LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

viernes, 4 de marzo de 2022

EL JUEGO DE LAS DIFERENCIAS

 

Parece (y recalcamos el "parece") que esta vez sí se cerró el acuerdo con el FMI que el presidente anunció como cerrado hace dos meses, y aterrizaría en el Congreso. Especulaciones sobran, información falta, incluso para los propios legisladores oficialistas: Guzmán, tan elogiado por muchos por su capacidad docente para explicar las cosas, prefirió en los últimos días el silencio y el secreto sobre el avance de las tratativas.

Todo parece indicar que la baja de los subsidios y el consecuente aumento de las tarifas, serán mayores que el 20 % planteado en el fallido proyecto de presupuesto para éste año, y dicen que se desempolvaría aquella ley que en su momento vetó Macri, poniéndole un techo del 80 % del CVS (Coeficiente de Variación Salarial) a los aumentos, dejando afuera de esa pauta al primer decil de los ingresos más altos, y a los que tengan tarifa social, que pagarían menos.

Lo que a esta altura parece seguro es que, tras casi 27 meses de negociación (es decir desde el inicio mismo de la gestión de Alberto) hay cosas que no estarán en el acuerdo: no habrá rebaja o eliminación de los sobrecargos o tasas de interés adicionales (hace rato ya que no se habla del tema), no habrá reprogramación de los absurdos vencimientos pactados por Macri, ni estiramiento de los plazos de pago.

Habrá si -para poder cumplir en tiempo y forma con los vencimientos, que se mantienen según el cronograma original- nuevos desembolsos del FMI por hasta 45.000 millones de dólares, o sea, un nuevo préstamo igual al anterior, para cancelar éste desde el 2026 al 2034, pero luego estaríamos igual que al comenzar: debiéndole al Fondo 45.000 palos verdes, y vuelta a empezar.

Algo que Guzmán solo dijo -y pasó casi inadvertido- recién el 5 de enero pasado, cuando explicó el acuerdo a los gobernadores en el Museo del Bicentenario. De más está decir que tratándose del FMI no puede pensarse en una quita de la deuda -camino que por lo demás ni siquiera consta que se haya explorado-, y el acuerdo implica revisiones trimestrales de la marcha de la economía argentina, y de la evolución de las metas pactadas.

Los nuevos desembolsos para atender los vencimientos y fortalecer las reservas dependen del resultado de esas revisiones, de modo que tal como lo explicara con claridad en su momento Andrés Asiaín, el evento de default que se juzga catastrófico y se quiere evitar cerrando el acuerdo, penderá sobre nosotros como una espada de Damocles, cada 90 días, de acá al 2034.

Como si eso no constituyera una limitación estructural a la posibilidad de diseñar políticas económicas autónomas, el acuerdo estaría (recalcamos el potencial, porque hasta son todas especulaciones) basados en una serie de supuesto que deberían darse para "pagar creciendo". Ahora bien, si la economía crecerá este año -dicen- en torno al 3,5 o 4 % y en los años venideros en torno al 2 % (así lo pauta el FMI), no queda claro como con esa tasa de crecimiento generará los excedentes para pagar la deuda con recursos genuinos y -sobre todo- como reducirá paulatinamente el desempleo, absorbiendo el crecimiento vegetativo de la población, y las nuevas incorporación a la PEA (Población Económicamente Activa).

Con éste panorama, el tránsito del acuerdo por el Congreso es tan incierto, como la resolución de lo que ya es una disputa abierta al interior del oficialismo, y las chances electorales del FDT en la próxima elección presidencial. Lo que parece en cambio estar claro es que las quejas (en estos dos años) y los silencios actuales de Cristina, y las razones de Máximo al renunciar a la presidencia del bloque, tenían algo de asidero, y no eran meros berrinches; y también queda claro que fueron olímpicamente ignoradas.

Hoy por hoy el gobierno ha jugado un pleno a que el acuerdo se apruebe y ha puesto a éste como el objetivo central de lo que resta de su mandato, o al menos no se percibe el mismo énfasis en otros asuntos postergados y muy urgentes, de los que dieron cuenta los resultados electorales. De hecho, desde las elecciones para acá casi que no nos hablan de otra cosa. 

Con ese orden de prioridades, no parece extraño que la aprobación del Congreso dependa más de los opositores que de los propios (cuyos votos no están garantizados), y que hoy por hoy esté más interesada en la aprobación la AEA (a cuyos popes el gobierno piensa soltar a chucear al macrismo para que voten a favor, un favor carísimo a largo plazo), que las fuerzas sociales que se expresaron electoralmente a través del FDT. 

6 comentarios:

Sibil sistem dijo...

Lo que falta es decir que ya perdimos las elecciones del 2023, Alberto se está haciendo cargo del ajuste y nos clava con el FMI hasta el 2034, y nos deja con la "cola en la mano" cada vez que gane un Macrista y se le ocurra recortar sueldos y jubilaciones.

Anónimo dijo...

Que hubiera hecho Macri?
Digo, como siempre el cuco es que vuelva cambiemos, que ahora igual vuelve, pero con el acuerdo no van a tener problemas por los próximos 2 mandatos (problemas con el FMI, aclaro)
Que hubiera hecho Macri tan distinto a esto?

No lo veo más a neomontonero, mandelen mis saludos

Anónimo dijo...

Grupo Callao. PJ Capital. La patrulla perdida.
¿Están arreglados los 6 controles trimestrales del FMI que quedan hasta diciembre 2023? Porque con crecimiento anual menor al 2% ¿Como se generan los dólares para pagar?
¿Los va a poner Macri?
Con tasas "positivas" con inflación no menor al 45% ¿quienes van a poner recursos en la actividad productiva? ¿Como se generan fuentes de trabajo? ¿Habrá un plan de obras públicas monumental hasta ahora secreto?
PJ Capital conducción. La patrulla perdida. Tan vecinos de Larreta que parecen concubinos.
El Colo.

Neomontonero dijo...

¿Qué hubiera hecho Macri, me preguntás, troll macrista del 4 de marzo de 2022, 2:45?

Lo que siempre hace: nada. Y dejar que al desastre lo arreglen (como se pueda) otros.

¿Y sabés qué, troll? Si la elección presidencial del 2023 es entre Alberto y cualquier neoliberal, yo lo vuelvo a votar a Alberto. Si querés llorar, llorá.

Anónimo dijo...

Lo supimos siempre. Lo negamos hasta mañana.

Anónimo dijo...

Acá no lloramos por la leche derramada.
Hay que pegarle al chancho parece