Leemos en La Capital: "Un incendio arrasó ayer al mediodía con tres viviendas precarias en Pascual Rosas y La Paz, zona suroeste de la ciudad. Una dotación de Bomberos Zapadores, con cuatro agentes, mangueras pinchadas y picos rotos, llegó al lugar donde escasea el agua y debió pedir refuerzos de personal y una cuba. Mientras esperaban respuesta, los vecinos los ayudaron a extinguir las llamas con baldes que llenaban en sus domicilios y en las zanjas. Todo se agravó cuando, a media cuadra de ese foco, debieron apagar otro pequeño incendio: el lava-rropas automático de una vecina también se había prendido fuego por un cortocircuito. En ningún caso se registraron heridos.
Angie Alvarez, quien participó de ambos sucesos, denunció públicamente la falta de personal y elementos de trabajo y fue sancionada (ver aparte). No obstante, agregó que ese estado de situación ya se había registrado tras la explosión, en Salta y Oroño.
"En calle Salta se dijo que la escalera telescópica de Rosario no se podía desplegar: no es verdad, no funcionó y la probaron tres choferes. Por eso se debió usar la de Villa Gobernador Gálvez, que es más precaria. Me sancionaron pero no me importa. Todos sabemos como son las cosas, sucede que no se quieren oír. Ratifico todo lo que denuncié", aseguró Alvarez, una sargenta con quince años de antigüedad." (las negritas son nuestras).
La sargento Angie Alvarez no es una desconocida para los medios, como que un tiempo atrás se hizo conocida por otra cosa, como vemos acá:
¿Una metáfora de los límites del progresismo, una muestra a escala del "país normal" tal vez?
¿Algo así como "hasta respetar tu identidad de género y dejarte que te vistas como te guste llegamos; pero ni se te ocurra criticarnos o dejar en claro que los bomberos no tienen ni agua para apagar un incendio, porque te las vas a ver con nosotros"?
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