(*)
¿Hasta cuándo va a seguir subiendo el precio
del dólar? (¿Qué pasa, Luis, sacaste un préstamo UVA?) O lo que es lo
mismo, pero más comprensible para la mayoría de los argentinos: ¿Cuánto más
valor va a perder el peso, los bienes, las propiedades, el salario y todo lo
que se compra y lo que se vende con moneda nacional? (Pero el mercado
inmobiliario está todo dolarizado, Luis hace mil años. Jodéme que pusiste a la
venta un depto en pesos) Nadie lo puede calcular con seriedad. (Exacto.
Por eso los que pusieron en el presupuesto que iba a estar a $ 19,30 son todos
unos chantas) Lo que viene pasando con la economía desde diciembre del año
pasado hizo trizas todos los pronósticos de los especialistas. (O sea que
tan especialistas no son entonces. O mejor: especialistas en pifiarla y no
pegarla nunca)
Quizás el dato más
relevante es que las causas son múltiples. Desde la guerra comercial de Estados
Unidos con China y Alemania hasta la suba de las tasas de referencia del Tesoro
norteamericano. (Las tasas son de la FED, Luis. Lo que es del Tesoro son los
bonos. ¿Para qué te metés en lo hondo si no sabés nadar?) Desde el déficit
fiscal hasta el enorme endeudamiento externo. (Que existen desde que asumió
Macri, y en dos años y medio no hizo sino empeorarlo. De hecho, al país
Cristina se lo dejó desendeudado) Desde la decisión de endeudarse emitiendo
bonos soberanos cuyo valor se derrumbó estrepitosamente hasta las ostensibles
dificultades para bajar la inflación. (¿Ves? Nos perjudicó una decisión que
tomó él, y que sea un inútil incapaz de cumplir su promesa de campaña, de que
la inflación no iba a ser un problema en su gobierno, porque si había inflación
era una muestra de la incapacidad del que gobierna, pero para él era lo más
sencillo de resolver, porque tenía el mejor equipo de la concha de la lora)
Ya se dijo hasta el
cansancio que la volatilidad del mundo afecta más a los países “emergentes” y a
los dependientes del crédito externo. (Claro, lástima que no escucharon en
el gobierno, porque festejaron que nos declararon emergentes, y lo único que
hacen es endeudarnos) Pero, ¿por qué razón es la Argentina la que más viene
sufriendo el impacto del mundo exterior? La respuesta, además de económica, es
política. (Exacto: porque además de haber adoptado un plan económico totalmente
insustentable y que no cierra por ningún lado, tiene el peor gobierno del
mundo) Es que el país, y por supuesto, el gobierno, no generan confianza. (Ah,
el país, claro, no el gobierno de mamertos que tenemos) Al contrario: sus
últimas decisiones políticas y económicas aumentan la incertidumbre. (¿Las
últimas nomás, Luis? En realidad el descalabro lo armaron las primeras:
levantar el cepo, sacar retenciones, eliminar los controles de capitales,
eximir a las exportadores de liquidar divisas) Es más: el nivel de
expectativas sobre el futuro de la economía y el crecimiento es el más bajo
desde diciembre de 2015, cuando Mauricio Macri asumió. (Lógico: en el medio
pasó nada menos que el gobierno de Macri)
El oficialismo ya
perdió la oportunidad de plantear a los argentinos cual fue la verdadera
herencia que recibió del gobierno anterior. (Fijáte que no, cuando emitió
deuda lo puso por escrito en los bonos: ahí decía que estaba joya el país, para
que le prestaran plata. ¿Vos decís que mintó, como dijo Vidal?) El no
hacerlo a su debido tiempo, porque temía provocar una ola de pesimismo, no fue
solo una falla de comunicación. Fue una equivocación política de marca mayor. (A
veeer por qué, jeño) Porque aceleró la dinámica de la crisis, y puso a la
administración, desde el principio, a correr detrás de los acontecimientos,
practicando un “anuncismo” constante y generando expectativas que nunca
terminaron de cumplirse. (A ver si entendimos: una crisis generada –según
vos- en parte porque “el mundo se nos vino encima” desde diciembre del año
pasado, y por la incapacidad del gobierno (desde que asumió) se aceleró por no
haber dicho de entrada la herencia que recibió del kirchnerismo. ¿Es así o nos
perdimos algo?)
