Rumbo a cumplir su primer año de
gobierno, Macri no podrá quejarse que en el Congreso le han puesto palos en la
rueda, o piedras en el camino. Pese a no contar con mayoría propia -ni estar
siquiera cerca de lograrla- en ninguna de las dos Cámaras, en menos de doce
meses le aprobaron:
* El arreglo con los fondos
buitres en condiciones desdorosas para el interés nacional, que abrió además
las puertas del proceso de reendeudamiento.
* El proyecto “ómnibus” que
incluía el blanqueo de capitales más generoso de que se tenga memoria, las
herramientas para desguazar el fondo de garantía de la ANSES, la moratoria
impositiva y la engañosa “reparación histórica” a los jubilados.
* El presupuesto del ajuste y el
endeudamiento (falta la aprobación del Senado, pero tiene dictamen favorable).
* La “participación pública
privada” que privatiza y extranjeriza los contratos del Estado y la obra
pública, dejando abierta la puerta para hacer lo propio con los servicios
públicos y los desarrollos científicos y tecnológicos liderados por el
Estado.
* Los pliegos de los dos mismos
jueces de la Corte que Macri -en un procedimiento inédito en la transición
democrática post dictadura- había designado “en comisión” por decreto.
* Proyectos presentados como la
panacea y que luego se revelaron inocuos, como la “ley Pyme” y la devolución
del IVA a los jubilados y beneficiarios
de planes sociales.
* Otros para la gilada o que
obraron como inofensiva moneda de canje de los que realmente le interesaban al
gobierno; como el acceso a la información pública, la ley del arrepentido, está en las gateras la regulación de la pauta
oficial, y de no mediar la torpeza de Michetti en el Senado podría contar ya con la "ley del emprendedorismo".
Pero además no le rechazaron
todavía ninguno de los DNU que dictó estando el Congreso en receso (porque se
negó a convocar a extraordinarias) o cuando comenzó a sesionar; entre ellos el
que establece las pautas de la “participación público privada” para las
licitaciones de las energías renovables, el que fijó un nuevo régimen de
redeterminación de precios para los contratos de obra pública, el que se cargó
los artículos de la ley de medios que le molestaban a Clarín (que fue incluso
aprobado) y el que le adjudicó 45.000 millones de pesos a la obra de
soterramiento del Sarmiento que ejecutará su primo Calcaterra (el dictamen de
rechazo de la comisión bicameral nunca llegó al recinto).
Vetó la ley anti despidos y los
legisladores que la impulsaron ni siquiera intentaron insistir en la sanción
rechazando el veto, para lo cual necesitarían menos votos que los que aportaron
-por ejemplo- para aprobar el arreglo con los buitres el blanqueo o el
presupuesto.
Envalentonado por tantos éxitos
en fila (acaso la única excepción sea la ley del “empleo joven”, por la
resistencia sindical), Macri acaba de enviar al Congreso para tratar en extraordinarias la reforma a la ley
del mercado de capitales, y el nuevo régimen de riesgos del trabajo (ART), con un previsible recorte de los derechos de los trabajadores.
Nada habría que objetar al
respecto si “Cambiemos” tuviese mayoría propia en ambas Cámaras, como
consecuencia de que la voluntad popular decidió darle más legisladores para
imponer su agenda política propia. Quizás ni siquiera en ese caso los medios
hablasen de “la escribanía macrista”, porque tanto así han cambiado los tiempos
y lo que ayer estaba mal, hoy es perfectamente lógico y normal.
Pero no son así las cosas: la
menguada representación parlamentaria del oficialismo no podría haber llegado a
tanto sin el decisivo concurso de todos los sectores de la “oposición
responsable y constructiva”, encarnada en Massa, Pichetto, Bossio y Urtubey; y
buena parte de los gobernadores del PJ y los partidos provinciales.
Que por supuesto hicieron en cada
caso la pantomima de “negociar para introducir cambios” en los proyectos que
eran de interés relevante para Macri, cambios que luego se revelarían puramente
cosméticos e insustanciales: ¿o acaso alguien puede recordar un puñado de
diferencias sustantivas entre las iniciativas que el gobierno envió al
Congreso y las que éste terminó sancionando?
Sin desconocer cierto pragmatismo
hijo de la necesidad (como en el caso de algunos gobernadores), lo real es que
muchos opositores no tenían demasiadas ganas de oponerse al avance de los
proyectos de Macri en el Congreso, porque comparten su fondo y su esencia;
aunque después (como pasa ahora con el Frente Renovador) se asombren o se
quejen de sus efectos.
El aporte opositor en ese sentido
fue mucho más que una contribución a la gobernabilidad: le dieron al gobierno
herramientas esenciales para consolidar este modelo de exclusión social,
destrucción del tejido industrial, valorización financiera y fuga de capitales:
por si todo lo apuntado fuera poco, el Senado se apresta a aprobar los pliegos
de Sturzenegger y los demás miembros del directorio del Banco Central.
A medida que se le allanaba el
camino en el Congreso, los indicadores de la gestión de Macri (en especial los
económicos y sociales) fueron empeorando cada vez más, y sin embargo eso no
produjo ninguna alteración de la dinámica con la que viene funcionando el
Congreso: encapsulado en su propia lógica, no procesa los conflictos de la
sociedad ni los expresa; y la disociación del microclima que allí impera con la
realidad social es cada vez más profunda.
