Cristina Kirchner es la dirigente política argentina más agredida -en todo los sentidos- sin distinción de géneros desde Perón y Evita para acá. Esto es algo que, con un mínimo de honestidad intelectual, deberían aceptar incluso los que la agreden, o justifican que se lo haga.
En unos pocos días, Cristina padeció los piedrazos a su despacho del Senado previamente señalado como blanco, la pegatina de afiches injuriosos en pleno centro porteño y la vandalización de una estatua suya en Río Gallegos. Lúmpenes utilizados como carne de cañón barata, mano de obra "calificada" del aparato de propaganda macrista o desocupada de los "sótanos de la democracia": elija cada uno la hipótesis que más le cuadre.
Pero no han sido esas las únicas agresiones contra Cristina, ni seguramente serán las últimas: basta un rápido repaso diario por los medios escritos y audiovisuales para advertir que vitupertarla es para muchos el deporte favorito. Agresiones que incluso son toleradas -con su silencio- cuando no justificadas por una dirigencia política lamentable, en todos los sentidos.
Lo cual es aplicable también a ciertos "kioscos" del feminismo, que nunca se hacen tiempo para expresar su "sororidad" con la mujer en cuya presidencia se sancionó la Ley 26485, que pena todas las formas de violencia contra las mujeres, entre otras públicas públicas de reivindicación de sus derechos.
Y también aplica a la reacción de los "propios", que -para ser francos- deja bastante que desear: pensemos por ejemplo en la lamentable respuesta del presidente y muchos funcionarios del gobierno nacional (que sin ella no estarían en sus cargos, porque no había gobierno del FDT, directamente) en ocasión de los piedrazos a su despacho. Pero pensemos también como andamos los demás en cumplir aquello de "Si la tocan a Cristina...", cuando la vienen tocando seguido.
Huelga decir que las agresiones que sufre Cristina no cambian un ápice lo que ella representa para millones de argentinos y argentinas, y es muy probable que por el contrario, fortalezcan los sentimientos que se supo ganar entre ellos. Pero no deja de ser preocupante que, en su caso, se naturalice y acepte como metodologías propias de la disputa política prácticas que, aplicados a otros y otras, generan inmediatas reacciones de repudio y condena.
Tuit relacionado:
Parece que el "Si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar" era una promoción no válida para piedrazos en el despacho, afiches callejeros ni derribo de estatuas.
— La Corriente K (@lacorrientek) March 30, 2022
1 comentario:
El Presidente está absorvido por la guerra contra la inflación. Cafiero a full con la interna del PJ. No se deben haber enterado. No pueden estar en todo.
Por eso que tuvieran algo que ver con los cascotes en el despacho, es una infamia. El Colo.
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