LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

viernes, 12 de julio de 2019

HABLEMOS DE DEMOCRACIA


Mientras intenta instalar la idea de que está ganando la elección, el oficialismo arrancó la campaña electoral en el tono destemplado propio de los que la están perdiendo, o arrancan desde atrás: del planteo de Peña de una “microcampaña” dirigida a los grupos de whatsapp de los padres del colegio, a una sucesión ininterrumpidos de brulotes disparados desde todos los flancos contra la oposición, acusada de marxista, narcotraficante, corrupta y antidemocrática; y alimentando sueños de hegemonía.

Es como si el guión de campaña del oficialismo hubiera sido escrito por Elisa Carrió, y ciertamente el tono es de un gorilismo exacerbado, que parece poco apto para captar votos sueltos o indecisos: más bien parece dirigido a fidelizar el núcleo duro propio. A los brulotes de Pichetto (sumado con entusiasmo a denostar el proceso del que fue parte destacada por años) o Aguad (un inverosímil ministro, solo posible en éste gobierno) se le suman un revisionismo histórico bizarro en tiempo real, para rescatar a la figura de De La Rúa y a su gobierno.

Mientras se agigantan a diario las consecuencias de .los destrozos del gobierno del cual hoy forma parte, la UCR parece afirmarse en el orgulloso rescate del anterior desastre que protagonizó cuando le tocó conducir los destinos del país: a ver que opinan al respecto los que tan rigurosamente le siguen exigiendo autocrítica al kirchnerismo hoy, a casi cuatro años de haber dejado el gobierno. Todos los tópicos tradicionales del radicalismo de la naftalina post 45’ son revisitados puntillosamente: el populismo es el mal encarnado en la tierra, su esencia es corrupta, es golpista y antidemocrático por definición, y está siempre acechando a las instituciones de la república cuando no gobierna.

Pero como al mismo tiempo no pueden dejar escapar votos por derechas, prosiguen la bolsonarización del discurso, negándole el carácter golpista a la asonada carapintada contra el gobierno de Alfonsín; aun a riesgo de desprenderse de la figura del “padre de la democracia”, y regalárnoslo a nosotros. Y en esto no hay fisuras entre radicales y macristas, ni entre voceros oficiales y oficiosos del régimen: Marta Pelloni asocia a la Cámpora con el narcotráfico, y Daniel Muchnik sugiere el asesinato de un dirigente sindical molesto para el gobierno.

No parece -reiteramos- la estrategia de una fuerza política que esté cómoda en las encuestas, con la certeza de ganar; ni tampoco creemos que esa deriva conceptual del oficialismo sea en sí mala para la oposición: al fin y al cabo le está regalando la “bajada a tierra” del discurso electoral, hablando de las cuestiones cotidianas más tangibles y acuciantes que le preocupan al ciudadano común, esas de las que no  casualmente el oficialismo evita hablar, por todos los medios.

Sin embargo y pese a ello, hay un desafío que no se puede dejar pasar por alto, sin antes puntualizar al menos un par de cosas, y es el que nos expulsa a nosotros (la principal fuerza de oposición) de los límites del sistema democrático, asociándonos con actitudes golpistas; cosa que por cierto no es novedosa: a menos de dos semanas de haber asumido Macri el gobierno en diciembre del 2015 escribíamos acá algo al respecto

"La calidad e intensidad de una democracia se puede medir de distintas formas, la más elemental de ellas la vigencia del derecho al sufragio, y la aceptación de los resultados por el conjunto de los actores del sistema político. El kirchnerismo (tildado de autoritario y desaprensivo con la disidencia) amplió la participación política votando -en soledad- el voto joven y la reforma política que introdujo las PASO; y tuvo en todos sus años de gobierno derrotas electorales en elecciones provinciales y nacionales, sin cuestionar los resultados, ni agitar el fantasma del fraude cuando era oposición (por ejemplo acá en Santa Fe).

Otra dimensión relevante de la democracia es la vigencia plena de las libertades públicas (de expresión, de reunión, de asociación, de protestar o reclamar): ¿se puede sostener seriamente que se vieron restringidas, desconocidas o negadas en los últimos 12 años cuando abundan los testimonios -en medios periodísticos y redes sociales- de los residuos cloacales de su ejercicio desbordado en todo ese tiempo?

El kirchnerismo atravesó sus mandatos con protestas sociales de todos los sectores, y de todo tipo, incluyendo los cacerolazos urbanos y el corte de las principales rutas del país durante meses por un lock out patronal que desabasteció para forzar la eliminación de un impuesto. Y sin embargo gobernó 12 años sin un solo día de vigencia del estado de sitio; y tomó como política de Estado no reprimir la protesta social, aun al riesgo de pagar por eso costos políticos y electorales. Y cuando hubo represión, los primeros en criticarla fuimos los propios kirchneristas.

La justicia (o el Poder Judicial, para ser más precisos) le tumbó al kirchenrismo la reforma judicial y Cristina no ocupó los tribunales con la gendarmería, ni puso a los jueces en comisión, ni los cesanteó. Tampoco hizo lo mismo con los jueces   que paralizaron por años el cumplimiento de la ley de medios, o que sacaban cautelares a ruego a pedido de cualquier grupo económico afectado por decisiones del gobierno; fueran la Sociedad Rural, LAN, Clarín o La Nación.

Pero la dimensión más rica de la democracia (al menos para nosotros) es su capacidad para ampliar los derechos de los ciudadanos; y desde ese ángulo, los 12 años pasados fueron -sin dudas- los más democráticos de nuestra democracia post dictadura: con amplio consenso en algunos casos, con el solo respaldo de los votos del kirchnerismo en el Congreso en otros o por decisión de Néstor y Cristina, se reconocieron o restauraron derechos civiles, sociales, políticos, laborales y económicos para los argentinos. Cualquiera puede hacer un rápido repaso mental del listado; y seguramente omitirá algún ejemplo importante."

Valga la cita para repensar la coyuntura: invitamos desde allí a analizar lo ocurrido en el país desde entonces, y en especial la conducta del gobierno, el presidente, sus funcionarios y las fuerzas políticas que integran el oficialismo: cada uno puede hacer su propio repaso mental al respecto. La pregunta que cabe hacerse -luego de ese repaso mental- es si seriamente piensan o creen que nos pueden correr, ellos a nosotros, con las credenciales democráticas: quizás sea un terreno en el que no les conviene entrar, porque vienen flojitos de papeles. Muy flojitos.

1 comentario:

ram dijo...

Detalle, hoffa fue declarado muerto, justo 7 años después de SER DESAPARECIDO y hasta ahora, que se sepa, vaya uno a saber dónde está, o sea que en este país y con nuestra historia la del coso ése muchnik es más que una amenaza, no hay una dictadura como tal, formalmente, pero lo que hay es un régimen atendido por los dueños y sin depender de empleados uniformados y sin modales, sunwue imprevisibles, miren si aparecía alguno medio nacionalista o patriota, dendeveras....