LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

sábado, 10 de agosto de 2013

SIGUE LA VEDA


La imagen de apertura corresponde a ésta nota dc la tribuna de doctrina de hoy, donde opositores y los inefables "expertos" cuestionan a las PASO, con sorprendentes argumentos como los que destacamos en subrayado en el título.  

Lo primero que sorprende es que representantes de las distintas Pymes electorales que se conforman a gusto en cada elección para ir a la caza de bancas, becas, contratos y subsidios en el Congreso; digan que las primarias abiertas "aumentan la fragmentación de la oferta electoral".

O que Altamira por ejemplo, esté en contra de la "estatalización de los partidos": si se refiere al financiamiento con fondos públicos de las estructuras partidarias, habría que recordarle que es una imposición constitucional (artículo 38 segundo párrafo CN), y que la otra alternativa es que tengan financiamiento privado, con los resultados imaginables. 

De hecho, la ley que creó las PASO prohíbe los aportes de empresas a las campañas de los partidos. Tampoco creemos que esté planteando que a los partidos los sostengan sus afiliados, porque en ése caso la desigualdad entre los más grandes y los más chicos se agrandaría, a menos que a éstos últimos se afilien todos tipos como Pérez Companc, lo que en el caso del PO no parece posible. 

Si de lo que habla es del hecho de que las PASO introducen en la decisión de las candidaturas de los partidos a todos los ciudadanos y no exclusivamente a los afiliados, lo contrario (en un contexto de despolitización) no hace más que reafirmar (en todos los partidos) el poder de las "roscas" internas (lo que algunos llaman "las oligarquías partidarias) para definir las candidaturas.

Si se quisiera volver al sistema tradicional (que en las internas participen sólo los afiliados), además de que prevalecerían los aparatos y estructuras más asentadas, lo lógico sería disponer la caducidad de todas las afiliaciones, y una reapertura del período de afiliación en el cual todos los partidos partan de cero.

De hacer eso, probablemente la mayoría de los partidos que hoy critican las PASO desaparecerían, aunque no se exigiesen más afiliaciones que las actuales para obtener la personería electoral.

Otro tanto pasa con el "piso" del 1,5 % de los votos válidos en las PASO para participar de las generales: si se lo elimina aumentará la fragmentación política en lugar de disminuir, y si se lo aumenta (para revertir la tendencia a la fragmentación de la oferta electoral) saldrían a coro a decir que el sistema es proscriptivo, como lo dice ahora Altamira con el piso actual.

Lo del piso del 3 % del total del padrón en la general para acceder a una banca es otra cosa, y no tiene nada que ver con las PASO, porque está legislado en el Código Electoral.

Sin embargo advirtamos lo que pasa por ejemplo acá en Santa Fe, donde con el mismo "piso" (ilegalmente, porque la ley de la dictadura que lo impuso fue derogada justamente por la de las PASO aprobada en el gobierno de Obeid) le arrebataron una banca legítimamente ganada a Carlos Del Frade de Proyecto Sur, en beneficio del PRO y con la complicidad del FPCyS y la Corte provincial.

Pero hay más aun: la ley de las PASO nacional permite a las alianzas electorales fijar en su propio reglamento electoral las pautas para la distribución de los cargos en las listas para las generales; y en virtud de eso UNEN en la CABA exigió que para participar del reparto, una lista debe obtener por lo menos el 22 % de los votos totales obtenidos por la alianza respectiva.

Acá en Santa Fe el FPCyS puso ese "piso" en el 25 %, para dejar de antemano fuera de cualquier posibilidad a la lista de diputados de Palo Oliver, de donde tenemos que los propios partidos que se quejan de las PASO, ponen por sí mismo reglas mucho más proscriptivas.

Gil Lavedra por ejemplo, se queja de que tienen que dividir los aportes estatales para campaña por cuatro, porque ese es el número de listas de UNEN que compiten en las PASO: ¿de qué otro modo que no sea igualitariamente debería repartir el Estado los aportes?, sobre todo cuando se trata de alianzas que se arman para una elección y no llegan a la otra; para por lo menos repartirlos en base a los votos obtenidos por cada uno.

