Todos recordamos mas o menos el culebrón de Redrado y el uso de las reservas durante el gobierno de Cristina, donde lo que en realidad se discutía era la famosa "autonomía del Banco Central", una zoncera neoliberal analizada en detalle en su momento acá y acá. A lo dicho al respecto nos remitimos.
La "autonomía" (para otros, lisa y llanamente "independencia") era una engañapichanga neoliberal para hacer del Central su coto de caza, un Estado dentro del otro, o una especie de "paraíso financiero" desde el cual garantizarles negocios a los bancos, mientras se saboteaba sistemáticamente todo intento de ensayar cualquier política económica que no transitase por los cánones de la ortodoxia monetarista.
En ésta nota de Cash del domingo, explicaba Diego Rubinzal como la actual conducción del BCRA al mando de Sturzenegger, "reinterpretó" por las suyas el mandato múltiple que le asignó a la entidad la Ley 26.739 (2012), para poner por encima de todo el objetivo de garantizar "la estabilidad monetaria", aun al precio de sacrificar otros previstos, como garantizar el crecimiento económico con inclusión social.
En ésta nota de Cash del domingo, explicaba Diego Rubinzal como la actual conducción del BCRA al mando de Sturzenegger, "reinterpretó" por las suyas el mandato múltiple que le asignó a la entidad la Ley 26.739 (2012), para poner por encima de todo el objetivo de garantizar "la estabilidad monetaria", aun al precio de sacrificar otros previstos, como garantizar el crecimiento económico con inclusión social.
Sirva esta introducción para meternos en la supuesta polémica que se abriría hacia el interior del gobierno de Macri por el nivel de las tasas de interés que viene marcando el Central (a partir de las LEBAC'S al 38 % a 35 días), y que conspiran contra cualquier expectativa de reactivación económica a futuro. Acá Arbia en Infobae nos cuenta que la "mesa chica" que rodea a Macri (que integran entre otros Caputo y Grosso, nada menos) "convencería" a Sturzenegger de la necesidad de empezar a bajar las altísimas tasas actuales.
En los últimos días asistimos a públicos y disimulados pases de facturas entre el presidente del Central y Prat Gay por los altos niveles de tasas e inflación: mientras el ministro dice que las tasas altas conspiran contra el nivel de actividad, el banquero retruca diciendo que "la mejor herramienta reactivante es bajar la inflación".
Algo que hasta acá trató de hacer -justamente- subiendo en forma persistente las tasas, con los resultados conocidos: un estruendoso fracaso, que dio por tierra con el mito neoliberal de que la inflación es un fenómeno cuasi mono-causal, que solo obedece al exceso de circulante, el elevado gasto público y el déficit fiscal.
Creer que esa polémica encierra realmente visiones distintas dentro del gobierno sería tan ingenuo como comprar el "desarrollismo" de Macri, o la existencia de una disputa entre "palomas gradualistas" y "halcones partidarios del shock" dentro del elenco gubernamental.
Si se mira bien, cada vez que el propio Macri o Prat Gay se refieren a la inflación (además de, por supuesto, achacarla a la "pesada herencia recibida") exponen sin fisuras ni dudas el libreto monetarista antes indicado. Ese mismo que Sturzenegger aplica a rajatabla, apelando a la suba de tasas y la "astringencia monetaria" (muy relativa, dado el festival de LEBAC'S) como única estrategia hasta acá ensayada para contener la inflación.
En los últimos días asistimos a públicos y disimulados pases de facturas entre el presidente del Central y Prat Gay por los altos niveles de tasas e inflación: mientras el ministro dice que las tasas altas conspiran contra el nivel de actividad, el banquero retruca diciendo que "la mejor herramienta reactivante es bajar la inflación".
Algo que hasta acá trató de hacer -justamente- subiendo en forma persistente las tasas, con los resultados conocidos: un estruendoso fracaso, que dio por tierra con el mito neoliberal de que la inflación es un fenómeno cuasi mono-causal, que solo obedece al exceso de circulante, el elevado gasto público y el déficit fiscal.
