LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 14 de marzo de 2018

EL PERONISMO QUE QUIERE MASSOT



Mirando el video de Massot muchos caímos en la tentación de cagarnos de risa de los radicales y su rol de personal doméstico del PRO, tanto como de los que nos dicen "No vuelven más" como respuesta a todo; pero hay que prestar atención a todo lo que dice.

Massot desea -y lo dice- que después de ellos vuelva el peronismo a gobernar, pero no cualquier peronismo, sino uno "reciclado" (es decir, depurado del kirchnerismo), "que continúe con este plan económico"; o sea que haga el trabajo sucio que a ellos les quede por hacer, o que evite caer en la tentación de modificar lo que ellos están haciendo.

El viejo sueño húmedo del establishment argento: un sistema político "equilibrado", donde todos sean iguales, y las elecciones se conviertan en una anécdota; porque gane quien gane, gobernará igual, sin cambios: a favor de los intereses de los sectores dominantes.

Ese riesgo (el de convertirse en la "oposición de su majestad" que nada cambia al llegar al gobierno) ya se está expresando hoy en el PJ en los que juegan directamente para el PRO (como Urtubey) y en los que, jugando para ellos, también juegan para el gobierno, como Pichetto y buena parte de los gobernadores peronistas, que son sus sostenedores. 

Pero también acecha el futuro de la unidad peronista (y por carácter transitivo, opositora) en ciernes, riesgo que no es novedoso, porque viene de su propio pasado y del entrismo que el liberalismo conservador le hizo al movimiento fundado por Perón durante el menemato.

Entonces -al igual que tratan de hacer ahora- fueron creando una hegemonía de sentido que se prolongó en la Alianza (De La Rúa hizo campaña con aquello de "conmigo un dólar, un peso"), hasta que todo voló por los aires porque era el modelo era estructuralmente insostenible; y entonces perdimos todos, menos los que ganan siempre. Como puede volver a pasar ahora, aunque nadie puede predecir que indefectiblemente así será.

En aquellos años de hegegomía "neocon" había oposición (como ahora), y sería injusto decir que todo el peronismo (incluyendo en él al sindicalismo) estuvo con Menem: todos tenemos registro histórico de las disidencias y resistencias y su volumen, desde Moyano y el MTA, pasando por la CTA o  el grupo de los 8 con Chacho Alvarez a la cabeza.

Justamente el ejemplo de Alvarez viene bien para graficar como una oposición "tibia" (centrada en la corrupción del gobierno, o sus groserías institucionales) no pudo crecer en volumen político y la hegemonía cultural la terminó venciendo, para confluir con la UCR en una Alianza que se propuso hacer "menemismo prolijo"; tratando de no tocar ninguno de los núcleos problemáticos estructurales que definían al modelo, en sus aspectos económicos y sociales. Y constituyéndose en sus garantes, a punto tal que en plena crisis lo fueron a buscar a Cavallo, el padre de la criatura. 

Exactamente eso es lo que pide ahora Massot, y lo que tratar de asegurar Pichetto yendo a decir -por ejemplo- que el peronismo aprueba el ingreso del país a la OCDE, o respaldando las políticas de mano dura del gobierno de Macri; como antes respaldó la reconexión a los mercados financieros tras el arreglo con los fondos buitre, o el blanqueo de capitales.

La excepción a todo eso, o la salida impensada (la "anomalía", en palabras de Ricardo Forster) fue el kirchnerismo, nacido de los escombros del peronismo hegemonizado por Menem, y del sistema político implosionado en el 2001, al que la crisis le tiró por la cabeza la encarnación de una de las candidaturas del peronismo primero, y la conducción del país después.

Un kirchnerismo que aprovechó el resquicio para plantear otro esquema, avanzando con lo que tenía a mano (sobreviviente como él, de lo viejo por morir, tanto o más que representante de lo nuevo por nacer) y a paso dispar en las reformas estructurales; hasta que lo dejaron y pudo o quiso, o se volvió intolerable; precisamente porque el país ya estaba "normalizado": allí surgieron el conflicto con las patronales del campo, y como consecuencia de éste, la pelea con Clarín.