Si se mira para
atrás, se comprobará que el jefe de Estado se la pasó comunicando optimismo
futuro. (Y sí, mirando para atrás, lo que se dijo hablaba del futuro. Pasa
que entonces -como ahora, y no desde diciembre del año pasado, como decís
vos- el presente era una cagada de la
cual no se podía ni hablar) O, para decirlo más claro todavía: augurando
escenarios que nunca terminaron de suceder. (Debe ser la influencia de
Carrió) Desde el zarandeado segundo semestre hasta lo peor ya pasó. Desde
las metas de inflación hasta los objetivos de crecimiento que jamás se
cumplieron. (¿Vos decís que todo lo hicieron para el culo Luis, que pasó, se
cortó la cadena de pagos de la pauta?) Ahora, ese misterio insondable que
se denomina mercado, (Será insondable pero bien que a todos nos está
haciendo una enema que ni te cuento) está a la espera de nuevas medidas
económicas. ¿Se anunciará finalmente un fuerte aumento del impuesto a los
viajes al exterior? (Y llegaremos a ser Venezuela, por fin un anuncio que se
concreta) ¿Se les cobrará a los que gasten dinero fuera de la argentina con
tarjeta un porcentaje extra, con el objetivo de contener la fuga de divisas? (De
tomar medidas en serio para eso ni hablar, ¿no?) ¿Se revisarán las rebajas
programadas de retenciones a la soja? ¿Se detendrán los aumentos de las tarifas
del gas, la luz y el agua? (No a las dos cosas, Luis, porque justamente los
mercados no esperan que haga nada de eso. Pasa que como para vos son
insondables, no te diste cuenta) ¿Iniciará Macri una nueva etapa de
kirchnerismo con buenos modales, como sostiene José Luis Espert, para intentar
detener la fuga de votos para su reelección? (Pará, pará, para: ¿vos decís
que para ganar las elecciones tuvo que hacer kirchnerismo el año pasado? ¿En
qué quedó lo de “no vuelven más”? ¿O morirá con las botas puestas, intentando
bajar el déficit fiscal, ese mal crónico que padece la Argentina desde hace por
lo menos setenta años? (Desde que llegó el peronismo, Luis, decílo. El tema
es que el único gobierno que tuvo superávit fiscal fue el de Néstor, que justo
era peronista. Igual, ese problema no es ni de cerca el principal de la
economía argentina, pero para que te lo vamos a explicar, si para vos es tan
insondable como los mercados)
Las corridas
cambiarias ya se llevaron puesto a un presidente del Banco Central (Federico Sturzenegger)
(¿La aclaración es por miedo a que al momento de publicar la nota ya lo
hayan volado a Caputo?) y a dos de los ministros más antipopulistas, Juan
José Aranguren y Francisco Cabrera. (Y más turros, más que nada) Pero ni
los cambios de nombre ni el préstamo récord del Fondo Monetario Internacional,
ni la elevación de categoría de economía de frontera a emergente sirvieron para
detener la sangría. (Peeero, que desilusión. Tanto que festejaron esos
golazos) Entonces ¿qué está pidiendo el misterioso mercado? (Que se vaya
Macri, porque ya no les sirve, Luis. Les dio todo lo que esperaban, y pasó a la
categoría de estorbo) ¿Un cambio completo de gabinete, incluidos los ojos y
los oídos del Presidente, compuesto (Si son “los ojos y oídos” es
“compuestos”, en plural, so burro) por Marcos Peña, Mario Quintana y
Gustavo Lopetegui? (¿Preocupado porque rajen al que firma los cheques,
Luis?) La desconfianza y la incertidumbre que todavía perduran ¿es porque
no creen que Macri sea capaz de cumplir con su palabra de bajar el déficit? ¿O
porque el mercado descuenta que la oposición no acompañará ni convalidará las
políticas del Poder Ejecutivo? (Las dos cosas las descuentan que no van a
pasar, Luis. A esta altura están dudando si termina el mandato)
Es tanto el ruido
que hay ahora mismo, que la única esperanza del Presidente para mantener viva
la posibilidad de ser reelecto consiste en aguardar que el Fondo Monetario sea
más comprensivo y menos rígido de lo que sostienen los documentos firmados, (O
sea, quiere generar confianza haciendo lo mismo que hizo toda su vida para
generar desconfianza: firmar algo que no está dispuesto a cumplir, en realidad)
y que Cristina Fernández se presente como candidata a presidenta, y que el
peronismo vote fragmentado. (Y que Argentina gane el Mundial, pero ya
sabemos que eso no será posible. Igual, que loco lo de Cristina, ¿no? Hasta
Macri tiene que hacer kirchnerismo para ganar elecciones, pero si se presenta
Cristina que es la dueña de la marca, gana Macri) Parece que Macri se dio
cuenta demasiado tarde de que gobernar no significa solamente tomar decisiones,
sino comunicar el por qué, y con qué objetivos. (Ha visto, era eso: es todo
un problema de comunicación. Justo lo que dicen todos los que se están por
rajar a la mierda: que no se supieron hacer entender)
En los últimos
días, un experto en comunicación lo alertó sobre la posibilidad de que el
vínculo que construyó con millones de argentinos, y que le permitió ganar las
dos últimas elecciones, esté a punto de romperse de manera casi definitiva. (¿No
habrá sido Melconián el experto, no? Con eso de “ojo, que se puede ir todo a la
mierda”. Que poco confiable un ingeniero al que se le rompe lo que construye,
che. Menos mal que nunca hizo un puente, por ejemplo) Las masivas compras
de dólares de pequeños ahorristas de los últimos días parecen abonar la
inquietante teoría. (Pero cómo, Luis, si pueden comprar todos los dólares
que quieran desde que asumió Macri. ¿O vos decís que era una posibilidad, pero
no contaban con que la gente se la tomara en serio?) El optimismo es un
combustible indispensable para coronar la victoria. (Esta parte te dio una
mano Ari Paluch en la redacción. Igual, a esta altura y con el precio de la
nafta, usar metáforas con “combustible”, no sé, fijáte) Pero el optimismo
sin fundamento significa solo negación. (¿Vos decís que Macri está alienado
y se niega a ver la realidad, así como un De la Rúa digamos? El despegue tuyo
ya es nivel helicóptero)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
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