Rompiendo los límites de la corrección política que hasta se autoimpusieron muchos dirigentes opositores por la operación de Cristina. Pablo Micheli (a cargo del pedacito de la CTA que no se fue con Yaski), la emprende con todo no ya contra el gobierno, sino directamente contra la presidenta.
Y no tira munición liviana el muchacho: la compara con Cavallo, nada menos; y si bien no entra en mayores detalles ("una vez que ganaron, destaparon todo y salieron con las medidas de ajuste que creo la gente no las va a tolerar"), no creemos que esté hablando del aumento de las tarifas del subte (después de todo decidido por Macri, a menos que Micheli se asesore con Altamira y el trosquerío y piense que estaba pactado de antemano con el gobierno nacional), o de la eliminación de los subsidios en barrio Parque y Puerto Madero, aunque en otras oportunidades sus amigos Lozano y De Gennaro promovieron cacerolazos para que no le aumenten la tarifa a la clase media.
Seguramente se refiere al artículo 8 del DNU 324/11, que manda a revisar los pagos que reciben los agentes estatales por distintos conceptos (plus, bonificaciones, pagos adicionales) fuera de su sueldo mensual, normal, regular, habitual y permanente asignado en función de su cargo y categoría escalafonaria o de revista; según fue explicado acá.
La deducción es lógica porque eso respondería a los intereses concretos de sus representados en ATE, pero Micheli pretende emblocar detrás de su reclamo a otros sectores (como los que deberán pagar más por los servicios públicos por perder los subsidios) aunque demonizando a los 90', va a cosechar poco por ese lado.
Pero las palabras de Micheli tienen amplia cabida en La Nación porque son funcionales a la instalación del tema del "ajuste" que encararía el gobierno nacional, como una especie de travestismo político post electoral similar al de Menem en los 90': del salariazo y la revolución productiva, a las privatizaciones y la flexibilidad laboral.
Otro ejemplo tienen acá, en la nota de Alcadio Oña en Clarín de hoy: un verdadero ejercicio de terrorismo periodístico, tirando cifras a la bartola (en el medio de la nada, aparece un agujero de 100.000 millones de pesos tirado no se sabe bien por que), y clausurando todo debate sobre el punto, el 2012 será el año del ajuste y punto, no se habla más.
Sin embargo, y atento a que la preocupación verdadera de Micheli fue disparada por el DNU 324, es interesante aporta algunos datos del Presupuesto nacional 2012 que acaba de aprobar el Congreso para entender que tanto hay de "ajuste" en el ajuste del que todos hablan por estos días.
La imagen que ven corresponde a la distribución del gasto público del Estado nacional por incisos, es decir las principales partidas del Presupuesto que permiten saber en que se gasta:
Como pueden ver, los gastos en "Personal" (sueldos, asignaciones familiares y contribución patronal) del Estado nacional representan un 11,15 % de sus gastos totales, una proporción que se mantiene constante año a año.
Para comparar, en la provincia de Santa Fe ese mismo rubro representa en el Presupuesto 2012 (sin considerar la ampliación del 2011 dispuesta por Binner por el DNU 2809, exclusivamente referida a gastos en "Personal") el 39,97 % del gasto total; y en la provincia de Buenos Aires fue el año pasado (en el presupuesto original, sin considerar modificaciones posteriores) el 41,52 % de los gastos totales del Estado, es decir cuatro veces más importante su peso en las cuentas públicas que en el Estado nacional.
Dentro de esos algo más de 56.000 millones de pesos, la gran parte se lo llevan justamente los rubros que componen el "sueldo mensual, normal, regular, habitual y permanente asignado en función de su cargo y categoría escalafonaria o de revista" de cada uno de los agentes del Estado nacional; es decir los ítems que no están alcanzados por la revisión ordenada por el DNU 324.
De modo que si habrá como consecuencia de esa revisión beneficios o rubros extras que algún sector deje de percibir (cosa que está por verse aun) no parece que represente un gran impacto en las cuentas públicas, como para hablar a los gritos de "ajuste", sin más.