En esos años los gobiernos de Néstor y Cristina fueron avanzando quizás más en el cambio del sentido cultural hegemónico imperante hasta el 2001 (en cuanto a la relación entre la política y las corporaciones, el rol del Estado, el tratamiento de la protesta social o la autoridad presidencial), que en transformaciones estructurales concretas, aunque también las hubo y no fueron pocas: reestructuración de la deuda con quita, "desenganche" de los programas de condicionalidades del FMI, liquidación de las AFJP, reforma de la carta orgánica del Banco Central o recuperación de YPF.

Los resultados de una y otra etapa post crisis (1989 y 2001, respectivamente) están a la vista, marcan que nada está escrito y no hay manuales de estilo para manejar esas situaciones; pero si orientaciones generales de sentido para la acción política, para saber a favor y en contra de quienes se gobierna, en cada caso. 

Pero si algo demuestra el triunfo de Macri (dos veces, en el balotaje y en las legislativas del año pasado) es que nada es "irreversible", como planteaba aquella poco feliz consigna de la campaña del 2015, que indirectamente invitaba a votar por Macri que prometía por entonces "conservar lo bueno y cambiar lo que está mal" del ciclo kirchnerista": justamente lo que hoy le propone Massot al peronismo, y que no pocos peronistas parecen dispuestos a comprar, "duranbarbeándola" en la campaña de las elecciones del año que viene. Algo así como "perdón por el kirchnerismo, no lo volveremos a hacer".

También allí hay que buscar los orígenes de muchos pedidos de "autocrítica" (de los otros) y de que "Cristina se corra del centro de la escena", formulados por algunos que nunca terminan precisando bien que es lo que entienden que se hizo mal entre el 2003 y el 2015, porque a lo mejor no todos pensamos igual al respecto. 

Por ahí anda Alberto Fernández -por caso- haciendo revisionismo histórico del conflicto del campo de un modo que nos toma a todos por boludos (leer el reportaje en Página 12 de ayer); y por otro lado el pedido de ostracismo para Cristina no parece que sea para "escribir el segundo tomo del kirchnerismo" profundizando en los cambios pendientes, sino más bien para todo lo contrario. Como diría Perón, no nos vamos a andar echando la suerte entre gitanos.

Si se critica que se provocaron conflictos "evitables" metiendo en esa categoría la pelea con la Mesa de Enlace o la disputa con Clarín, o se dice que se debió haber arreglado antes con los fondos buitres es una cosa; pero si se cuestiona que se debió haber expropiado antes YPF, modificar la ley de entidades financieras de Martínez de Hoz o reglamentar la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, es otra bien distinta.

Y allí precisamente, en la respuesta a ese interrogante, radica el desafío mayor de la oposición, sea que volvamos porque "nos tiren el gobierno por la cabeza" en medio de una crisis como acostumbran luego de haberla generado, o porque en el marco de una transición normal como la del 2015, construyamos una alternativa creíble a los ojos de la ciudadanía.

Pero volver para hacer "más de lo mismo" que Macri viene haciendo como pide Massot, mejor no volver; adaptando a estos tiempos aquello que decía Perón de que "si tenemos razón volveremos, y si no tenemos razón, mejor que no volvamos".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la encuesta de Rouvier ubica a Cristina a un punto de Macri y a 4 de Vidal (Numeros ma, numeros menos) toda esa gilada que habla seguro que pertenece al "peronismo de Peron" que negocia con la Embajada y la SRA. Pero bueh,. Hay que seguir para delante y bajar ninguna bandera.

claudio maxl dijo...

"Como puede volver a pasar ahora, aunque nadie puede predecir que indefectiblemente así será". Lo indubitable es q chocan , la duda es el momento, peeeero pinta q no les keda mucho hilo: deficit comercial: 10.000 palos verdes + deficit turistico: 10.000 palos verdes + formacion activos (fuga) y remision utilidades: 25.000 palos verdes + pago d servicios deuda externa: 7.000 palos verdes = 52.000 palos verdes x año, hasta ahora solo consiguieron 9.000 palos en enero y pinta q le cierran el grifo xq no pudieron salir a colocar mas deuda soberana en verdes.