• 🎙Máximo Kirchner: “No quiero que seamos un Gobierno que se compare con la mediocridad del macrismo". pic.twitter.com/vwb8w6vxUZ
— Unidad Ciudadana 🇦🇷 (@UniCiudadanaAR) August 28, 2021
El "Frente de Todos" fue la arquitectura electoral que construyeron los que sectores de oposición al macrismo, para cerrarle el paso a su intentona de prolongación en el poder después del 2019. Y cumplió cabalmente con ese propósito, pero no puede quedar así, pues de ser así logrado su objeto, carecería de razón de ser en el presente.
El macrismo fue más que un gobierno, o una simple experiencia política de signo contrario a la que el país vivió entre 2003 y 2015: fue una verdadera desgracia nacional, que destrozó la economía, la sociedad y también las instituciones. Y que por vía de la apertura de de un nuevo ciclo de endeudamiento, nos enfeudó por años a los dictados del capital financiero internacional.
Nadie ignora eso, que es por un lado la herencia recibida por el actual gobierno, y por otro lado la razón por la cual lo votaron: para lidiar con esa herencia, en una empresa de reparación nacional y social. Como tampoco nadie ignora que la pandemia vino a empeorar dramáticamente un cuadro de situación de por sí bastante complejo.
Sin embargo, el gobierno del FDT no puede contentarse con haber sido simplemente el vehículo político a través del cual la mayoría del pueblo argentino se sacó de encima al macrismo, ni pretender -como bien lo señala Máximo en el video de apertura- que se lo mida con la bajísima vara que dejó el neoliberalismo en su nuevo paso por el poder político formal en la Argentina: en un punto, esa actitud se parecería a la del propio Macri cuando pretendió establecer los límites desde los cuáles aceptaba que fuera juzgado su desempeño como gobernante.
Cuando dijimos -como un postulado que era a la vez promesa- que queríamos volver, pero para volver mejores, era por un lado para aprender de nuestros errores del pasado; pero también para gobernar marcando una diferencia sustancial con el desastre de los que nos precedieron. Alguien podría decir que no es difícil hacerlo mejor que el peor gobierno de la restauración democrática, pero a veces pareciera que así.
Muchas veces hemos dicho acá que la gente nos votó para algo más que simplemente administrar la crisis, y quejarnos por la herencia recibida, para posponer medidas o decisiones, o explicar por qué no se pueden tomar. Nos votaron porque creyeron que podemos ser mejores que ellos, y mejores de lo que nosotros mismos fueron: de allí el acierto de lo que dice Máximo, porque interpela el sentido profundo del mandato que recibimos, a través del voto, en las elecciones del 2019.
Cuando el propio gobierno -acertando con el despliegue del gigantesco plan de vacunación- fue creando las condiciones para ir dejando atrás la pandemia, no puede "mediocrizarse" a sí mismo o limitar sus horizontes, simplemente porque "no dan las correlaciones de fuerzas". Las elecciones de éste año son, en ese sentido, una oportunidad para dar el salto de calidad.
"Volver mejores" es bastante más que plantear un debate -necesario, como no- en torno a la deuda, cuando sigue sin respuesta la pregunta de Cristina sobre como y quienes la van a pagar, y subsiste el apuro del gobierno por cerrar un acuerdo con el FMI para pagar sin chistar esa misma deuda, con un sendero de equilibrio fiscal hacia 2025, que solo puede significar reducción del gasto público (ajuste), apagando así uno de los motores de crecimiento de una economía que recién está empezando a recuperarse.
"Volver mejores" significa también hacer algo más que quejarse del rol desestabilizador que juegan los medios hegemónicos, mientras se les sigue dando pauta oficial, o se les mantienen intactos sus negocios porque no se repone la ley de medios, o no se tumba la fusión entre Cablevisión y Telecom. También supone dejar de relatar las causas de la inflación, y ocuparse de sus consecuencias.
O dejar de hablar del "lawfare", y empezar de una buena vez a encarar reformas profundas en el Poder Judicial: ¿alguien recuerda acaso el destino de la (tibia) reforma planteada que duerme en el Congreso, o que eyectamos a una ministra de Justicia por inútil, sin que hasta ahora veamos ningún cambio significativo después de su reemplazo?
Y "volver mejores", definitivamente, pone una vara alta también para el debate interno: no puede ser que cada vez que se hagan críticas, o se señale que hay "funcionarios que no funcionan", se ponga como baremo los horribles que estaban con Macri: si alguien dice que Trotta, Moroni o Frederic son inútiles y no se entiende su permanencia en el gabinete, no puede ser que la respuesta sea "¿qué pretendés, que vuelvan Finocchiaro, Triaca o Pato Bullrich?", como si no hubiera alguna alternativa en el medio, y estuviéramos condenados a arrastrar la inutilidad.
3 comentarios:
Muy buena entrada compañeros. Cuando la 125, con los oligarquitos de siempre en contra, más los socialistas santafesinos que le prestaban el balcón de la Casa Gris a los agrogarcas o se trepaban a los palcos en Rosario (Binner y Lifchitz, respectivamente) o la Ripoll . o los Buzzi y cía.,o los que se abrieron de CFK (y de Néstor a quien recuerdan emocionados como si fuera distinto a Cristina), Ella no se planteó "bueno, que vamos a hacer, salió mal" . NO, le metió para arriba y para adelante, como corresponde a una líder popular en circunstancias aciagas. No agrego nada más. La nota dice casi todo. Muy bien escrita y fundada. Felicitaciones y un fraternal abrazo peronista.
Trotta, Moroni y Frederic.
Con esa delantera te vas a la B aunque no haya descensos.
Hace un año que piden el cambio a los gritos.
El Colo.
con Alberto de DT no messi que valga
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