LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

miércoles, 4 de enero de 2017

EL FÚTBOL QUE QUIERE MACRI


Por A.C.

Desde su asunción, el gobierno de Macri implementó una ofensiva permanente sobre AFA, con el indisimulado objeto de asumir la conducción de hecho del organismo y garantizar de ese modo el negocio de la televisación del fútbol para los privados,  

Así Angelici, presidente de Boca, Pérez, presidente de Belgano, e incluso un gracioso personaje que ya se había autoproclamado hace unos años presidente de AFA, el Sr. Avila, desfilaron -entre otros- como los representantes y operadores de Macri. Todos los enviados, hasta hoy, fracasaron estrepitosamente en su intento de tomar la AFA por asalto.

Pero el objetivo de asalto sigue vigente. Y más allá del negocio de la televisión, negocio que el grupo Clarín nunca se resignó por haber perdido (como lo demuestra su extensa y obsesiva operación en contra de Fútbol para Todos), hay una cuestión también muy importante,  y que será el otro gran objetivo a cumplir si el macrismo asume en AFA a través de cualquier representante disfrazado.

Ese otro gran objetivo es que los clubes de fútbol dejen de pertenecer a sus socios, es decir que abandonen su carácter de asociación civil, y se conviertan en sociedades anónimas.  Para conseguir sus objetivos, la estrategia indisimulable que se ha dado el macrismo para lograr sus fines, es una sola, y consiste en la extorsión  económica sobre los clubes.

En otra promesa de campaña incumplida por el macrismo (el acceso a la televisación del fútbol continuaría siendo gratuito), el gobierno decidió rescindir el contrato de Fútbol para Todos que tenía vigencia hasta el año 2019. A principios de diciembre de 2016, y a causa de la rescisión anticipada que proponía el Estado, éste ofertó a los clubes una indemnización 1.050 millones de pesos.

Pocos días después, el vocero macrista que se reunió con los representantes de los clubes a los fines de implementar la forma de pago de la indemnización, les comunicó que el gobierno variaba la oferta: ahora solo ofrecía 130 millones de pesos, es decir el 12% de la indemnización que se había acordado pocas horas antes. Naturalmente el rechazo de los clubes fue categórico, y ni los operadores macristas como Angelici pudieron proponer aceptar semejante despojo.

Ësta actitud provocadora del macrismo, se da en un contexto que se agrava ante otro deliberado incumplimiento del gobierno, quien en el marco del último período del contrato de Fútbol para Todos, adeuda a los clubes 350 millones de pesos correspondientes a los últimos meses del año 2016.

La extorsión es clara, ya que ante la falta de pago de los derechos de televisión, muchas instituciones no pueden hacer frente al pago de sueldos y otros gastos ordinarios de los clubes.

Este es el mismo sistema extorsivo que ya utilizó el macrismo anteriormente para que se aprobara la llamada “Superliga”: si no estaban los votos suficientes para su aprobación, no se pagaban los derechos de televisión. Como instrumento de presión, el macrismo operó conjuntamente con los clubes grandes de capital federal, incluído San Lorenzo, aunque hoy Tinelli se queje en los medios contra el gobierno por los incumplimientos reiterados del macrismo y su ataque a la dirigencia de los clubes.

La “Superliga”, es un engendro jurídico que tiene como finalidad última llevar a los clubes a su conversión en sociedades anónimas, e implementar dentro de un tiempo un campeonato con pocos participantes, y en el cual detrás de cada camiseta no haya un club, sino una empresa. Por eso, el tema no se agota en negociar mejores derechos de televisión como declaran los “superliguistas”.

Los dueños de los derechos de televisión son los clubes, que negociaban los mismos a través de AFA por ser ésta la entidad que representa a los clubes afiliados. Y aunque se implementara esta Superliga, los clubes continuarán siendo los dueños los derechos de televisación, salvo que los clubes se conviertan en sociedades anónimas y entonces, un gerente privado de la Superliga negocie los derechos en representación de las empresas dueñas de los distintos clubes.

Pero puede plantearse que pasaría si ante la oferta que haga algún grupo privado por lo derechos de televisación del fútbol, hubiera algunos clubes que no aceptaran el ofrecimiento de acuerdo a la suma anual que les corresponda según los procentajes de distribución entre todas las instituciones.

Por ejemplo, un club al que le corresponda según la oferta 50 millones al año, podría no ingresar en el acuerdo de venta de los derechos, y prohibir cuando juegue de local que ingresen a su estadio canales de televisión a transmitir los partidos; salvo que el canal que quiera ingresar a televisar, pague la suma que ese club le exija. Entonces si por ejemplo Boca o River juegan de visitantes en ese estadio, para poder televisar el partido, el club local podría exigir supongamos 20 millones por los derechos para televisar ese solo partido, y sumados los partidos que tenga de local en el año con los equipos “grandes”, supongamos tres partidos, sacaría 60 millones en lugar de los 50 que le ofrecen a través del contrato que firmaría la superliga.

¿Qué sanciones podría tener ese club? Ninguna. La no televisación no afecta en nada el reglamento de la disputa del partido, es decir que no se podría aplicar sanción deportiva alguna en un torneo organizado por AFA. Por eso, lo que persiguen algunos clubes asociados al macrismo, es comenzar a tener torneos organizados solo por la Superliga, es decir la creación de una estructura paralela a AFA, y acorde a la política económica de Macri, concentrar más recursos en los que más tienen, y el resto, que sobreviva si puede.

Esto vendrá asociado a la exigencia futura de conversión de los clubes en sociedades anónimas, abandonando la figura de la asociación civil  que configura la estructura actual de los clubes. Estructura que posibilita que los clubes pertenezcan a sus socios, más allá de las buenas o malas gestiones de sus dirigentes.

Convertirse en sociedad anónima no es solo una cuestión de forma, sino que para los clubes significaría sencillamente convertirse en una empresa, la que puede ser comprada o vendida,  y el patrimonio del club (estadio, instalaciones, sedes, plantel de jugadores,etc) pasa a ser propiedad de los accionistas de la sociedad, y los socios del club solo figuras decorativas que pierden todo poder de decisión.

Socios e hinchas que entonces, nada podrán hacer legalmente si los accionistas, por ejemplo, deciden vender inmuebles del club, incluso hasta el estadio,  o eliminar los otros deportes y actividades que se practican. También siendo sociedad anónima, cabe la posibilidad que un inversor hincha del clásico rival, comprara las acciones para después vaciar el club y mandarlo a la quiebra. O que la quiebra sea consecuencia de malas gestiones, como hay tantas.

Y si se declara la quiebra, un club que es sociedad anónima desaparece, se liquida, porque no cabría la posibilidad de recurrir (como lo pueden hoy hacer los clubes como asociaciones civiles) a la Ley 25.284 -Ley de Entidades Deportivas- que impide la declaración de quiebra de los clubes y por lo tanto evita su desaparición, porque protege al deporte como derecho social.

Las pocas experiencias en el país de clubes que se transformaron temporalmente en sociedades anónimas, como Racing, han sido desastrosas. Y otro caso, como el de Deportivo Español, fue salvado por sus socios cuando quien pretendía comprar el club y convertirlo en sociedad anónima era justamente Mauricio Macri.

Ya nos despojaron del derecho a ver los partidos de fútbol. De seguirse por éste camino, puede que dentro de un tiempo algunos también se queden sin el equipo de toda su vida.

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