Tal como se esperaba, el paro convocado por la CGT con la adhesión de las dos CTA, los movimientos sociales e incluso parte del empresariado Pyme tuvo un amplio acatamiento, y se hizo sentir en todo el país.
Y tal como se pensaba tambièn, el gobierno intentó deslegitimarlo y minimizar el impacto que causó: nada nuevo bajo el sol, ningún patrón ha justificado o entendido nunca un paro, no será esta la excepción. Antes bien, el empeño discurso en ignorar la realidad (que está allí aunque uno no quiera verla) fue digno de mejor causa.
Sin embargo, la contundencia del paro no debería hacernos perder de vista (y precisamente por eso, que demuestra que hay un estado de insatisfacción social que el paro canalizó) no puede ser nunca el final de un proceso, sino apenas el principio: la conducción de la CGT llegó a esta instancia siguiendo sus propios tiempos (que marcaban su decisión de dilatar la decisión cuanto tiempo fuera posible), pero también empujada por una serie de masivas protestas anteriores, y por el veloz deterioro de todas las variables económicas y sociales.
Desde diciembre del año pasado para acá, se sucedieron las movilizaciones contra la reforma previsional, el paro de Camioneros del 21 F, la marcha al obelisco el 25 de mayo para rechazar el acuerdo con el FMI, la marcha federal de los movimientos sociales y el paro de las CTA de los días previos al de ayer.
Actores sociales y políticos que -coincidieran o no en marchar juntos- si coinciden en oponerse a las políticas del gobierno, que con brutal insistencia se vienen descargando sobre los sectores populares y los más humildes, aun antes de haber cerrado el acuerdo con el FMI: jubilados, trabajadores informales o registrados, beneficiarios de planes sociales o pensiones no contributivas, pequeños y medianos empresarios y productores, todos a su turno fueron afectados por el modelo de valorización financiera y fuga de "Cambiemos", y todo indica que la tendencia se irá profundizando en el futuro; si la sociedad se lo permite.
El propio FMI lo entiende así, en tanto condiciona los futuros tramos de la asistencia financiera comprometida con el gobierno de Macri, a los avances en el plan de ajuste. Quieren "ver para creer" si "Cambiemos" es capaz de disciplinar a la sociedad, y ha hacer que ajuste mansamente ser despojada de sus derechos, y retroceder en su calidad de vida, para garantizar el pago de la deuda, y la fuga de capitales.
El propio FMI lo entiende así, en tanto condiciona los futuros tramos de la asistencia financiera comprometida con el gobierno de Macri, a los avances en el plan de ajuste. Quieren "ver para creer" si "Cambiemos" es capaz de disciplinar a la sociedad, y ha hacer que ajuste mansamente ser despojada de sus derechos, y retroceder en su calidad de vida, para garantizar el pago de la deuda, y la fuga de capitales.
No ha sido el de ayer el primer paro de la actual conducción de la CGT contra el gobierno, y los dos anteriores no marcaron a posteriori un cambio en la orientación de su relación con él: quedó perfectamente claro que llegaban a los paros empujados por la presión de las bases, y en parte los declararon para liberar esa presión.
Exactamante esto remarcaba el domingo Morales Solá en su columna de La Nación como la lectura que hace el gobierno del paro (de modo insidioso insinuaba que era compartida por el triunvirato y los "gordos"), esperando que se repita la metodologí; de allí la "invitación a dialogar" a la conducción cegetista, para el día después del paro.
Exactamante esto remarcaba el domingo Morales Solá en su columna de La Nación como la lectura que hace el gobierno del paro (de modo insidioso insinuaba que era compartida por el triunvirato y los "gordos"), esperando que se repita la metodologí; de allí la "invitación a dialogar" a la conducción cegetista, para el día después del paro.
Pero del mismo modo que el alcance del paro superó a la propia CGT, las proyecciones del mismo deben ser capitalizadas y establecidas por un conjunto social y político mucho más amplio, que por supuesto incluya a la central obrera.
La gravedad de la situación y la profundidad del ajuste que el gobierno se prepara a lanzar sobre la sociedad argentina como consecuencia de los compromisos que ha tomado con el FMI, exigen una respuesta acorde a las circunstancias de todos los que, de no hacer nada o quedarse en un paro y nada más, serán sus víctimas: organizaciones sociales, sectores del empresariado nacional, el sindicalismo y la oposición política tienen que tener gestos de madurez para confluir en un conjunto de acciones que permitan frenar ya, ahora, la ofensiva ajustadora. Después puede ser demasiado tarde.
Exigir la urgente convocatoria al Consejo del Salario, la reapertura inmediata de todas las paritarias, un aumento de emergencia para los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH y planes sociales y el rechazo contundente a la reforma laboral, junto con la suspensión de los despidos y medidas de defensa de la producción y el trabajo nacionales ante la avalancha importadora (como las que toman los propios países que el gobierno considera "serios"), son apenas algunos de los puntos de necesaria convergencia de la oposición social y política.
Al mismo tiempo, hay que desplegar una acción coordinada, eficaz y contundente en todos los ámbitos en los que puede materializarse la oposición al gobierno y su plan de ajuste: la calle, el Congreso o los tribunales; rechazando el veto de Macri a la ley contra los tarifazos (dando la discusión en las cámaras e impulsando su declaración de inconstitucionalidad en la justicia, para lo cual ya hay una acción en trámite), impulsar legislativamente la derogación de la reforma previsional y movilizar para exigirle a la Corte que resuelva la causa promovida por Miguel Fernández Pastor para declararla inconstitucional.
Y como se ha dicho antes acá, rechazar claramente y con todas las letras el acuerdo con el FMI, sus condicionalidades y consecuencias: la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central y la liquidación del Fondo de Garantía de ANSES, entre los más perniciosos. Exigir que se traten en el Congreso el mismo acuerdo, y la ruinosa operación de canje de las LEBAC's por un bono del Tesoro de condiciones leoninas, que agravarán aun más el ya pesado endeudamiento contraído por la gestión Macri; advirtiendo de antemano que se desconocerá en el futuro toda deuda contraída en condiciones ilegales, dudosas o ilegítimas.
Eso, para empezar; sin desvelarse por protagonismos ni autorías intelectuales, sin vedettismos que deben guardarse para otro momento, cuando se diriman las alianzas y las candidaturas electorales. Solo en ese contexto el amplio paro de ayer adquirirá toda la contundencia que es necesaria para frenar el ajuste saqueador del macrismo.
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