Hay que irse a un diario de Buenos Aires para encontrar un titular acorde a la realidad por la que atraviesan el gobierno de Binner y el Frente Progresista, cada vez más separados: una cosa es el gobierno, otra el Frente.
Imagínense por un momento si lo mismo que está pasando en Santa Fe ocurriera en una provincia gobernada por el peronismo: que el vicegobernador firme un documento crítico contra el gobernador, calificándolo como hegemónico y paternalista.
Ahora que pasa más tiempo por los canales de allá que en la Casa Gris, ¿le preguntará algunos de los periodistas estrella de la tele porteña a Binner sobre este tema?
Y acá en Santa Fe, ¿alguien -desde el periodismo y desde el socialismo- se detendrá a pensar por un instante en las tremendas implicancias institucionales a futuro que tienen estos constantes exabruptos de Binner?
Exabruptos que le van dejando el terreno minado a un gobierno de Bonfatti que todavía no comenzó, y ya está plagado de dificultades; todas autocreadas por la propia torpeza del socialismo.
Y si no repasemos: déficit creciente en las cuentas públicas (fruto del despilfarro constante en idioteces sin sentido), minoría en ambas Cámaras legislativas (fruto del experimento de la boleta única en Diputados, y de su escasísima construcción territorial en Senadores), horizonte probable de conflictos con los empleados públicos (cuando las estrecheces financieras le dificulten aumentar salarios), fractura visible con la UCR (probablemente aun no expuesta, pero todo es posible con la escalada verbal de Hermes), malestar en la relación con la Casa Rosada (consecuencia de compadreadas absurdas para ganarse elogios del periodismo hegemónico nacional y provincial).
No solamente titulares periodísticos acordes a la realidad política están faltando por acá: tampoco se consiguen sensatez y cintura política.
No sea cosa que después le echen la culpa al peronismo, a los palos en la rueda, las máquinas de impedir y todas esas sandeces.
1 comentario:
Al abuelo Binner hay que darle en horario las pastillas y enseñarle que cuando le acercan un micrófono, tiene que decir: "Disculpe,no tengo una opinión formada sobre el tema que me pregunta. Prefiero no hacer comentarios." Y retirarse con esa sonrisa de pelotudo que tiene y que tan bien le queda.
El Colo.
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