En varias ocasiones nos ocupamos acá del "plan de reconversión productiva" lanzado por el gobierno para posibilitar que los trabajadores de las "industrias no viables" que sean despedidos encuentran lugar en las "industrias competitivas", o algo por el estilo, la última de ellas acá explicando sus detalles.
En ésta otra entrada decíamos que "En cierta medida la “reconversión” planteada en el plan ya comenzó, tanto que tuvo como punto de partida el nuevo contexto emergente de las políticas del gobierno de “Cambiemos”, con la salida del cepo y la consiguiente devaluación que significó una brutal transferencia de ingresos a favor de los sectores exportadores (incluyendo a los industriales), que les abarató el costo salarial medido en dólares; mientras subía considerablemente los costos de producción para muchos sectores de la industria vinculados al mercado interno.
Y comenzó también con una apertura indiscriminada de las importaciones que, en combo fatal con los aumentos de tarifas, la suba de las tasas de interés y la caída del mercado interno por la merma en el consumo ante la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, está haciendo estragos en la mayoría de las industrias "a reconvertir".
Tal como está diseñado el “Plan” no plantea una estrategia de integración del país para reducir asimetrías de desarrollo entre provincias y regiones; y tal como lo hiciera en la cuestión de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, se saltea por completo la discusión social sobre el perfil del modelo industrial y los costos asociados al que se escoja sobre el empleo, el salario y el consumo.
De hecho, los sectores definidos como “competitivos” y que serían los pivotes del entramado industrial a partir de su inserción exportadora, por regla general son poco demandantes de mano de obra, y en no pocos casos (como el complejo agropecuario, salvo quizás el polo aceitero) está además mal remunerada, o percibe salarios por debajo de la media."
En ésta otra entrada decíamos que "En cierta medida la “reconversión” planteada en el plan ya comenzó, tanto que tuvo como punto de partida el nuevo contexto emergente de las políticas del gobierno de “Cambiemos”, con la salida del cepo y la consiguiente devaluación que significó una brutal transferencia de ingresos a favor de los sectores exportadores (incluyendo a los industriales), que les abarató el costo salarial medido en dólares; mientras subía considerablemente los costos de producción para muchos sectores de la industria vinculados al mercado interno.
Y comenzó también con una apertura indiscriminada de las importaciones que, en combo fatal con los aumentos de tarifas, la suba de las tasas de interés y la caída del mercado interno por la merma en el consumo ante la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, está haciendo estragos en la mayoría de las industrias "a reconvertir".
Tal como está diseñado el “Plan” no plantea una estrategia de integración del país para reducir asimetrías de desarrollo entre provincias y regiones; y tal como lo hiciera en la cuestión de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, se saltea por completo la discusión social sobre el perfil del modelo industrial y los costos asociados al que se escoja sobre el empleo, el salario y el consumo.
De hecho, los sectores definidos como “competitivos” y que serían los pivotes del entramado industrial a partir de su inserción exportadora, por regla general son poco demandantes de mano de obra, y en no pocos casos (como el complejo agropecuario, salvo quizás el polo aceitero) está además mal remunerada, o percibe salarios por debajo de la media."
Sobre el tema
leíamos en El Cronista esta nota, que bien podría calificar para aportar
datos al “crecimiento invisible” del que habló Macri en su mensaje en el
Congreso; porque no aportan un solo puto dato respecto al grado de avance del
“plan de reconversión”.
Excepto quizás esta
parte: “Sica
admite que "en todos los casos no tuvieron un 100 por ciento de
relocalización de personal, pero en muchos se cubrió del 70 al 80 por ciento de
la gente que salía y que pudo encontrar en el transcurso de los tres meses
siguientes actividades o puestos laborales, en empresas en general de la misma
zona"”.
O sea, para que se entienda: para el
gobierno y los “consultores privados” como Sica, el éxito” del programa
consiste en que en la mayoría de los (pocos casos) en que alguna empresa
ingresa al mismo, logra desembarazarse de personal; y que a su vez entre un 20
y un 30 % de ese personal, no vuelve a conseguir empleo en otra industria,
“viable” o “no viable”, según las califica el programa.
Lo que supone que
pasan engrosar el ejército de reserva de
los desocupados, que opera como un formidable disuasor de los reclamos
salariales o por condiciones de trabajo de los trabajadores que aun conservan
sus empleos; sean en empresas “viables” o no.
Que es justamente
lo que persigue el gobierno de los CEO’s, bajo el eufemismo de “bajar el costo
argentino”: pagar salarios menores, o flexibilizar a la mano de obra.
Es decir que
evaluado desde ese óptica, el programa funciona perfectamente, para el fin para
el que fue concebido.
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