Creer que esa polémica encierra realmente visiones distintas dentro del gobierno sería tan ingenuo como comprar el "desarrollismo" de Macri, o la existencia de una disputa entre "palomas gradualistas" y "halcones partidarios del shock" dentro del elenco gubernamental.
Si se mira bien, cada vez que el propio Macri o Prat Gay se refieren a la inflación (además de, por supuesto, achacarla a la "pesada herencia recibida") exponen sin fisuras ni dudas el libreto monetarista antes indicado. Ese mismo que Sturzenegger aplica a rajatabla, apelando a la suba de tasas y la "astringencia monetaria" (muy relativa, dado el festival de LEBAC'S) como única estrategia hasta acá ensayada para contener la inflación.
Los propios medios y economistas "del palo" del gobierno que plantean críticas a las altas tasas, tampoco exponen una visión distinta: la inflación viene de la emisión y el exceso de circulante, para financiar un gasto público excesivo que genera déficit fiscal. De allí que todos ellos (y la mayoría de los grandes grupos empresarios) cuando piden "un programa antiinflacionario claro" están reclamando un ajuste de los gastos del Estado; al que mientras tanto le podan recursos reclamando jubileos impositivos.
Pero además de una coincidencia ideológica bajo el paraguas del "pensamiento único" neoliberal monetarista -que nos hace relativizar las supuestas disputas internas- la política que lleva adelante el Banco Central bajo el comando de Sturzenegger atiende prioritariamente a las alianzas y soportes fundamentales del gobierno de "Cambiemos": éste es en esencia un gobierno "de" los bancos, y "para" los bancos; y en un esquema de desregulación financiera y tasas altas como el actual, los bancos hacen fabulosos negocios; y allí están sus balances para comprobarlo.
De allí que no es casual que las tasas se sostengan altas, ampliando el "spread" o diferencia que imponen los bancos entre las que cobran por los préstamos y la que pagan por los depósitos, y posibilitándoles además otros negocios "colaterales", como la bicicleta montada por el propio Sturzenegger con las LEBAC'S y el dólar futuro, favorecidas por un contexto de relativa estabilidad cambiaria.
No es casual entonces que ante el menor atisbo de problemas a resolver, el gobierno siempre mira primero para el mismo lado: el de los bancos. Los mismos bancos que le armaron a poco de asumir una "vaquita" de 5000 palos verdes para engordar las reservas y poder levantar el "cepo", que son los mismos que intervinieron luego en la colocación de la deuda emitida para pagarles a los buitres (cobrando casi 30 millones de dólares en comisiones), y obtuvieron 350 millones de dólares de ganancias por negociarlas en el mercado secundario.
De allí que no es casual que las tasas se sostengan altas, ampliando el "spread" o diferencia que imponen los bancos entre las que cobran por los préstamos y la que pagan por los depósitos, y posibilitándoles además otros negocios "colaterales", como la bicicleta montada por el propio Sturzenegger con las LEBAC'S y el dólar futuro, favorecidas por un contexto de relativa estabilidad cambiaria.
No es casual entonces que ante el menor atisbo de problemas a resolver, el gobierno siempre mira primero para el mismo lado: el de los bancos. Los mismos bancos que le armaron a poco de asumir una "vaquita" de 5000 palos verdes para engordar las reservas y poder levantar el "cepo", que son los mismos que intervinieron luego en la colocación de la deuda emitida para pagarles a los buitres (cobrando casi 30 millones de dólares en comisiones), y obtuvieron 350 millones de dólares de ganancias por negociarlas en el mercado secundario.
Las altas tasas de intereses no son un "daño colateral" necesario para contener la inflación, sino una condición necesaria de modelos de valorización financiera pensados para alentar y favorecer la fuga de capitales, como el que están aplicando Macri y su gobierno "offshorizado".
Replicando lo que llevó a Brasil a su crisis, las tasas altas buscan atraer dólares especulativos por el canal financiero (metafóricamente caratulados como "inversión") con la expectativa de obtener ganancias fáciles de corto plazo, y luego de volver a dolarizarlas, irse por donde se fueron; favorecidos por la eliminación de los controles de capitales.
