Los dichos de Elisa Carrió, ese ser aborrecible que depreda el erario público hace más de dos décadas como legisladora son conocidos y se han viralizado: en su programa en TN (al que a veces invita a Joaquín Morales Solá) llamó a la clase media y media alta a "hacer un esfuerzo solidario" en estos momentos difíciles, y dar propina y changas a los que lo atienden y los sirven; "porque la están pasando mal".
Si hubo algún despistado que quiso ver en Carrió una opción política "progresista" (ya no debe quedar ninguno de esa especie, a estas alturas) habría que recordarle que ya en el 2007 desconoció el rotundo triunfo de Cristina en las elecciones presidenciales diciendo que su gobierno nacía con "legitimidad segmentada" porque no la había votado la clase media urbana, y se había hecho fuerte en las barriadas populares.
También entonces convocó a la clase media a una cruzada "para rescatar a nuestros hermanos pobres de las garras del clientelismo", y por entonces su economista de cabecera era Rubén Lo Vuolo y postulaba el "ingreso universal ciudadano a la niñez", que le valdría luego para reclamar la propiedad intelectual de la AUH.
Pero la verdadera Carrió es la que se ve en el video, la misma que viene diciendo una barbaridad tras otra a propósito del debate del aborto y de los embarazos no deseados de las mujeres de los sectores más humildes: un personaje profundamente reaccionario, que calza perfectamente en el esteoreotipo de señora gorda (y no precisamente por la contextura física) de Recoleta, o de clase acomodada de provincias (aunque pueda estar venida a menos), que entiende por sensibilidad social a la beneficencia, y cree que dando limosna hace un favor; compartiendo con lo que menos tienen algo de lo suyo.
Eso "suyo" que, como todas/os los su clase, suponen que se lo ganaron por derecho divino, y lo merecen, y si mal no viene, reclamarán del "asistido" gratitud eterna por su generosidad y desprendimiento. En ese sentido no hay personaje más cultural y socialmente antiperonista que Elisa Carrió: representa todo aquello por lo que el peronismo surgió, para reemplazar la limosna por los derechos; como planteaba la inmortal Evita a la que esta cínica perversa dice admirar.
Y lo de la propina es un ejemplo: para Carrió de la crisis no se sale con políticas económicas a favor de los sectores populares, o pagándoles salarios dignos a los trabajadores como el peronismo siempre ha sostenido, y la mayoría de su trayectoria histórica ha tratado de hacer: se sale apelando a la buena voluntad de los que tienen y pueden, sin cuestionar ni el modelo de acumulación de la riqueza ni como esa riqueza se distribuye. Procurando el derrame, que no es un invento del neoliberalismo, sino que es tan viejo como mear en los portones, como decía Perón.
Vale lo mismo para la "changa": no es casual que haya tenido que ven ir el peronismo (en sus orígenes y con el kirchnerismo) a reconocerles derechos a los peones rurales o al personal de casas de familia (el "servicio demoéstico) al cual los Carrió de entonces y de ahora empleaban "para hacerles un favor". Es gente cuya conformación mental sigue anclada en la servidumbre de la gleba, a la que le cuesta aceptar la dignidad del que trabaja, y reconocerle los derechos que son su consecuencia.
Vale lo mismo para la "changa": no es casual que haya tenido que ven ir el peronismo (en sus orígenes y con el kirchnerismo) a reconocerles derechos a los peones rurales o al personal de casas de familia (el "servicio demoéstico) al cual los Carrió de entonces y de ahora empleaban "para hacerles un favor". Es gente cuya conformación mental sigue anclada en la servidumbre de la gleba, a la que le cuesta aceptar la dignidad del que trabaja, y reconocerle los derechos que son su consecuencia.
Pero volvamos a la propina, y su relación con el peronismo: como parte de la ignominia y la explotación de la clase trabajadora que lo gestó de las entrañas de un pueblo hambreado y olvidado, allá por los años 40 la propina era no solo una institución social en determinados ámbitos (los trabajadores gastronómicos, sobre todo), sino un subterfugio al que apelaban no pocos patrones para "delegar" en los clientes la responsabilidad de solventar "a voluntad" parte del salario de sus trabajadores.
Ante eso Perón, siendo en septiembre de 1945 Secretario de Trabajo y Previsión, dictó el famoso "laudo gastronómico". que bajo el lema “la propina denigra a quien la da y a quien la recibe” la prohibió, y estableció en su reemplazo la formación de un fondo común, obtenido de un porcentaje que cada empresa preestablecía (un 20% de la cuenta), que se agregaba a la consumición del cliente y luego se distribuía entre el personal.
El laudo fue ratificado primero por el Decreto Ley 4148 en 1946, y ese mismo año el decreto fue ratificado por el Congreso (como toda la legislación social dictada por Perón desde la Secretaría durante el gobierno de la revolución del 43') por la Ley 12.921. Generó muchas resistencias en los patrones, que solían colgar en el acceso a los locales el famoso cartel "No cobramos laudo".
Al sancionarse en 1974 la Ley de Contrato de Trabajo 20.744, su artículo 122 dispuso que "Cuando el trabajador, con motivo del trabajo que preste, tuviese oportunidad de obtener beneficios o ganancias, los ingresos en concepto de propinas o recompensas serán considerados formando parte de la remuneración, si revistieran el carácter de habituales y no estuviesen prohibidas. " (las negritas son nuestras).
