LA FRASE

"ME GUSTA EL GORDO DAN, ME HACE ACORDAR A MÍ ANTES DE IRME A VIVIR A MIAMI." (DANIEL HADAD)

martes, 12 de julio de 2011

HISTORIA DE DOS CIUDADES V


Por el Chino Garcé

Cuando ya estaba extrañando su ausencia, acabo de recibir carta desde Sudáfrica de mi amigo Mobutu, con las últimas novedades de Johannesburgo y Soweto.

Como no podía ser de otro modo en un país con una fauna tan variada, me cuenta mi amigo que el alcalde Van Barlett continúa acosado por los animales. Cuando no acaba de resolver los problemas que le generan las tortugas, las palomas y los gavilanes, ahora la cosa parece venir por el lado de los insectos.

En efecto, ambas ciudades están azotadas por un brote de una enfermedad del trópico conocida como “dengue” transmitida por la picadura de un mosquito, que se propaga sin cesar pese a los esfuerzos del Ayuntamiento.

Ante la aparición del problema, rápidamente Van Barlett salió a aclarar a la opinión pública que “no tenemos casos de la enfermedad autóctonos de Johannesburgo, todos los que hasta ahora hemos comprobado son importados de Soweto”, e incluso deslizó una aventurada teoría sobre la preferencia de los insectos por picar pieles oscuras, lo que motivó no pocas críticas.

De cualquier modo, la campaña de prevención desplegada por Van Barlett demostró poca eficacia hasta el momento, lo que muchos atribuyen a las dificultades que plantea a los brigadistas elegidos acertarle con una simple palmeta a un mosquito en vuelo, caminando con zancos.

Iguales dificultades afrontan en el combate contra la plaga los mimos, cuyos movimientos acompasados no pueden competir con la velocidad del vuelo de los insectos transmisores de la enfermedad.

Lejos de aceptar las críticas, Van Barlett las atribuye a la proximidad de las elecciones, y en especial a una supuesta campaña orquestada por su rival interno dentro de la UCR (Un Cambio Racial, recuerden). George Jején, quien aspira a enfrentarlo en alianza con el ARI (Arios Racialmente Inmaculados, mi traducción del inglés puede tener errores).

“Basta con ver el nombre de mi rival en la elección interna -dijo Van Barlett a la prensa- para darse cuenta quien está realmente detrás de todo esto”.

De cualquier modo la epidemia del dengue ha sido utilizada como un pretexto para afirmar la superioridad racial de los habitantes de Johannesburgo sobre sus vecinos de Soweto.

“Es que bajo una espesa capa de repelente en crema -me explica Mobutu en su carta- por fin los habitantes de Johannesburgo parecen haber logrado su propósito de que todos luzcamos como blancos”.

Estos episodios han empalidecido en parte algunos de los logros de la administración Van Barlett, como la extensión de los viajes turísticos del catamarán que zarpa del puerto de Johannesburgo, hasta la capital del vecino Estado de Transvaal, para fomentar el turismo en la región.

Como a cada una de las iniciativas del alcalde no le faltan detractores, ya hay quienes dicen que en realidad Van Barlett ha impulsado estos nuevos viajes con el objeto de evadir a la plaga de roedores que asaltan a los pasajeros de la embarcación.

“Sacando los paseos del canal de acceso al puerto y llevándolos al cauce principal del río -me explica Mobutu- Van Barlett supone que logrará acabar con las ratas, pues estas no toleran los viajes largos y no están preparadas para nadar en aguas abiertas y por mucho tiempo”.

En otro de los anuncios rimbombantes de su administración Van Barlett acaba de decirle a los habitantes de Soweto que “nunca más se van a inundar como consecuencia de las crecidas del West River, gracias a las obras que hemos encarado”.

El anuncio lo hizo en un acto en el que procedió a inaugurar una maqueta de la ciudad en la cual ingresaba agua (desde una regadera que sostenía el propio Van Barlett) por uno de los laterales, pero inmediatamente se escurría por los pequeños desagües de cartón hasta ir a parar a unos reservorios del mismo material, que quedaban también vacíos cuando el líquido se deslizaba hacia abajo de la mesa en la cual estaba apoyada la pequeña maqueta.

