¿No es como mucho que -en el afàn de defender los negocios de sus ex patrones de Clarín y sus actuales patrones de La Nación- este tipo (que fue escriba de Bussi durante la dictadura en Tucumán) utilice la memoria de Vargas Aignasse, cruelmente asesinado por esa dictadura de la que fue decidido apologista, y nada menos que en el feudo del terror del propio Bussi?
¿No traspasa todos los límites que -en un mismo artículo- se ensalze la "legítima" inversión privada de los accionistas mayoritarios de Papel Prensa para quedarse con la empresa en plena dictadura, mientras se hace un sutil distingo entre muertos "injustos" (como Vargas Aignasse, que practicó la política, según JMS) y muertos "justos" (los que practicaron la violencia), asesinados por esa misma dictadura?
¿No hay allí, en medio de una fingida pena por una víctima de la dictadura, una nueva reivindicación del terrorismo de Estado?
¿No hay un deliberado acto de provocación de este hijo de puta al decir que los crímenes de la dictadura "se sabían por la letra escrita", cuando esos crímenes eran silenciados por su pluma y por las de tantas otras, y cuando el premio de ese silencio -en el caso de Clarín y La Nación- fue justamente quedarse con Papel Prensa, casi con certeza arrancada a sus propietarios en una mesa de tortura?
¿Es posible que se diga que el kirchnerismo ha llevado a la democracia argentina a su peor nivel desde 1983, cuando es justamente quien ha tomado la decisión de impulsar el juicio y castigo de los responsables del terrorismo de Estado?
Todo es posible si uno es básica y centralmente un hijo de puta como Joaquín Morales Solá.
5 comentarios:
Bueno. Al final brega por la gran esperanza "negra" :)
Demasiado hijo de puta, decís? No, nunca alcanza para definirlo a este incalificable.
Por suerte y mal que les pese existen los programas de archivo para poder mostrarle a la población el oportunismo de sus opiniones. Se ve claramente como va girando el discurso o el relato.
Es que a Lulú la dejó el marinero bengalí, por eso está como loca y escribe -como miserable que es- desde la perversidad y el resentimiento.
El Colo
Reverendísimo hijo de un micro doble camello lleno de putas.
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