Replicando lo que llevó a Brasil a su crisis, las tasas altas buscan atraer dólares especulativos por el canal financiero (metafóricamente caratulados como "inversión") con la expectativa de obtener ganancias fáciles de corto plazo, y luego de volver a dolarizarlas, irse por donde se fueron; favorecidos por la eliminación de los controles de capitales.
La idea es que esos dólares contribuyen a "estabilizar" el mercado cambiario y contener la inflación, mientras se despliega el corazón del modelo, que implica monumentales transferencias de ingresos desde el Estado y los sectores populares, hacia las fracciones más concentradas del capital.
Las otras medidas que se suman a las altas tasas para deprimir la economía son estrictamente funcionales a ese objetivo: la devaluación que licuó salarios, la apertura de las importaciones que destruye empleos, los despidos que buscan disciplinar a la fuerza laboral en sus reclamos pero restan al consumo, al igual que los tarifazos. En general y salvo excepciones, los grandes grupos empresarios no se quejan de ellas, como del nivel de las tasas.
Que son la excusa perfecta para que desde el propio gobierno y los sectores que lo apoyan le carguen la romana a Sturzenegger porque la economía no arranca, y la promesa del paraíso futuro a la que nos tiene acostumbrados el neoliberalismo, se torna cada vez más brumosa y lejana.
Si las cosas fueran distintas a como las venimos contando, en breve nos sacaremos la duda: si Sturzenegger se tomara a pecho lo de la "autonomía" del Central podrían recordarle que está simplemente a tiro de decreto de Macri, porque su nombramiento y el del resto del directorio fue "en comisión" (como el de los jueces de la Corte) y sin acuerdo del Senado. Eso, o lo cogotean amablemente y le explican (dado que ya está crecidito para entenderlo) que la autonomía son los padres.
Pero puntos más, puntos menos de las tasas de interés, todos sabemos que nada de eso ocurrirá.
Pero puntos más, puntos menos de las tasas de interés, todos sabemos que nada de eso ocurrirá.
2 comentarios:
Hay otro tema no menor y es la falta de rúcula. Se acordará cro. que para el 1 de Marzo mientras la bestia tilinga papeaba en la apertura de sesiones, el dolario se disparaba a 16, por esa época había bajado la tasa y salieron con un revoleo de 5 000 M de los cuáles recaudaron 0 peniques.
Hoy, hay un clamor por un dólar a 18 (a cargo del tano de Maranello) con reservas que no se recuperan. Es más, este año hay vencimientos que, de cumplirse, se tienen que hacer con reservas. Además, el Schuarzeneger éste no quiere intervenir en el MULC para evitar la emisión de pesotes....
Con lo cual hay un riesgo bastante elevado que se dispare devuelta el dólar (con su arrastre a precios) corrida mediante si se especula que las reservas caerán por debajo de cierto umbral, más aún si bajan la tasa
Lo que los tipos necesitan, en el corto o mediano plazo y pensando en el año que viene, es ir a un atraso cambiario para, entre otras cuestiones y otros curretes en dos ruedas, "recuperar" poder adquisitivo vía freno de inflación y entrada de chirimbolos a precios de remate, pero para eso se necesita una fuerte entrada de divisas y el sostenimiento del flujo.
En fin, que Belcebú los ayude
Saludos
Por el camino macrista, no hay posibilidad alguna que esto se revierta.
Las medidas que ya se tomaron, como la enorme devaluación, liberación del tipo de cambio, eliminación de controles de salida de capitales, tasas demenciales del 38% en Lebac,apertura de las importaciones, aumentos descontrolado de combustibles y tarifas, endeudamiento externo, provocaron un colapso económico que es irreversible.
Ahora sí que estalló la economía, porque producir, fabricar, resulta antieconómico. No hay crédito, no hay mercado externo y al mercado interno lo pulverizaron. ¿Quien va a invertir en producción si comprando Lebacs tiene asegurado un rendimiento del 38% ?
Si hoy mismo empezara a cambiar la política económica, se necesitarían dos o tres años para volver al nivel de actividad de 2015, recuperar los 100 mil puestos de trabajo que ya se perdieron durante 2016, y reactivar el mercado interno.
Los cabezas de termo que votaron a Macri recién reaccionarán cuando reciban el telegrama de despido. Demasiado tarde para lágrimas.
El Colo.
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