“¿Ven cómo el agua se escurre y no hay necesidad de evacuar a ninguno de los muñequitos de Play Mobil que están adentro de las casitas de Barbie?” preguntó emocionado el alcalde a los periodistas que concurrieron al evento.

De todos modos, como su credibilidad está en baja, la respuesta de los habitantes de Soweto a sus dichos osciló entre evacuar de inmediato sus chozas, o elevarlas unos cuantos metros sobre el nivel del suelo mediante postes.

Otro problema que enfrentan los sowetenses es la escasez de leche en los hospitales y centros públicos de salud, que el Estado solía proveer a los indigentes.

En este caso las autoridades del área sanitaria del Estado Libre de Orange, que gobierna como saben Hermes Von Winner, se han negado a aumentar el suministro del vital elemento, con pretextos varios.

El más utilizado ha sido el de preservar las tradiciones autóctonas de las etnias de Soweto.

“Después de todo -ha dicho a la prensa Michael Keppello, ministro de Insalubridad Pública del Estado de Orange- no hay que olvidar que esta gente desciende directamente de los masai, con lo cual tienen que haber aprendido de sus ancestros a criar ganado salvaje y obtener de sus rebaños la leche que necesitan, no veo porqué tengamos que dársela y menos gratis”.

En una de sus habituales rondas de prensa para presentar obras virtuales, el intendente Van Barlett ha mostrado a los medios el diseño del futuro puente peatonal, que permitirá a los habitantes de Johannesburgo llegar más fácilmente al casino y shopping que funcionan en el puerto, sin el temor de ser atropellados por algún automovilista en el intento.

El viaducto estará dotado de un ascensor para las personas que no puedan subir las escaleras por sus propios medios, aunque no necesariamente para quienes se conducen habitualmente en sillas de ruedas.

“Para ellos hemos pensado en otra alternativa -indicó Van Barlett en la presentación-, organizaremos carreras de esos rodados para ver quien logra llegar antes al shopping sin ser atropellado por un camión, utilizando para ello el circuito en el que habitualmente se corren las carreras de autos.”

Como las críticas aun así persistiesen y le señalasen al alcalde, por ejemplo, las dificultades que puede presentar el ascensor para acceder al puente para las personas con dificultades motrices que padecen a su vez de claustrofobia, Van Barlett señaló: “no hay ningún problema, en esos casos siempre podremos acudir a los zancos”.

Otros de los aspectos controvertidos de la gestión del alcalde, sin dudas, han sido el estado del transporte público de pasajeros y la proliferación de convenios de colaboración firmados por su administración con la UNL (Universidad de Negros Lejos), de la cual el mismo Van Barlett como recordarán fuera Rector antes de hacerse cargo del Ayuntamiento de Johannesburgo.

Las ciudades (en especial Soweto) enfrentan la amenaza de un nuevo paro de los conductores de los autobuses por reclamos salariales, pese a que hace unos meses el mismísimo alcalde anunció que en lo sucesivo el personalmente se haría cargo de pagarles las deudas acumuladas por aumentos no pagados a los trabajadores, con lo cual se convirtió virtualmente en su patrón o empleador.

El incumplimiento de sus promesas le trajo aparejada a Van Barlett una manifestación de protesta de los trabajadores, que rodearon el Ayuntamiento portando pancartas con la leyenda “Van Barlett negrero”, ante lo cual un desorbitado alcalde no tuvo mejor idea que replicar a los gritos “y a mucha honra”, para enojo de los manifestantes pero para satisfacción de la minoría blanca de Johannesburgo.

La problemática del transporte y los convenios con la UNL tuvieron también su repercusión entre los ediles del cuerpo legislativo del Ayuntamiento.

Uno de ellos, Charles Con Cuña, del bloque “100 % blancos”, manifestó a la prensa que “los convenios de colaboración que firma el alcalde con la UNL son una vergüenza, una excusa para subsidiar a la universidad, sin ningún beneficio concreto para el municipio”.