Hasta que sucedió una de dos cosas, o quizás las dos: el gobierno mordió más de lo que podía masticar apurando la sanción del voto electrónico, o el bloque de senadores del FPV-PJ (y buen parte de los gobernadores que se expresa por su intermedio) leyeron que Macri gastó rápidamente su crédito social a partir de los pésimos resultados de la gestión, y decidieron no darle un cheque en blanco que hoy no estarían dispuestos a darle ni siquiera todos sus votantes.
Como fuere y por lo que fuere, decidieron -afortunadamente- no dar despacho favorable al voto electrónico, por entender que el proyecto además de tener serias objeciones de los expertos por vulnerar la transparencia y confidencialidad del sufragio, atentaba contra sus propios intereses políticos.
Para el gobierno, una sonora derrota política en un tema que el propio Macri personalmente convirtió en prioritario, más allá incluso de la voluntad de algunos de sus socios, como la UCR y su estructura territorial.
El futuro dirá si se trata de un hábito que no termina haciendo al monje (se verá pronto, en las extraordinarias recién convocadas), o marca un cambio de tendencia en la relación entre el gobierno y algunos sectores de la "oposición responsable" en el Congreso, cuyas cabezas visibles (como Pichetto) sufrieron una brusca desautorización.
Hasta que sucedió una de dos cosas, o quizás las dos: el gobierno mordió más de lo que podía masticar apurando la sanción del voto electrónico, o el bloque de senadores del FPV-PJ (y buen parte de los gobernadores que se expresa por su intermedio) leyeron que Macri gastó rápidamente su crédito social a partir de los pésimos resultados de la gestión, y decidieron no darle un cheque en blanco que hoy no estarían dispuestos a darle ni siquiera todos sus votantes.
Como fuere y por lo que fuere, decidieron -afortunadamente- no dar despacho favorable al voto electrónico, por entender que el proyecto además de tener serias objeciones de los expertos por vulnerar la transparencia y confidencialidad del sufragio, atentaba contra sus propios intereses políticos.
Para el gobierno, una sonora derrota política en un tema que el propio Macri personalmente convirtió en prioritario, más allá incluso de la voluntad de algunos de sus socios, como la UCR y su estructura territorial.
El futuro dirá si se trata de un hábito que no termina haciendo al monje (se verá pronto, en las extraordinarias recién convocadas), o marca un cambio de tendencia en la relación entre el gobierno y algunos sectores de la "oposición responsable" en el Congreso, cuyas cabezas visibles (como Pichetto) sufrieron una brusca desautorización.
6 comentarios:
SI NO SE TERMINA Y MANDAN A JUICIO POLITICO Y COMUN AL QUE TENGAN QUE MANDAR.
VAN HA SER CULPABLES EN EL MEJOR DE LOS CASOS DE TRAICION A LA PATRIA POR NEGLIGENCIA CRIMINAL, Y SI HAN VOTADO EN CONTRA DEL SECTOR QUE REPRESENTABAN MAS VALE QUE NO SE LES COMPLIQUE, TODAVIA ESTAN A TIEMPPO , NADIE LOS HA DENUNCIADO CREO.
Como siempre, excelente la nota muchachos. Eso sí, los noto demasiado optimistas: creen realmente que "de golpe" los senadores se dieron cuenta lo mal que están haciendo las cosas los macrimassistas?. Simplemente, no les importa que le metan la mano al bolsillo al pueblo, pero, parafraseando a la progresista (???) sarlo: "con nosotros no, mau".
Algo de eso hay. Y bastante de que son expertos en olfatear el olor a nardo y a cala
DENUNCIA A LA CORTE SUPREMA POR TRAICION A LA PATRIA POR NEGLIGENCIA CRIMINAL, QUEDANDO EN CONFLICTO LA JUSTICIA ARGENTINA SOLO SERA VALIDO UN JUICIO INTERNACIONAL PASARIAS OFICIALMENTE A SER UNA PESSEGUIDA POLITICA. NO PUEDE SER QUE NO ACEPTEN LAS CAUSAS EVIDENTES CONTRA LOS FUNCIONARIOS MACRISTAS.
INCLUSO QUIZAS HASTA EL HECHO QUE EL PRESIDENTE TENGA NACIONALIDAD ITALIANA PONE EL LITIGIO EN UN PUNTO MAS CERCANO A LO INTERNACIONAL.
Los senadores le van a hacer abrir la billetera a Macri en cada ley que se trate en extraordinarias. Y lo van cagar igual. Salvo que se quieran suicidar junto con el gobierno que se hunde día a día.
TRAICION A LA PATRIA POR NEGLIGENCIA CRIMINAL, y QUE PAGUEN EL DINERO PERDIDO EN ESTE DESASTRE DE ENDEUDAMIENTO.
DEMANDA A JUECES DIPUTADOS Y AL AUDITOR GENERAL DE LA NACION PORTRAICION A LA PATRIA POR NEGLIGENCIA CRIMINAL.
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