LA FRASE

"QUE DESDE LA VICEPRESIDENCIA SE SOSTENGA UNA AGENDA QUE NO SEA LA DEL GOBIERNO ES ALGO QUE NUNCA SE HA VISTO." (JULIO COBOS)

viernes, 19 de enero de 2018

LAS SANDRITAS Y LOS JORGITOS


Las Sandritas forman parte de uno de los colectivos laborales más vulnerables, en el que el 97 % son mujeres, muchas el único sostén de sus hogares, y apenas el 28 % de las que trabajan están registradas en la seguridad social como para poder jubilarse el día de mañana.

Los Jorgitos son esa gente que se niegan a reconocerles su condición de trabajadores, y no solo las tienen en negro, sino que las llaman "la señora que ayuda en casa", como si fuera un voluntariado o una gauchada, que no se cobran.

Para las Sandritas fueron -en buena medida- las leyes de moratoria jubilatoria 25.994 (2004) y 26.970 (2014), que les permitieron jubilarse aunque les faltaran años de aportes, porque las tenían en negro.

Los Jorgitos son los culpables de que no pudieran jubilarse "normalmente", porque no les hacían los aportes; y si llegan a gobernar, lo primero que hacen es no prorrogar las moratorias "para que no se jubile gente que no hizo aportes", mientras para ellos arman un generosísimo blanqueo de capitales, con perdón de impuestos y multas por lo evadido y fugado.

Las Sandritas estuvieron regidas hasta el 2014 por un decreto de la dictadura de Aramburu y Rojas del 56', y recién entonces obtuvieron su régimen laboral propio con la Ley 26.844, con el reconocimiento pleno de la condición de trabajadoras y todos los derechos derivados de ella, incluso el de celebrar paritarias.

A los Jorgitos no les gustan las paritarias, y si pueden las eliminan (como acaban de hacer con la de los docentes), o les quieren poner un techo, o pactar los aumentos en ellas "por productividad" o por "metas de inflación".

Para las Sandritas se dictó también la Ley de Movilidad 26.417, para que dos veces al año, todos los años, tuvieran un aumento de sus jubilaciones igual que los demás jubilados, por encima de la inflación.

Los Jorgitos discriminan a las Sandritas que se jubilaron por las moratorias "porque no hicieron aportes efectivos", y cuando las joden aprobando una fórmula de ajuste de las jubilaciones que da menos aumentos, les pagan un "bono compensatorio" menor; y nos les reconocen el 82 % del salario mínimo vital y móvil como jubilación mínima, como a los demás jubilados. 

Las Sandritas nunca ganaron ni ganarán lo suficiente como para quedar alcanzadas por el impuesto a las Ganancias, quizás por eso muchos sindicalistas nunca se ocuparon de ellas.

Los Jorgitos suelen ser gente afortunada que gana lo bastante como para pagar Ganancias y con seguridad se quejan mucho por eso, pero no blanquearon a las Sandritas ni siquiera con la posibilidad de deducir lo que les pagan, del impuesto.

Para proteger a las Sandritas y conseguir que los Jorgitos las blanqueen y les hagan los aportes, en el año 2014 se sancionó la Ley 26.940, que creó el Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (REPSAL); en el que se inscriben los Jorgitos que son sancionados por tener empleados o empleadas en negro, y mientras figuraran allí no podrían recibir beneficios del Estado como créditos de los bancos oficiales, subsidios, exenciones impositivas o planes de fomento.

Cuando los Jorgitos llegan al gobierno, lo primero que hacen es sacar un DNU por el cual se indultan a sí mismos por no haber registrado a sus empleados o empleadas en la seguridad social, para no figurar más en el REPSAL y poder seguir obteniendo beneficios del Estado, eso sí: sin dejar de despotricar contra las Sandritas, que son todas "negras planeras".

A las Sandritas a veces no les queda más remedio que aceptar trabajar en situación de fraude laboral en un sindicato intervenido por los Jorgitos, para poder cobrar algo por el trabajo que hacen en negro.

Los Jorgitos a veces hasta llegan a ministros de Trabajo y Seguridad Social, y despiden a las Sandritas por audio de whatsapp, con insultos y todo.

Aunque las Sandritas a veces se dejan llevar por los medios y ciertos climas sociales y votan por los Jorgitos, porque suponen que de ese modo serán iguales a ellos, para comprobar luego la mayoría de las veces -amargamente y en cuero propio- que no era así, algunos pensamos en hacer algo por las Sandritas, y otros se portan tan Jorgitos. 

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