LA FRASE

"TUVIMOS UNA DISCUSIÓN INTERNA EN EL GABINETE SOBRE EL INTENTO DE GOLPE EN BOLIVIA, ENTRE LOS QUE QUERÍAMOS ESPERAR PARA VER SI TENÍA ÉXITO, Y LOS QUE QUERÍAN ENVIAR PERTRECHOS PARA ASEGURARSE DE QUE LO TUVIERAN, COMO LA MINISTRA BULLRICH." (GUILLERMO FRANCOS)

martes, 25 de junio de 2024

¿QUÉ HACER CON ESTO?

 

El testimonio se viralizó tras el paso de Javier Milei por Rosario para el acto del día de la bandera: ahí estaba el muchacho, al pie del monumento, uno de los pocos que fueron a bancar al presidente al que votó y en el que -a juzgar por sus palabras- sigue confiando, porque cree que tiene un buen plan. 

Aunque ese mismo plan -cosa que claramente él no acierta a entender- lo dejó sin trabajo, durmiendo en un refugio y teniendo que salir por las mañanas temprano a tirar currículums para ver si consigue algo. Su testimonio habla por sí mismo: no es un actor contratado, ni un troll que repite un guión elaborado desde las oficinas de propaganda del gobierno.

Es -o era- un trabajador común, que está haciendo el esfuerzo por terminar la escuela para mejorar sus perspectivas de futuro, al que la motosierra le podó su trabajo, y junto con él, el de todos sus compañeros de la fábrica en la que trabajaba, que cerró. Su historia será seguramente la de muchos otros, incluso muchos que votaron a éste gobierno, acaso pensando que iban a estar mejor.

O sea, a simple vista no hay razones para pensar que se trata de alguien -que los hay a montones- que votó a Milei pensando que a otros les fuera peor aunque ellos no mejoraran. Claro que más allá de las intenciones de cada uno cuando deposita el sobre en la urna, el voto trae consecuencias, de las que uno no se puede desentender. Nadie, tampoco nosotros, que venimos de votar a Alberto.

El testimonio interpela a la política, y nos interpela a nosotros, porque es muy posible que él -o muchos como él- nos hayan votado otras veces, y sus expectativas no fueron satisfechas, y no encontró mejor modo de intentar satisfacerlas o expresar su descontento, que votar a Milei.

Y nos interpela a preguntarnos que se hace con esto, porque en ese terreno (el de la insatisfacción con los resultados concretos de la democracia, en las expectativas defraudadas) se resuelven el debate y la praxis política y militante, y se decide el futuro del país: es ese electorado sin lealtades partidarias o ideológicas sólidas, que se mueve al calor de la situación del momento, el que termina decidiendo las elecciones, y con ellas el rumbo del país.

No estamos hablando del núcleo duro irreductible de la Argentina gorila en sus distintas vertientes, que es capaz de apoyar una invasión marciana con tal de que no gobierne el peronismo; contra la cual es una pérdida de tiempo improductiva todo intento de captación o pedagogía política. Esto es otra cosa, y amerita entender que pasa, para ensayar una respuesta.

Y esa respuesta no puede ser mandarlos a cagar y que se jodan, hasta que aprendan a votar como se debe, o algo por el estilo. O al menos no puede ser solamente esa: tampoco se puede caer en una mirada exculpatoria de toda forma de boludez política (sea personal o social) con la idea -que se ha demostrado como mínimo revisable- de que "el pueblo nunca se equivoca". En éste caso por ejemplo, se podría decirle que se escuche a sí mismo, a su propio relato existencial, en busca de respuestas, sin otra mediación.

Pero la política en clave democrática, nacional y popular exige otra respuesta, otra mirada, otros lenguajes, otras lecturas, que tampoco está muy claro cuales hayan de ser, pero todo indica que no pueden seguir siendo las mismas que empleamos hasta ahora, porque claramente no están dando resultado. Y conste que -nosotros al menos- estamos tan perplejos como cualquiera, y tenemos más preguntas que respuestas.  

4 comentarios:

K-beza dijo...

Todo bien compañeros, a ustedes los sigo a muerte pero aquí disiento en parte. En el gobierno de Alberto no salieron las cosas como queríamos (ni siquiera en los de Cristina!!!) y orates como este no te daban ni 3 días de crédito (estando muchísimo mejor que ahora) y resulta que ahora hay que bancarlos porque nosotros no colmamos sus expectativas. Estamos siendo muy generosos, hay que crear conciencia de clase, no queda otra. Abrazo peroncho

Anónimo dijo...

Muy buenas reflexiones. Qué tal si probamos con más peronismo/kirchnerismo explícitos proponiendo profundizar lo que ya hicimos, sin caer en banalidades "centristas" o que desdibujen el mensaje ? Creo, humildemente, que sólo así gobernaremos y garantizaremos la paz.

Anónimo dijo...

Tipos como éste, son mutilados mentales, fruto de más de diez años de medios que irradian odio y pestilencia 24 horas por día, y diciéndole a los pobres que para salir de esa situación, tienen que pensar como los ricos.
Conciencia de clase invertida.
Trabajo dificil elaborar un mensaje que pueda despertar a tilingos aspiracionales, ignorantes y desclasados. Pero habrá que buscar la forma.
El Colo.

Claudia dijo...

Al día siguiente de la derrota me dije "se nos escapó la coneja: aquí había una lectura antropológica por hacer y bochamos, mal". Pasados los días y viendo el masivo fervor de horda (no disimulado ni un poquito), corregí: "el problema no es antropológico, sino cognitivo; esta gente confundió al Estado con un.artefacto, con una computadora a la que desenchufás a lo guarango y reinicia en el acto, sin virus y con todos sus programas remozados".
Claro que no pude obviar que una de las variables que desembocaron en la mussolinización de la Argentina, fue el hecho de que la dirigencia peronista y sus capilaridades hacía rato hablaban en esperanto desde un palco en Narnia, inventando rotundísimas pavadas sobre derechos de 3ra., 4ta. y 5ta generación, cuando los dos primeros escalones ni siquiera estaban apuntalados.
Después vino el silencio "estratégico" peroncho , la orfandad absoluta de ese 44% a la deriva, y un cambio copernicano del discurso de barricada tan caro al Patio de las Palmeras y que terminó en el Patria concluyendo "todos fuimos alguna vez a Disney".
Es difícil guardar la cordura en un contexto así y, más todavía, obligarse a construir sentido, cuando estamos perdiendo el propio, en verdad. Se me dificulta construirle futuro a ese señor de Rosario, mientras me cago de frío porque, como jubilada, no he podido prender la estufa nunca en lo que va de este año.
Pero como no hay mal que por bien no venga, la endeblez de nuestra triste democracia Billiken quedó a la vista, como para darnos a entender que esa clase de representación, también formal y solo para los pelpas, ya no se puede encarar más. Quien tenga genuina vocación de poder popular tendrá que crear algo distinto. Lo de antes se evaporó en el éter. Porque la computadora que teníamos se rompió para siempre.
Habrá que construir otra clase de artefacto. Saludos.