Tras el golpe de 1976, la dictadura dictó en 1980 la llamada Ley 22.310, que con las firmas de Videla, Martínez de hoz, LLamil Reston y Alberto Rodríguez Varela (el padre de la loca de los bebitos, y del flamante juez designado por Macri), que derogó por su artículo 2 el decreto del 46' que había creado el laudo, y mutiló el Convenio Colectivo de Trabajo 174/75 del personal hotelero y gastronómico: caían los derechos, y volvía la propina.
Al renegociarse íntegramente el nuevo Convenio Colectivo de la actividad en el gobierno de Néstor Kirchner (Convenio 389/04), en su cláusula 11.11 ratificó la prohibición de dar propina, en estos términos: "Las partes
coinciden en ratificar la total prohibición del personal comprendido en el
presente convenio colectivo, de recibir sumas dinerarias de los
pasajeros/comensales o de clientes que utilicen los servicios de cada
establecimiento, o bien de comercios o empresas de servicios que pudieran
vender productos y/o servicios a los mismos.
En esta prohibición, quedan
expresamente incluidas las denominadas propinas en sus distintas modalidades
posibles; comisiones por recomendar a los pasajeros / clientes / comensales la
utilización de determinados servicios de excursiones, remises, taxis,
restaurantes, espectáculos, etc., o la adquisición de cualquier tipo de producto a
terceros comercios (artículos de cuero, regionales, vinos, etc.), a los fines
previstos en el artículo 113 in fine de la Ley de contrato de trabajo.
A todo evento y en consecuencia, expresamente se establece que no podrá
pretenderse, invocarse ni reclamarse la naturaleza salarial a ningún efecto de la
eventual recepción de este tipo de recursos que en su caso constituirán
exclusivamente una liberalidad del eventual otorgante sin generar derecho o
consecuencia alguna a favor del trabajador ni del empleador para aplicar
sanciones disciplinarias en el marco de la relación laboral." (el artículo 113 LCT es el antes citado 122, las negritas son nuestras)
Como ven entonces, hasta Barrionuevo era más de avanzada de Carrió, aunque para ser justos, nunca planteó en serio la vuelta del laudo gastronómico; acaso porque a esta altura es más patrón que empleado.
Tampoco se supo que como actual autoridad formal del PJ nacional (al menos hasta que la Cámara Nacional Electoral se digne a resolver el recurso contra la intervención) saliera a cruzar a la platinada, en defensa de una medida adoptada por el propio Perón. Se le debe haber descompuesto el peronómetro.
4 comentarios:
Estamos tan mal acostumbrados en criticar los shows de doña colesterol que no la valorizamos cuando tieme razón y ahora tiene razón; a falta de paritarias, de sueldos y de laburo. volver a las propinas y changas no es sólo progre, es en el contexto virreinal, una revolución, con la camarada lilita sublevada.
Seamos serios, ¿qué es la propina?, darle unas monedas al mozo, al trapito, en fin, a esa gente servicial, algo justo y casi humano, un premio al mérito.... bueno, lo oficial de virreinato - a través de doña malbec y sus rambos es meterlos en cana (a los trapitos, al menos) y nuestra heroína propone legalizar la propina, una maraviya.
Después, ¿qué es una changa?, por ejemplo y para no andar pensando en plomeros y otras desdichas cotidianas, pensemos en vendedores de medias, limones y otras boludeces en la calle, otra vez el contraste revolucionario, doña malbec y sus rambos a meterlos en cana, chorearle la mercadería y, tal vez, boletearlos (ojito senegaleses)...mientras nuestra diosa rubia, a pesar de la pérdida de guita propone lo impensado, la changa.
No, debemos ser menos mal pensados con la insigne diputada en el exilio vacacional, pobrecita, no reconocemos su desvelo ni que a lo mejor, su inminente nueva ruptura la lleve a algún vecindario trosko o algo peor... todo es posible, no?
¿Que se puede hacer con ésta gorila desequilibrada ?
Empanadas.
El Colo.
Soy el editor responsable del blog Medios y opinion, un espacio pluralista y republicano, no como el suyo donde impera el pensamiento único kirchavista. Quiero ejercer mi derecho a discrepar totalmente con el contenido de su nota, que es sesgada y irrespetuosa para con la inbestidura de la Dra. Carrió.
Quiero decir dos cosas, sere brebe.
1)Como toda persona de bien sabe, la Dra. Carrió está fuertemente comprometida con la lucha contra la corrupción y el saqueo que ha sufrido nuestro pais hasta diciembre de 2015.
2)Además la Dra. siempre se ha preocupado por los menos desposeidos y la mal llamada Asignación Universal es de su propiedad y le fue robada descaradamente por el Frente para la victoria del golpe, con fines no de dignidar a los carenciados, sino arteros y demagogicos.
3)Lo de dejar propina a sido motivo de burla de parte de todos los conspiradores populistas, pero las personas de bien sabemos que es una buena práctica ciudadana que enaltece al que la practica.
Ud. seguro que cuando llama a un motomandados para pedir una piza no le deja ni una mísera moneda.
Que tenga buenas tardes.
La limosna y la beneficencia son para mí ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes.
Eva Perón. "La Razón de mi vida".
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