El "date cuenta amigo" más grande del mundo mundial. https://t.co/i5T5X68kVB
— La Corriente K (@lacorrientek) August 5, 2021
No estamos a tiempo de evitar ir a una interna al pedo, pero sí estamos a tiempo de hacer que transite por carriles mínimamente razonables, sin agravios mutuos de los que no se pueda volver, sin descalificaciones que se nos vuelvan en contra el día de mañana, cuando tengamos que apoyar todos, a los que ganen las PASO y nos representen en la general.
No estamos a tiempo de borrar algunas huevadas que se dijeron, pero aún podemos evitar transitar la campaña de camino a las PASO coincidiendo en el discurso con el "Coni" Cherep, Lilita Carrió o Ernesto Sanz, para descalificar a otro compañero. A los "ultras" de uno y otro lado hay que encuadrarlos, y si no se consigue hacerlo, que se encierren en una pieza a cagarse bien a piñas entre ellos para sacarse las ganas, y nos dejen tranquilos al resto.
Y si hay algún boludo (del lado que fuera) que sube a las redes cosas de las que se arrepiente (tanto que a veces las borra, o se las hacen borrar), o la pudren, alguien lo acomoda de un cocazo, y listo: la política es una cosa muy seria como para dejarla en manos de gente que no controla sus impulsos, y la ejerce como si fuera una pelea de mamados en un bar, a la madrugada, de la que nadie se acuerda al otro día cuando se despertó.
Estamos a tiempo, sí, de evitar repetir la nefasta experiencia del 2011 en que fuimos a internas, unos ganaron, y los que perdieron hicieron huelga de brazos caídos para la general, no militaron, no hicieron campaña, votaron en blanco o ni siquiera fueron a votar. No la gente común -que al fin y al cabo hace lo que se le canta con su voto-, sino tipos que dicen que son dirigentes, o militantes más o menos encuadrados; actuando como si el resultado de una interna, les importara más que el de la elección general: necesitamos ganar en noviembre, no saber quien tuvo razón.
Las PASO (se planteen como se planteen, razonables o caníbales) van a ordenar las listas, van a mezclar candidatos de uno y otro lado, se van a tener que sacar la foto juntos el día después aunque no sean amigos o no se puedan ni ver, por una razón muy sencilla: será la consecuencia de lo que la gente votó.
Estamos a tiempo de llegar lo mejor armados posibles para la elección que importa, que es la del 14 de noviembre, la general. Ahí le tenemos que ganar a una oposición impresentable (en el país y en la provincia), que venía desflecada hasta que nosotros, solitos, les dimos de comer con nuestras huevadas.
Unos, que nos acusaban a nosotros de hacer "viudismo" en el 2011 con la reelección de Cristina, ahora apelan a sensibilizar votantes llevando como cabeza de lista a la viuda de Lifschitz. Los otros, descuartizándose entre ellos a ver no cual es más racional y tiene puentes de diálogo con nosotros, sino cual nos extermina más rápido: como dijimos una vez en Twitter, el dilema de ellos es si nos fusilan en un basural, o nos bombardean desde el aire, si pudieran: no necesitan que nos despellejemos entre nosotros, pero tampoco se van a negar a recibir ayuda.
Y entre ellos los radicales, que son tan gorilas que, después del desastroso gobierno de Macri, descubrieron que es mejor que todos sigan aliados al PRO, o se alíen si no lo estaban. A ese tren fantasma de la política alimentamos con nuestras divisiones.
Estamos a tiempo de entender que somos gobierno en el país y en la provincia, y lo vamos a ser hasta el 2023, y en consecuencia tenemos que asumirnos como oficialistas, con todo lo que eso implica: planteemos las críticas que queramos, pero teniendo en cuenta que estamos atados a las gestiones de los gobiernos, nacional y provincial. No son del otro, son nuestros, de todos.
Tanto que -por ejemplo- si la interna la gana la lista del "Chivo" Rossi, también se va a beneficiar, de cara a las generales, con la Billetera Santa Fe, el boleto educativo gratuito, la obra pública (de la nación y de la provincia), y con el plan de vacunación. Como si la ganara la lista que acordó Perotti con Cristina, porque ahora queda claro que así fue, como se sabía desde un principio pero algunos se negaban a aceptar. Y estamos a tiempo todavía de no randazzearla toda, tirando por la borda una trayectoria de militancia por ideas y convicciones, empezando a militar por despecho.
Porque no solo es necesario (si tal peligro existiera) evitar que el peronismo santafesino se transforme en el cordobés, una fuerza comarcal sin anclaje nacional: hay que evitar el peligro (mucho más concreto) de que el kirchnerismo santafesino se transforme en su par cordobés: una fuerza puramente testimonial, que orilla el 15 % de los votos, sin capacidad de gobernar, ni incidir en el resultado de una elección. Tuits relacionados:
En lugar de estar celebrando que hay gente del peronismo santafesino que no se la banca besándole el anillo a Cristina, tienen que andar llorando por los rincones por boludos. Eso te pasa cuando te convencés de que sos Macchiavello y en realidad sos Donato De Santis, sin cocinar.
— La Corriente K (@lacorrientek) August 5, 2021
Me estoy tratando de acordar quién fue el último en hablar de "látigo y chequera", @serdelfino. Del peronismo no me suena, creo que era Ernesto Sanz, hablando del kirchnerismo. Pero la memoria puede fallar. https://t.co/FVSQ8ZR2kO
— La Corriente K (@lacorrientek) August 5, 2021
2 comentarios:
coincido con todo, sobre todo con el ultimo parrafo, la comparacion con cordoba es de una pelotudes enorme. en un provincia q esta dividida en tres fuerzas el kirchnerismo (q es mas fuerte q en cordoba pero no por taaanto) es aliado necesario de cualquier armado "peronista no k", no se pueden cortar solos ni ellos ni nosotros. lo del chivo yendo a dividir el voto k que nunca nos sobro es de lo peor que se podia hacer.
El Cachi. Da verguenza. El viejo mordedor de cargos se va quedando sin dientes.
El Colo.
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