Un hecho de la magnitud del proyecto enviado por la presidenta al Congreso para que el Estado retome el control de YPF no puede menos que impactar sobre todo el escenario político, aun en las provincias; y Santa Fe no fue la excepción en la semana que se cierra.
Los principales protagonistas políticos de la provincia fijaron postura sobre el anuncio presidencial (que modificó los previsibles alineamientos oficialismo/oposición), pero hubo dos detalles que llamaron la atención: el despegue personal de Barletta (presidente del Comité Nacional de la UCR) no acompañado luego por el conjunto del radicalismo provincial y nacional; y los matices que el tema expuso hacia el interior del habitualmente pulcro y monolítico socialismo.
Barletta tuvo en los medios expresiones durísimas contra la política energética del gobierno nacional, y criticó también fuertemente el proyecto de expropiación que discute el Congreso: lo calificó como "muy malo"; alineándose con aquellos sectores del radicalismo (como Sanz o Gil Lavedra) que impulsaban su rechazo en el Congreso, sectores que finalmente fueron derrotados en el debate interno del partido.
Este nuevo revés de Barletta (que se suma a su fallido intento de desplazar a Despouy de la AGN) siembra interrogantes sobre la consistencia de su liderazgo nacional, que no tardarán en proyectarse a su intento de despliegue político provincial de cara al 2013, próxima cita electoral.
Por el lado del socialismo, en un primer momento Binner y Zabalza (su alter ego en el Congreso) expresaron dudas en torno al proyecto, y se alinearon con la línea editorial que desplegaban los grandes medios: cuestionaban la ofensiva del gobierno sobre la empresa (Binner llegó a hablar de maniobras especulativas del gobierno nacional para hacer caer el valor de las acciones) y lo consideraban una cortina de humo frente al caso Ciccone.
La presencia de Bonfatti (al parecer, empeñado en no registrar faltas en las convocatorias presidenciales) en la Rosada el día del anuncio, y el enfático respaldo del senador Giustiniani al proyecto una vez aterrizado en el Senado, terminaron alineando a los sectores internos del partido de la rosa en la postura de acompañar: el propio Binner (que pareció en este caso ser conducido por sus pares) impulsó esa postura en el seno de la discusión interna del FAP, para vencer resistencias como la del GEN de Stolbizer.
Claro que de inmediato Bonfatti (y en réplica Giustiniani en el Senado, ¿nace una nueva alianza interna?) planteó la exigencia de que Santa Fe fuera incorporada a la futura empresa petrolera con control estatal, con participación accionaria: sus argumentos para apoyar el reclamo (la distribución de las retenciones a la soja y la presencia de refinerías de petróleo en la provincia) no pueden tomarse más en serio que como un intento de tener un lugar en la mesa de discusiones.
Pero no todo fue YPF en Santa Fe: las crecientes dificultades financieras del gobierno de Bonfatti estuvieron a la orden del día, con las empresas contratistas de obra pública polemizando con la administración por el nivel de deuda que le reclaman (hace meses que no cobran certificados), y los docentes (último sector en cerrar su acuerdo salarial) no han terminado de cobrar aun el aumento pactado, y la devolución de los días de huelga descontados.
En ese contexto, y mientras la discusión de la autorización al Ejecutivo para emitir letras de la Tesorería fue aplazada por la Cámara de Diputados para mayo, aterrizó por fin en la Legislatura el proyecto de reforma tributaria (denominada por otros "el impuestazo socialista") impulsado por el gobierno de Bonfatti.
Aumento de los Inmobiliario Urbano y Rural (este con porcentajes mayores), retoque de alícuotas de Ingresos Brutos, eliminación de la exención a la construcción (no así a la industria y a la producción agropecuaria), ratificación del decretazo de Bonfatti aumentando el gravamen a algunos grandes contribuyentes, monotributo provincial y nuevo impuesto a las embarcaciones de lujo son los ejes principales de la reforma; que no altera en cambio (pese a lo pedido por los intendentes y presidentes comunales del PJ) los criterios de reparto de ingresos entre la provincia y los municipios y comunas.
El proyecto ingresó por el Senado (respetando los acuerdos de Bonfatti con los senadores del PJ), y las estimaciones oficiales sobre los ingresos que reportará al fisco provincial de ser aprobado oscilan entre los 700 y los 1000 millones adicionales: no parecen cifras que puedan por sí mismas enjugar el abultado déficit operativo del gobierno provincial; a lo que hay que añadir que no se han conocido aun las anunciadas medidas de contencion del gasto que prometió el Ejecutivo; y sería aventurado especular sobre el destino final del proyecto.
A horas del cierre de listas que develará si la candidatura del intendente venadense José Luis Freyre a la presidencia del PJ tiene finalmente oposición, fue justamente en el Senado donde explotó la interna, cuando los senadores más cercanos a lo que era el reutemanismo recogieron el guante de la denuncia del diputado nacional Oscar Martínez (de "100 % Santafesino") sobre un presunto pacto espúreo con el gobierno provincial: la palabra "Banelco" rebotó en las paredes del recinto en boca del senador Gramajo (Departamento 9 de Julio); claro que para descartar de plano la existencia de tal acuerdo.
Por un raro azar del destino, la expropiación de las acciones de YPF y la crisis financiera que atraviesa el gobierno provincial quedaron vinculadas por un nombre: el del Grupo Eskenazi, accionista de la petrolera y propietario del Nuevo Banco de Santa Fe S.A., agente financiero de la provincia.
Mientras evalúa como salir del laberinto en que lo coloca no poder disponer a futuro de los dividendos de YPF para cancelar sus abultadas deudas, Eskenazi recibió del gobierno de Bonfatti el encargo de arbitrar la emisión y el rescate de los 556 millones de pesos en letras de Tesorería que aun esperan autorización legislativa.
Esa circunstancia (que marca un puenteo ostensible del Ejecutivo a la Legislatura, anticipándose a su decisión) y el poco claro procedimiento por el cual el banquero con intereses en la petrolera obtuvo el contrato prometen tener repercusiones de alto voltaje político en los días venideros.
De pozos entonces vino la cosa: destapar algunos en YPF, tapar otros en las cuentas públicas santafesinas, a como dé lugar.
1 comentario:
Creo que ni Cachi Martinez ni Gramajo, pueden tirar la primer piedra…están mas sucios que una papa (diría Aníbal).. pero que hay cosas poco claras en el Senado es cierto… Hay uno pingos mas rápidos que Yatasto (dicho que lo rescato de mi viejo)
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