Y en el tope de las zonceras, Margarita Stolbizer plantea la crítica a las PASO, proponiendo como alternativas la boleta única y el voto electrónico, como si una cosa tuviera que ver con la otra.

Para empezar, si hay voto electrónico no hay boletas, ni única ni múltiples; y si a fragmentación se refiere, en Santa Fe existe la boleta única desde el 2011; y desde entonces el número de listas en las elecciones para cargos provinciales, municipales y comunales no disminuyó sino que aumentó: es que no se pueden resolover problemas complejos como el de la fragmentación del sistema político, con alquimias o software.

De hecho, cuando el FPCyS impulsaba la boleta única la contraponía a la ley de lemas (que sí aumentaba la fragmentación), cuando una tiene que ver con la forma de votación, y la otra con el mecanismo de asignación de los resultados del voto, que son dos cosas bien distintas.

Que decir  de la crítica al hecho de que el FPV no tenga competencia interna en el marco de las PASO: que el sistema no prohíbe a nadie presentarse en contra de las listas oficiales; digitadas por Cristina, como Carrió digitó por años las de la CC o Pino Solanas las de proyecto Sur, y como siguen haciéndolo Binner y Macri en sus respectivos espacios, incluso respecto de los aliados; como hace Binner con los radicales.

Cuando hay actores electorales relevantes en sus propios espacios polìticos (algunos en el conjunto del sistema, como Cristina) eso inhibe por sí la presentación de alternativas por miedo al papelón; y en el caso del peronismo, por la especulación de jugar con la marca y capitalizar los votos de alguno de los múltiples "peronismos" existentes: nada de eso tiene que ver con las PASO, aunque el kirchnerismo las haya planteado en su momento como un modo de contener esos fragmentos del peronismo dispuestos a jugar por afuera.

Pero como tiene que ver con todo, para que eso fuera posible, la reforma del 2009 debería haber sido aun más restrictiva con los requisitos para que un partido político obtenga la personería y la conserve (sea nacional o distrital), para dificultar la formación de esos sellos de goma que son el atajo que buscan los que arman algo "nuevo" (como Massa), o el usufructuo de los que ya existen por los representantes de lo viejo; como cuando Duhalde basaba su fantasmal candidatura presidencial en los sellos del MID o la democracia cristiana.

Lo cierto es que la veda electoral comenzó ayer a las 8, pero si uno repasa el discurso de la oposición, la veda de ideas viene desde hace rato, y no parece que termine mañana a la noche.       

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y si para el 2015, la oposición reflota el decreto de Lanusse que proscribía la candidatura de Perón?
Solo tienen que agarrar el decreto y poner el nombre de Cristina.
En una de esas así puedan ganar elecciones.
El Colo.

Anónimo dijo...

No hay que tirar esas ideas, porque la Carrió va a empezar a salir en TN mostrando el decreto, mientras Bonelli se vuelve loca de alegría,

outis dijo...

"Las internas son un dispositivo muy interesante que propuso el propio Gobierno para mejorar la democracia de los partidos, que terminó siendo utilizado por pocos partidos, entre los que no está el Frente para la Victoria", dice la nota, y para que quede claro ponen un gráfico que muestra que hay internas en 16 de las 23 provincias y en cuatro de ellas el FPV presenta más de una lista. Una risa.

Anónimo dijo...

Los votantes se confunden porque los candidatos son siempre los mismos (desde hace eones), pero cada dos años cambian de partido, coalición o frente. También de discurso.

Si se quedaran quietos en algún lugar (el que fuera, pero un lugar, por favor) no habría problemas con la oferta electoral, ni fragmentación al infinito, las PASO tendrían más valor y los votantes sabrían a quién votan y para qué.

Claro que hay que gastar dinero en un acto electoral. ¿Cuál es la queja? ¿O para que el Estado ahorre tendríamos que regresar a las épocas en que las urnas estaban bien guardadas?

Saludos.
Esther