi fue el imbecile que en un año invertio la graficas, ora tengo dolore de cogoti de tanto leere con la testa inclinata.
Porca miseria, mascalzone.
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