Y aquí la evolución en pesos comparada con la corrección por IPI y con lo que debió ser si no se hubiese vetado la Ley 13742 (reglamentada recién en diciembre de 2018 ya que las dos cámaras rechazaron el veto). pic.twitter.com/DrnrceKO3h— pablo bolcatto (@pablobolcatto) November 14, 2019
Hace varios meses discutíamos con compañeros sobre CyT en Santa Fe. Escribí esto de puño y letra. No tengo liquid paper en el codo. pic.twitter.com/ncTkSw726R— pablo bolcatto (@pablobolcatto) November 18, 2019
Cuando trascendió el proyecto de
ley de ministerios con el que Omar Perotti piensa armar su estructura de
gobierno a partir del 11 de diciembre, una de las cosas que más se cuestionó en
primera instancia fue la eliminación del hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología
e Innovación Productiva, que pasa a integrarse al Ministerio de la Producción.
Hasta cierto punto es
comprensible la crítica, en tiempos en los que el macrismo descargó sobre el
país políticas de ajuste a las que la ciencia y la investigación no fueron
ajenas, sino que por el contrario fueron blancos privilegiados; y en uno de los
tantos cambios del gabinete nacional, desapareció el ministerio que comandaba
Baraño, junto con otras áreas críticas como los Ministerios de Salud y de
Trabajo.
Sin embargo, es tan cierto que la
jerarquía que se le asigna a una determinada área en la estructura del gobierno
es indicativa de la importancia que se le otorga, como que ese no es el único
criterio, o al menos no debería serlo, desde nuestra perspectiva. En el caso de
la ciencia, la tecnología y la investigación, eso se puede comprobar justamente
con el caso del gobierno de Macri: las podas brutales a los recursos asignados
al área comenzaron cuando aun era Ministerio, y formaba parte del gabinete
presidencial, incluso con el mismo titular que tuvo durante el gobierno de
Cristina.
Vista las cosas desde esa
perspectiva, se puede discutir con argumentos más concretos, como por ejemplo
los que desarrolla Pablo Bolcatto (que sabe bastante más que nosotros del tema)
en los tuits de apertura), demostrando que en la provincia la elevación del
área a la jerarquía ministerial no derivó en que se le asignaran más recursos
que cuando era Secretaría de Estado, sino menos.
Con ese enfoque, corresponde
entonces analizar la evolución de los recursos que el socialismo le destinó a
la ciencia y la tecnología no solo en el actual presupuesto, sino en el que
Lifschitz mandó a la Legislatura para el año que viene, en su insólita
pretensión de seguir gobernando aunque a partir del 11 de diciembre sea
reemplazado en la Casa Gris por Perotti.
En primer lugar, los recursos
humanos, es decir el personal con el cual se llevarían adelante los planes y
programas de ciencia y tecnología de la provincia, y allí aparece la primera
sorpresa: si nos atenemos al proyecto de presupuesto 2020 enviado por Lifschitz
a la Legislatura, se sostendría el insólito esquema actual de funcionamiento,
con una marcada hipertrofia de la planta política. Como hemos dicho en su
momento al analizar el presupuesto para éste año, el Ministerio cuenta con 92
cargos en su planta de personal, de los cuales 27 son políticos (funcionarios y
asesores de gabinete), o sea, el 30 %.
Algo así como un cargo político
cada dos de planta permanente, que para colmo no son de la carrera de
investigador como existe en el CONICET o algo parecido, porque eso no existió
nunca en la provincia, y el socialismo tampoco lo creó. Por contaste, la
Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación creada por la Ley
13.742 no cuenta ni con un solo empleado; pese a que maneja más de la mitad de
las partidas del Ministerio, y el 81,56 % de las “Transferencias” destinadas a
becas y subsidios para los investigadores y proyectos de investigación.
Otro tanto sucede con los
recursos generales asignados al área: mirando el proyecto de presupuesto con
media sanción del Senado, el Ministerio que desaparece como tal tendría
partidas por $ 444.910.000, lo que supondría un aumento del 85,37 % sobre los
240 millones de pesos asignados para éste año. Sin embargo, hay una trampa:
éste año además de esos 240 millones asignados al Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva, se contemplaron otros $ 244.540.000 en la
finalidad “Ciencia y Técnica” en “Obligaciones a Cargo del Tesoro”, para reforzar
las partidas del Ministerio si era necesario en el transcurso del ejercicio.
De modo que este año la finalidad
“Ciencia y Técnica” tenía asignados en realidad $ 484.540.00 millones, que el
año que viene serán menos incluso en términos nominales, de acuerdo al proyecto
de presupuesto que mandó Lifschtiz a la
Legislatura; y eso obedece a que no hay un centavo con esa finalidad previsto
en “Obligaciones a Cargo del Tesoro”, o sea, simplemente juntaron lo que estaba
separado, para que pareciera que estaban reforzando las partidas destinadas a
la investigación científica y el desarrollo tecnológico.
Por otro lado, vimos acá como 190,5 millones de pesos
de esos 244,54 millones de refuerzo fueron finalmente destinados a pagar
deudas, y no a “Ciencia y Técnica”. Pero hay más, para ver que no todo pasa por
como se llame el área, o cual sea la jerarquía que tenga: más arriba hablamos
de la ley 13.742, que aprobó el Plan Estratégico Provincial de Ciencia,
Tecnología e Innovación, y estableció un cronograma de asignación creciente de
recursos al sector, medido en términos de porcentaje sobre el total del
presupuesto provincial.
De acuerdo con ese cronograma
original de la ley, para el año próximo los recursos destinados a la finalidad
“Ciencia y Técnica” deberían representar al menos el 0,38 % del total del
presupuesto provincial. Como veíamos en ésta otra entrada,
Lifschitz vetó la ley pese a que era un proyecto presentado en la Cámara de
Diputados por Bonfatti, específicamente en la parte de la asignación de los
recursos.
Como las Cámaras rechazaron su
veto, no le quedó más remedio que promulgar la ley, y esperó más de un año,
hasta diciembre del año pasado, para reglamentarla mediante el Decreto 4064, en
el que trampeó a la ley: según su texto, el cronograma de asignación creciente
de recursos destinados por la provincia a “Ciencia y Técnica” lleva en la
actualidad a que en el año 2020 se destinen a ese fin el 0,21 % de los recursos
totales del presupuesto provincial, y no el 0,38 % como manda la Ley 13.742.
Pero el proyecto enviado por él
mismo a la Legislatura y que el Senado aprobó a tambor batiente no cumple ni
siquiera con esa nueva meta más amarreta, decretada por él violando la ley: esos
484 y pico de millones asignados al área que dejaría de ser Ministerio causando
tanto revuelo, representan apenas el 0,11 % del total del presupuesto
provincial.
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