LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

sábado, 2 de junio de 2018

LA TIJERA DE DUJOVNE


Con el afán de disimular cada vez más el problema real de la economía (que es la restricción externa, agravada por el enorme desequilibrio de cuenta corriente) y la insustentabilidad del modelo en curso, el gobierno pretende instalar -cuando no la derecha, la vieja, la nueva y la de siempre- que el verdadro drama es el déficit fiscal; y que sin un fuerte ajuste del Estado (en especial de sus gastos) no hay salida.

Y en ese tren, no paran de lanzar señuelos cazabobos: que los gastos de café y agua mineral de las oficinas, que el sueldo de los choferes del Banco Central, que la cantidad de empleados públicos; sin tirar nunca una puta cifra de cuan relevante es cada uno de esos rubros en el conjunto de los gastos, información relevante porque se está diciendo que para el año que viene el FMI exige que el déficit fiscal (primario, antes del pago de los intereses de la deuda) sea del 1,5 % del PBI, lo que supone hacer un ajuste de los gastos (ya que de recuperar ingresos se habla poco) del orden de los 200.000 millones de pesos, por lo menos.

Ayer Dujovne anunció el comienzo de la poda ya éste año en unos 20.000 millones de pesos en viáticos, horas extras y gastos de automotores oficiales: la misma pavada de siempre, digamos.

El cuadro de apertura (sacado de acá) muestra la distribución de los gastos de la Administración Nacional (Administración Central más Organismos Descentralizados y Entidades de la Seguridad Social) por objeto del gasto y partidas principales; dispuesto por la ley de presupuesto para éste año.

Si bien las cifras son relativas (en tanto la realidad ha destrozado las previsiones macroeconómicas contenidas en el presupuesto), el cuadro sirve para ver como se reparte "la torta" del gasto, y cuanto pesa cada rubro. Lo vamos a expresar en adelante en porcentuales, para facilitar el análisis.

Comencemos por el ahorro en café y agua mineral: la partida "Bienes de Consumo" atiende los gastos de funcionamiento del aparato estatal (combustibles, papelería, material de oficina, etc), y representa apenas el 0,93 % del total del gasto. Además como vemos este año el gobierno ya empezó a ajustar allí: le asignó un crecimiento del 1,4 % interanual, cuando para el conjunto del gasto presupuestado la previsión era del 16,5 %.

Otro tanto (o peor) pasa con "Servicios No Personales", rubro en el que ingresan otros gastos de funcionamiento del Estado como la luz, el agua, el gas, los viáticos o (ejem) las consultoras, los monotributistas del call center o la publicidad oficial: representa apenas el 2,06 % del total del gasto, pero acusa ya una poda éste año del 11,5 % en términos nominales en relación al 2017 (de la que obviamente está exenta la pauta publicitaria y las otras linduras señaladas). Aun sumando ambas, no llegan al 3 % de los gastos, es decir, no mueven el amperímetro.

Mucho se ha hablado sobre presuntos sueldos altos en el Estado, o personal designados en exceso, pero los gastos en "Personal" representan el 10,99 %, con un crecimiento interanual en línea con el del gasto global, y casi con la misma participación porcentual que durante los años kirchneristas. 

La explicación es muy sencilla: la ola de despidos de trabajadores públicos precarizados y con bajos salarios que se viene dando desde que asumió Macri, se compensan con el ingreso de ñoquis VIP de "Cambiemos", con sueldos que son cuatro o cinco veces mayores que los del promedio. Por ende, ahorrar en horas extras tampoco marcará la gran diferencia, si lo que quieren es recortar gastos.

Aun ofreciendo un aumento en paritarias del 12 % con una inflación que rondará el 30 % para éste año (y suponiendo que los gremios lo acepten, lo que es dudoso), parece que un ajuste por éste lado tampoco permitiría cumplir con las metas exigidas por el FMI; lo que no le impedirá despedir (según trascendió) a 30.000 contratados y empleados precarizados, aunque no todos se paguen con la partida "Personal".

