Que con la denuncia penal contra un grupo de periodistas el Grupo Clarín se pegó un tiro en el dedo gordo del pie, a escasos días del 7D, ya quedan pocas dudas.
Pero lo que más sorprende es el modo en el que tratan de salir del atolladero en que ellos mismos se colocaron, a partir de las inverosímiles explicaciones de lo inexplicable por parte del abogado Wortman Jofré.
Que no sólo tergiversa claramente el sentido explícito de la propia denuncia (enderezada contra los periodistas, tendiendo a criminalizar lo que fueron opiniones vertidas en el ejercicio de su profesión), sino que amenaza meter al Grupo en un berenjenal todavía mayor.
Pasemos por alto que desde el punto de vista de estrictamente técnico la denuncia es ridícula, porque supone que puede ser objeto de coacción agravada una persona jurídica (como el hólding Clarín), o que apunta contra el corazón mismo del ejercicio profesional del periodismo, como lo es la libertad de expresión; por una denuncia penal promovida por un grupo de medios que viene diciendo, justamente, que esa libertad es atacada sistemáticamente por parte del gobierno.
Centremos en las oscuras aclaraciones de Wortman Jofré, que pretende que los periodistas denunciados (porque fueron denunciados) desfilen igual por tribunales, para aclarar lo obvio: que lo que dijeron es apenas una opinión personal.
Es sintomático que la línea de defensa del Grupo ante el papelón indique que no sabe distinguir entre lo que es, justamente, opinión; y lo que es información: acaso un enorme fallido de Clarín, que navega promiscuamente a diario entre las dos cuestiones, con el ánimo deliberado de confundir y llevar agua para su molino.
Y para peor, el planteo de los abogados del Grupo es que, para la eventualidad de que los dichos de los periodistas denunciados no hayan sido opinión, sino información sobre hechos concretos que presuntamente conocen, revelen sus fuentes de información: absolutamente increíble, viniendo de una empresa periodística.
Secreto de las fuentes que está protegido constitucionalmente (artículo 43 CN) aun en el caso de que alguien ejerza la acción de habeas data, para conocer información sobre su persona que consten en registros o bancos de datos públicos o privados.
Pero incluso aunque los periodistas denunciados no hubieran expresado una opinión, sino brindado una información sobre hechos de su conocimiento, y aunque accediesen voluntariamente a revelar sus fuentes (siendo dudoso que el juez pudiera relevarlos del secreto profesional); lo que estarían "denunciando" serían maniobras desestabilizadoras de Clarín en contra del gobierno.
No maniobras coactivas del gobierno contra Clarín, o incitaciones a la violencia contra el Grupo, sus miembros o sus directivos; que es lo que dice la denuncia original de Wortman Jofré y los demás abogados de Magnetto.
Evidentemente cometieron un papelonazo del cual parecen no saber como salir, y van en camino de convertirlo en un bochorno.
1 comentario:
El Clarin Group tiene los mejores buffettes de abogados y jueces cómplices, por lo tanto si la pifiaron sí que es un papelonazo y en esa instancia nadie les vá a confiar un sucesorio familiar siquiera.
Aunque están tan desesperados que van a intentar cualquier cosa pero ya no en el ámbito legal, tal vez algún muerto en la puerta de casa de gobierno, con la complicidad del cipayaje político atrincherado en cualquier partido.
Así compañeros que ojo al piojo y a las liendres.
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