Pero hay otro rubro en el que nos queremos detener, y es la partida "Transferencias", que como también pueden ver en el cuadro, representa una parte importante del gasto total del Estado nacional: exactamente el 71,57 %.
Dentro de esa gran torta, más de la mitad larga se la llevan las prestaciones de la seguridad social: jubilaciones, pensiones (incluyendo las no contributivas pagadas por el Ministerio de Desarrollo Social) y asignaciones familiares (incluyendo la AUH y la asignación por embarazo) se llevan alrededor del 36 % de los gastos totales de la Nación.
Y que se sepa hasta aquí, nadie ha hablado de dejar de pagar la AUH, suspender la ley de movilidad previsional (que pauta dos aumentos anuales a jubilados y pensionados nacionales), eliminar las jubilaciones del programa de inclusión previsional o descontarles partes del sueldo a los jubilados y pensionados como hicieron Cavallo y De la Rúa; salvo las oscuras fuentes de Oña en Clarín que mencionan el tema como el pasar.
La otra parte de "Transferencias" (un 35 % y chirolas del gasto público del Estado nacional) comprende varios rubros, que van desde las transferencias de capital a las provincias para la ejecución de obras públicas, hasta el Fondo Nacional de Incentivo Docente, las partidas para equiparar los sueldos docentes de algunas provincias con los pautados en la paritaria nacional del sector (de acuerdo con la Ley de Financiamiento Educativo), las partidas para el conjunto de las Universidades nacionales, los planes Argentina Trabaja y los ya famosos subsidios a las tarifas de los servicios púbicos; que orillan el 15 % del Presupuesto nacional, sumando todos sus rubros.
Rubros en los que están involucrados por ejemplo los aportes del Tesoro nacional a empresas estatales: AYSSA, Aerolíneas Argentinas, ARSAT, ENARS, el Ente Binacional Yaciretá, según fue explicado en su momento acá.
Dentro de esa masa de aproximadamente 75.000 millones de pesos (el 15 % del Presupuesto), más o menos una tercera parte está destinada a solventar las tarifas de luz y gas, que es donde hay sectores (hasta ahora claramente identificados) que empiezan a recibir las facturas con aumento, por perder los subsidios; pero aun así pueden conservarlos si cumplen con determinados requisitos.
Piénsese cuan lejos de eso estuvo Cavallo con su hacha tajeadora (nada de bisturí ni sintonía fina) en lo tiempos del menemato y de la Alianza, para comprender el exabrutpo de Michelli.
Superado largamente (lo que no era fácil) por la idiotez de sostener que la gente en realidad, no la votó a Cristina, sino un rechazo a las políticas de ajuste de los 90', para no volver atrás.
Idiotez sumamente curiosa porque Micheli y sus amigos (Lozano y De Gennaro fundamentalmente) vienen sosteniendo hace años que el kirchnerismo es lo mismo que el menemismo, y las políticas centrales de los 90' se mantienen: ahora resulta que la gente a la hora de rechazarlas, eligió votar a Cristina y no -por ejemplo- a Binner, el candidato de Micheli, que también decía que estaba en contra de las políticas de los 90'.
Candidato por cierto que, como gobernador de Santa Fe, aumentó ocho veces las tarifas de la luz, cuatro o cinco las del agua, los peajes de las rutas provinciales y de la autopista Santa Fe-Rosario, del Túnel Subfluvial y las tarifas del transporte de carga (no una, sino varias veces) sin que Micheli saliera nunca a compararlo con Cavallo, o a denunciar que mintió a los electores, y lanzó un ajuste.
2 comentarios:
Micheli; me estás haciendo calentar! (Elabas)
Se recortan los salarios de la gilada, pero para los chicos de la camporita que ingresaron a la administracion pública, en noviembre/2011 hay salarios de mas de 40 mil pesos y nadie se paspa!! dejensé de jorobar
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