LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

viernes, 4 de mayo de 2012

UNA EXPLOSIÓN DE BILIS


Decisiones polìticas trascendentes y estructurales como la recuperación de YPF son también develadoras, porque exponen a la luz -con notoria crudeza-  desde donde habla cada uno, y que intereses representa, como lo demuestra claramente la columna de Morales Solá en La Nación de hoy.

Un Morales Solá en estado puro, conmocionado (como sus mandantes) por el resultado contundente de la votación de anoche, repartiendo recriminaciones, descalificaciones y vulgares operaciones -a las que nos tiene acostumbrados- a diestra y siniestra.

Que desde una presunta racionalidad universal (contra la que marcharía ciego el rumbo kirchnerista) pontifica diciendo que no existe la soberanía petrolera: un soberano disparate, que deja sin explicación la causa principal de las guerras en todo el mundo, por lo menos en los últimos treinta o cuarenta años.    

En una votación en que el 80 % de la Cámara de Diputados coincidió en un sentido (atravesando transversalmente a todas las fuerzas políticas, con la excepción del PRO), Morales Solá alienta el fantasma de la corrupción mayor, y la corruptela menor, aunque reconoce que el kirchnerismo contaba con fuerza propia para sancionar la ley.

No se trata de poner en duda el resultado, sino de deslegitimar el proceso, una torpeza protogolpista habitual en los recursos del ex escriba de Bussi.

Que no se pone colorado para decir -desde las páginas de uno de los diarios dueños de Papel Prensa- que es la primera vez en nuestra historia que se interviene una empresa por decreto: en un punto es verdad, los dictadores ni siquiera se tomaron esa molestia con los Graiver, apelaron a quebrar su voluntad en la mesa de tortura.

En su furia biliosa contra lo que es un rotundo triunfo de la política sobre las lógicas corporativas, Morales Solá aporta un argumento de oro para no pagarles un peso a los dueños de Repsol por la expropiación: dice que YPF sin sus pozos, carece de valor: si esos pozos (debería saberlo el columnista) son de las provincias de acuerdo a la Constitución, ¿por qué debería el Estado argentino pagar un centavo por expropiar una cáscara vacía?. 

De todos modos el fallido de JMS denota hasta que punto el curso del proceso que llevó a recuperar el control estatal sobre la petrolera lo altera emocionalmente: acusando al kirchnerismo de hacer política con recursos ajenos, expone con claridad que justamente eso es lo que vino haciendo por años Repsol: usar recursos ajenos (el petróleo de los pozos), pero para hacer negocios; aunque esto la parece al editorialista mucho más lógico, noble y comprensible, o justificable.

La mención del proyecto de Gil Lavedra (si es que es tal como él lo describe) es risible: ¿con qué fundamento legal el Estado nacional dictaría una ley disponiendo per se la caducidad de concesiones provinciales sobre recursos también provinciales, y les ordenaría en el mismo acto a las provincias qué hacer con ellos en el futuro?. 

No es un dato menor que tal grosera violación de las normas constitucionales sea puesta como el ejemplo de la racionalidad alternativa que se le reprocha a la oposicion no haber adoptado (en lugar de acompañar con su voto el proyecto oficial), en una columna en la que el autor se desgarra las vestiduras en la defensa de la Constitución.

Que decir del sistemático recurso de citar fuentes incomprobables ("un diputado del radicalismo", "oficinas gubernamentales de Washington") para sustentar exclusivamente en ellas el corazón de sus argumentos, o con más precisión: darle visos de verosimilitud a vulgares operaciones de prensa.

Como la que ensaya en defensa de las distribuidoras de energía a las que el gobierno estaría empujando a la quiebra al no habilitarles un tarifazo (que luego sería seguramente denostado como expresión de un brutal ajuste griego del kirchnerismo); con lo que termina el artículo, como si fuera la conclusión principal de sus ideas.

Y es que en definitivas lo es, y allí esta vaca sagrada del "periodismo independiente" queda reducido a su verdadera estatura (moral y en todo sentido): es apenas un gerente de publicidad de su propia empresa, preocupado por la posibilidad de quedarse sin la pauta de importantes auspiciantes.

En el fondo, nada demasiado diferente de Majul.

3 comentarios:

GISOFANIA dijo...

Una pregunta, compañeros: ¿quién es Sergio Serrichio, que tanto resentimiento destila en esta nota de opinión publicada por "El Litoral": http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2012/05/03/politica/POLI-03.html?

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Escribe en La Nación y DYN (la agencia de noticias de Clarín, con lo cual está todo dicho. Pasa que El Litoral (por convicción ideológica de Víttori y por negocios como AGL)replica las líneas editoriales y les da cabida a estos personajes, además de las plumas propias como las de Víttori y Alaniz.

GISOFANIA dijo...

Gracias.
Habría que expropiar "El Litoral", che, que la información es un asunto de estado...