Y puso como ejemplo de sus dichos la última encuesta encargada por Van Barlett a la casa de altos estudios, precisamente efectuando un relevamiento del funcionamiento del transporte público de pasajeros.

La misma consistía en contestar preguntas como “¿considera usted que las unidades del transporte automotor de pasajeros deben estar provistas de cuatro ruedas?”, “en caso que una de ellas sufra una pinchadura, ¿cree necesario repararla para continuar el viaje?” o “los autobuses que inician su recorrido por Soweto, ¿deben ingresar en algún momento a Johannesburgo”?.

Otros interrogantes del sondeo eran: “¿deben los conductores permitir el acceso a los autobuses a individuos de origen racial dudoso, o no claramente arios?”, “¿considera usted que los autobuses provenientes de Soweto deben tener puerta de salida?” o finalmente “¿cree usted necesario que los autobuses completen un recorrido y regresen a las paradas, en especial en los barrios de Soweto?”.

Los medios locales de Johannesburgo han consultado la opinión del alcalde Van Barlett sobre las polémicas iniciativas llevadas adelante en otras ciudades del mundo (como curiosidad, citaron el ejemplo de San Isidro, aquí en Argentina) para combatir la inseguridad, como levantar muros divisorios entre diferentes barrios para evitar la circulación de delincuentes e indeseables, y sus respuestas no hicieron más que alimentar la polémica.

“Esas ideas son absurdas y completamente inútiles -declaró Van Barlett-, cualquiera sabe que esos negros de mierda están entrenados desde chiquitos para saltar tapiales para robar. Ahora si ustedes me dijeran una cerca electrificada -proyecto en el cual estoy trabajando con mis equipos técnicos-, sería otra cosa y los resultados se verían de inmediato.”.

Pese a su oposición al levantamiento de muros, sus detractores le endilgan a Van Barlett que eso y no otra cosa es lo que él mismo ha hecho en la ex estación de trenes que lleva el nombre del creador de la bandera de la Unión sudafricana, bajo el eufemístico nombre de “puesta en valor de un edificio histórico con gran valor patrimonial”.

En realidad -sostienen los opositores- el cerco que levantó el alcalde en la estación tiene por único objeto evitar la vista para los paseantes por el lugar, de los asentamientos de chozas de migrantes de Soweto que se habían construido allí.

Lo que lamentan es que la intervención de las autoridades ferroviarias -que intimaron al alcalde a abstenerse de ejecutar obras en el predio, por ser de su propiedad- no llegó a tiempo para revertir las deportaciones de nativos de Soweto que allí habitaban, ya ejecutadas por la administración Van Barlett.

Termina su carta mi amigo Mobutu contándome que el alcalde ha anunciado, con gran repercusión mediática, la instrumentación de nuevos mecanismos de selección de personal para ingresar a trabajar en los diferentes organismos del Ayuntamiento.

Parece ser que, bajo el pretexto de lograr la excelencia en la búsqueda de personal calificado, se encubre el viejo fantasma del apartheid y la segregación racial, según me cuenta mi corresponsal.

Ello sería así dado que, entre las pruebas y requisitos que se exigen a los aspirantes para ingresar en el Ayuntamiento, se les pide el domicilio real -para verificar que no provengan de Soweto-, un certificado buco-dental que garantice que no haya faltante de piezas dentarias, un análisis de sangre que garantice la pureza étnica y la ausencia de filiación no aria en, por lo menos, las últimas cuatro generaciones de ascendientes del postulante, y una fotografía en original y negativo, para descubrir en cual salen blancos, y en cual negros.

¡Pobres sowetenses, vivir permanentemente discriminados y sin que se les garanticen políticas progresistas de inclusión social, como a nosotros los santafesinos!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la veracidad de las cartas queda demostrada por la demora en llagar del correo, notarán que las referidas anégdotas son de enero-febrero 2011, y recién le llega la carta al Chino. C.A.