En "Bienes de Uso" (es decir, el gasto de capital o inversión pública, comprensiva de la obra pública de infraestructura y los gastos en adquisición de maquinaria y equipo) se gasta el 2,15 % del total, y la cifra que expone el cuadro ya ha sido "mochada" por el propio Dujovne, cuando antes del anuncio del acuerdo con el Fondo anunció una poda de 30.000 millones de pesos, o sea la mitad de lo previsto, aunque por fuera queden las transferencias de capital a las provincias para obras, que seguramente también caerán en la poda.

De recortar en "Servicios de la Deuda" (que se lleva el 13,99 % del presupuesto original tras la devaluación seguramente mucho más en la ejecución real) ni hablamos, porque el hecho de haber ido al FMI y que el ajuste surja del acuerdo con éste (y de la propia decisión del gobierno, y la presión de los mercados, según confesó Caputo) queda claro que todo el ajuste tiene por objeto -precisamente- generar los recursos necesarios para poder continuar pagando normalmente los servicios de la deuda, para decirlo mejor, sus intereses.  

Lo cual nos deja para la poda que se viene (o que proponen el gobierno y el FMI) con "Transferencias", que se lleva el 69,57 % del total de los gastos del Estado nacional: casi 7 de cada 10 pesos.

Dentro de ese rubro global, las "Transferencias de Capital" (es decir las destinadas a financiar gastos de capital como obras públicas o maquinaria y equipo) son el 4,82 %, y ya se vienen recortando: es notoria la merma de giros a las provincias para hacer obras, lo cual crea un inconveniente político no menor: si mete mano profundizando el recorte ahí, ¿qué incentivo podrá ofrecerles Macri a los gobernadores para que acompañen con sus legisladores y diputados la aprobación del presupuesto del ajuste?

Siempre dentro de "Transferencias", están los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, precisamente el rubro que está en el ojo de la tormenta por la ley vetada por Macri la semana pasada: del total de "Transferencias" un 4,10 % son los subsidios a la energía y los combustibles, y otro 3,12 % los subsidios al transporte automotor, ferroviario y aéreo (Aerolíneas). Todo indica que si la tijera se profundiza por ese lado, solo se le presentará un horizonte de problemas al gobierno.

Y si bien dentro de "Transferencias" quedan rubros no menores (como los fondos destinados por todo concepto a las Universidades nacionales y el CONICET, o los aportes a empresas estatales), el rubro más impactante es sin dudas "Prestaciones de la Seguridad Social", que se lleva el 48,47 % del gasto total; dentro del cual la mayor parte (el 41,69 %) lo representan los beneficios que paga la ANSES: jubilaciones, pensiones (incluyendo las de los veteranos de Malvinas) y asignaciones familiares (incluyendo la AUH y la asignación por embarazo).

No hace recordar que por ese rubro el gobierno de Macri comenzó la poda a gran escala, con la reforma previsional de fines del año que modificó la fórmula de ajuste de los haberes; con los resultados conocidos para el bolsillo de los beneficiarios, y para la imagen del gobierno en la sociedad: ¿creerán por ventura que otro tijeretazo allí será tolerado social y políticamente, y no despertará resistencias?

El resto que queda de "Prestaciones de la Seguridad Social" involucra las transferencias para financiar las cajas provinciales transferidas a la nación, y las pensiones no contributivas que administra Desarrollo Social, otro blanco de los ajuste ya producidos.

La conclusión parece ser muy clara: para cumplir los compromisos que se apresta a contraer el gobierno con el FMI, se verá obligado a profundizar aun más en los rubros en los que ya viene recortando en estos dos años y medio, con los resultados conocidos. ¿Qué podría fallar? 

2 comentarios:

Miguel dijo...

¿ La asignaciones por jubilaciones, pensiones, etc. despues de la poda al cambiarlo con estos niveles de inflacion no van a quedar para fin de año con mayores aumentos, para el tramo, que con la formula anterior???

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

No, porque se ajustan 70 % por inflación y 30 % por RIPTE (evolución en promedio de los salarios de los trabajadores registrados), que vienen perdiendo contra la inflación, por el cepo a las paritarias y las que todavía no se acordaron, y están con los sueldos "viejos". La fórmula anterior era 50 % RIPTE (sin cepo a las paritarias) y 50 % recaudación de la ANSES, que subía con los salarios (aportes y contribuciones patronales son porcentajes de la masa salarial), la inflación (IVA y Ganancias afectados a la seguridad social) y el nivel de actividad.