Vía Barricada nos llega este audio radial de un reportaje a Binner en el que se explaya sobre los principales aspectos de su eventual plan económico en caso de llegar al gobierno; claro que siempre dentro de las generalidades a las que el hombre nos tiene acostumbrados.
Como nosotros creemos que hay que dejar hablar a los que saben, hicimos las consultas del caso (también con la colaboración de Barricada) y el amigazo Diego Rubinzal -en uno de los ratos libres que le deja la firma de ejemplares de su libro- nos hizo llegar estos apuntes sobre los dichos del bueno de Hermes (se aconseja escuchar el reportaje, si no no van a entender un catzo):
"Dólares que se van
Dice Binner “negar la realidad, los dólares que se están yendo del país, son dólares que no vuelven, no hay confianza, generar confianza para que se reinvierta en producción”
En realidad, la mayoría de esos dólares que se van pueden ser divididos en dos clases:
1) Inversores minoristas: Doña Rosa que compra unos dólares y los mete debajo del colchón (lo cual nos da un primer dato: los dólares no se van, están debajo del colchón de Doña Rosa)
2) Filiales de empresas multis que remesan sus utilidades al exterior
Por lo tanto, el diagnóstico de Binner es incorrecto: “generar confianza para que se reinvierta en producción”. Esto no se soluciona con “generación de confianza”.
Para 1) hay que endurecer los requisitos para comprar dólares (sospecho que eso está en las antípodas de la “generación de confianza”)
Para 2) hay que modificar la ley de inversiones extranjeras que permite la libre remisión de utilidades (hay, hay, hay, ya me estoy imaginando la tapa de Clarín y La Nación si la yegua (*) decide avanzar para ese lado)
Comentarios al margen:
1) La fuga de dólares no es un tema menor, pero mientras tengamos este nivel de reservas, no es todavía un tema relevante.
2) Esa fuga de divisas, no implica que no se invierta en el país. Actualmente tenemos la tasa de inversión más alta del pasado inmediato de la Argentina (24 % del PIB)
Inflación
Llamar a un Consejo Económico Social es correcto. Lo que no es correcto es el diagnóstico de la inflación. Binner plantea que estamos ante una inflación de demanda, o sea que la demanda supera a la oferta. Por lo tanto, eso implica en los hechos dos cuestiones:
1) Enfriar la demanda (que la gente consuma menos)
2) Aumentar la oferta (Binner plantea que hay poco financiamiento de la oferta. Lo cual en parte es real, aunque el Fondo del Bicentenario es un paso adelante)
En la práctica, la postura de Binner es tributaria de las teorías ofertistas que dicen que la inversión depende de cuestiones ajenas a la demanda. Desde la economía heterodoxa sostenemos que la demanda, crea oferta (o sea la producción se ajusta al alza cuando hay demanda). Es decir, que si la gente consume se conforma un mercado que torna atractivo a las empresas a invertir.
¿Por qué tenemos un récord de inversión el país (24 % del PIB)?: porque las empresas tienen a quien venderle los productos. Por eso, la propuesta implícita de Binner (enfriar la demanda, digo implícita porque no lo dice directamente) logra lo contrario a lo que predica.
Desde hace varios años que se dice que la Argentina está creciendo más allá de su potencial. Si se hubiese aceptado ese diagnóstico/receta, la Argentina hubiera crecido menos, tendría mas desocupación y más pobreza. Eso no quiere decir que uno pueda crecer indefinidamente a tasas altas, pero el nivel de capacidad ociosa no nos está marcando que hayamos alcanzado ese límite."
(*) licencia idiomática usual en economistas heterodoxos para referirse a la señora presidenta de la Nación.
Dice Binner “negar la realidad, los dólares que se están yendo del país, son dólares que no vuelven, no hay confianza, generar confianza para que se reinvierta en producción”
En realidad, la mayoría de esos dólares que se van pueden ser divididos en dos clases:
1) Inversores minoristas: Doña Rosa que compra unos dólares y los mete debajo del colchón (lo cual nos da un primer dato: los dólares no se van, están debajo del colchón de Doña Rosa)
2) Filiales de empresas multis que remesan sus utilidades al exterior
Por lo tanto, el diagnóstico de Binner es incorrecto: “generar confianza para que se reinvierta en producción”. Esto no se soluciona con “generación de confianza”.
Para 1) hay que endurecer los requisitos para comprar dólares (sospecho que eso está en las antípodas de la “generación de confianza”)
Para 2) hay que modificar la ley de inversiones extranjeras que permite la libre remisión de utilidades (hay, hay, hay, ya me estoy imaginando la tapa de Clarín y La Nación si la yegua (*) decide avanzar para ese lado)
Comentarios al margen:
1) La fuga de dólares no es un tema menor, pero mientras tengamos este nivel de reservas, no es todavía un tema relevante.
2) Esa fuga de divisas, no implica que no se invierta en el país. Actualmente tenemos la tasa de inversión más alta del pasado inmediato de la Argentina (24 % del PIB)
Inflación
Llamar a un Consejo Económico Social es correcto. Lo que no es correcto es el diagnóstico de la inflación. Binner plantea que estamos ante una inflación de demanda, o sea que la demanda supera a la oferta. Por lo tanto, eso implica en los hechos dos cuestiones:
1) Enfriar la demanda (que la gente consuma menos)
2) Aumentar la oferta (Binner plantea que hay poco financiamiento de la oferta. Lo cual en parte es real, aunque el Fondo del Bicentenario es un paso adelante)
En la práctica, la postura de Binner es tributaria de las teorías ofertistas que dicen que la inversión depende de cuestiones ajenas a la demanda. Desde la economía heterodoxa sostenemos que la demanda, crea oferta (o sea la producción se ajusta al alza cuando hay demanda). Es decir, que si la gente consume se conforma un mercado que torna atractivo a las empresas a invertir.
¿Por qué tenemos un récord de inversión el país (24 % del PIB)?: porque las empresas tienen a quien venderle los productos. Por eso, la propuesta implícita de Binner (enfriar la demanda, digo implícita porque no lo dice directamente) logra lo contrario a lo que predica.
Desde hace varios años que se dice que la Argentina está creciendo más allá de su potencial. Si se hubiese aceptado ese diagnóstico/receta, la Argentina hubiera crecido menos, tendría mas desocupación y más pobreza. Eso no quiere decir que uno pueda crecer indefinidamente a tasas altas, pero el nivel de capacidad ociosa no nos está marcando que hayamos alcanzado ese límite."
(*) licencia idiomática usual en economistas heterodoxos para referirse a la señora presidenta de la Nación.
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