La imagen de apertura se corresponde con esta nota del Cronista, que no difiere demasiado de lo que han reflejado otros medios (como Infobae, desde ayer a la tarde), o el off the récord de "un banquero" de ésta nota de Clarín, sobre los últimos episodios del culebrón buitre: todo marchaba viento en popa para evitar el defáult (porque los bancos patriotas nos iban a salvar), pero la pudrió Axel con su discurso; y todo se fue al carajo.
Ayer nomás decíamos acá: "Al momento de subir este post no se sabe aun como terminará -al menos por ahora- la saga buitre; si se aceptará o no la propuesta de último momento arrimada por los bancos, si habrá o no defáult, pero hay cosas que sí están claras: el gobierno ha priorizado defender los canjes de deuda, con todas las herramientas que tiene a su alcance.
Como lo vino haciendo desde que el entuerto comenzó, allá desde el fallo original de Griesa y el embargo a la fragata; cuando muchos apostaban (y pedían, y vaticinaban) que se les pagara a los buitres y se saldara la cuestión, sin medir las consecuencias.".
Desde esa perspectiva, invitamos a repasar los dichos de Kicillof en la conferencia de prensa de ayer, para encontrar que dijo de nuevo o distinto, respecto de lo que vino siendo la postura del gobierno en éste tema, durante todos estos meses; tan distinto a su vez, que pudo herir la susceptibilidad de gente tan sensible como los banqueros y los fondos buitres.
En el propio artículo de El Cronista, Fernando González dice de Kicillof: "Habló como si fuera un panelista de polémicas en TV, criticando por enésima vez al juez Thomas Griesa e ignorando el efecto que sus palabras, sus dudas y sus contradicciones provocaron en la sociedad. La gravedad de la situación merecía una respuesta más concreta, más prolija y más responsable que los 34 minutos de verborragia que dejaron perfectamente en claro la enorme confusión que embarga al Gobierno.
Porque, ¿de qué otra manera puede calificarse el giro que el kirchnerismo gobernante dio en 24 horas?". (las negritas son nuestras)
Si criticó "por enésima vez" al juez no hubo dudas ni contradicciones, o en todo caso -una vez más- invitamos a repasar lo dicho por el ministro, para encontrar donde estuvieron. Quizás en el mismo lugar del "giro" que habría dado el gobierno en 24 horas: en la imaginación del cronista.
Antes y después de ayer el gobierno dijo exactamente lo mismo sobre Griesa, su fallo, la actitud de los buitres, la del mediador, la imposibilidad de pagar lo que le exigen sin que se caigan los canjes por la aplicación de las RUFO, la barbaridad de haber bloqueado los pagos a los bonistas de los canjes; y así podríamos seguir con cada uno de los puntos del discurso de Kicillof.
Con banqueros de un lado (encabezados nada menos que por Brito) y los buitres de Singer por el otro, un negocio de 1650 millones de dólares en el medio (negocio seguro, porque se ampara en un fallo judicial, e híperrentable porque no debe sufrir las podas de los canjes), seguros de defáult que se disparan, precios de los bonos que se desploman o suben según vayan las tratativas (dejando pingües diferencias en el medio, para los que especulan con eso y tienen espaldas para aguantar), los medios pretenden que creamos que el acuerdo se cayó por lo que dijo o dejó de decir el ministro.
Y no por los regateos típicos de todo negocio, como el precio de lo que se va a pagar y el modo de pagarlo, o las seguridades de recuperar la inversión; tal como da cuenta acá Ambito Financiero.
Una idea tan insólita como la de los banqueros de ADEBA que la mandaron una nota escrita al presidente del Banco Central (ver los detalles acá en La Nación) informándole de su intención de comprar la deuda a los buitres; y pidiéndole las autorizaciones necesarias (en materia de liberación de encjaes, giro de divisas y valuaciones patrimoniales) para poder concretar el negocio.
Como si Fábrega les fuera a contestar también por escrito, dejando constancia de la anuencia del Estado argentino a la operación, con la negociación abierta con los buitres; y la cláusulas RUFO de los bonos del canje vigentes hasta enero del año que viene.
Y La Nación lo presenta como la "prueba evidente" de que el gobierno sabía de la oferta, aunque ayer Kicillof no lo reconociera abiertamente: esta gente debe jugar al truco con las cartas dadas vuelta.
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