Por Raúl Degrossi
Hoy buena parte de los análisis de la realidad política nacional sobre las elecciones gira en torno a la candidatura de Massa, si se baja o no y las presiones que van y vienen para todos lados, para incidir en la decisión.
Un culebrón que -conforme pasan las horas- deviene cada vez menos interesante; toda vez que el globo Massa se desinfla día a día, perdiendo en la misma medida que se desfinfla capacidad de incidir en la elección como se señalaba acá; y considerando además que el caso Chaco demuestra que no siempre la suma/amontonamiento de opositores, les supone una ventaja en relación al oficialismo nacional.
Sin embargo el caso Massa deviene anécdotico, y más importante a los fines de analizar otro fenómeno más interesante, que es el abierto involucramiento de lo que Macri llamó hace un tiempo "el círculo rojo" en la configuración de la oferta electoral; mientras intenta incidir (también desembozadamente) en la agenda del futuro gobierno, que a esta altura está claro que desean fervientemente no sea la continuidad del kirchnerismo.
Por si a alguno le quedaran dudas al respecto, recomendamos repasar acá el último documento del Foro de Convergencia Empresarial; redactado en el tono admonitorio de los que creen que sus intereses son los del país, y por ende, no existe otra alternativa racional y posible que elaborar un programa de gobierno que los atienda.
Por supuesto que el fenómeno de la participación política de los grupos de poder económico no es nuevo en nuestra historia, ni exclusivo de la Argentina: para los memoriosos o estudiosos de esa historia, podrán recordar aquél episodio del cheque de Luis Colombo (por entonces presidente de la UIA) aportando a la campaña de la Unión Democrática en 1945, que desatara un escándalo de proporciones.
Sin embargo lo que nos interesa destacar es que lo que por entonces escandalizaba (la abierta intromisión de una central empresaria en la campaña electoral, a favor de uno de los candidatos) hoy se naturaliza, y hasta lo reflejan la tapa de los diarios: nadie parece ruborizarse porque "los dueños del país" pretendan tener voto decisivo en la selección de quienes han de administrarlo circunstancialmente por imperio del voto ciudadano y aun antes de que éste se manifieste.
En paralelo a éste intento de naturalizar lo que -lejos de ser natural- es un fuerte condicionamiento a la democracia por parte de poderes no democráticos, se desvía la atención hacia aspectos colaterales que pueden ser importantes, pero lejos están de alcanzar la envergadura de éste.
Y si no, pensemos cuantas de las "ONG'S" que proliferaron desde los 90' y ponen la lupa en el financiamiento de los partidos políticos y sus campañas, o exquisiteces institucionales como el voto electrónico o la boleta única, intentan concientizar sobre este otro fenómeno: como el poder económico condiciona a la política imponiéndole candidatos, alianzas, estrategias y programas.
Esa asunción explícita de posiciones políticas por parte de los popes empresariales se refleja hacia el interior de sus propias organizaciones: leemos a Bonelli en Clarín de hoy contándonos como Luis Betnaza (hombre del Grupo Techint) se apresta a competir por la presidencia de la UIA haciendo eje en su rol de fuerte opositor al gobierno nacional; y protagonista decisivo de la AEA y el Foro de Convergencia Empresarial, dos lobbys empresarios mucho más políticos que gremiales.
Cuando el kirchnerismo ensaya su interpretación de estos tiempos políticos como una pulseada entre la política y las corporaciones, desde la oposición y los medios hegemónicos se le baja el precio a ese aspecto de lo que se califica como "relato", pero lo cierto es que se trata de un asunto político de primer orden, en términos de nuestra construcción democrática.
Tan importante que trasciende a éste gobierno y a todo el ciclo kirchnerista, y se proyecta sobre nuestro futuro como país, en tanto las presiones del "círculo rojo" no tienen resultado inocuo: condicionan decisiones y políticas públicas que tienen un rumbo concreto, consultan de un modo prevalente intereses concretos (que no suelen coincidir con los de las grandes mayorías nacionales) y producen resultados tambíén concretos. Nuestra historia política está plagada de ejemplos dolorosos en ese sentido.
La construcción de una democracia fuerte y madura exige mucho más que superar los modos dictatoriales de ejercicio del poder político, o garantizar las libertades públicas, los derechos ciudadanos, la división de poderes o la transparencia electoral.
Supone transparentar como se asigna y distribuye el poder en una sociedad, y en qué medida las reglas de esa democracia imperan para todos; de modo que la responsabilidad política de conducir los destinos de un país es confiada a aquéllos a quienes los ciudadanos han creído los más adecuados, en base a su idea, modelo o proyecto de país.
Sin escisiones engañosas entre política y economía, o entre competencia electoral y debate público de proyectos (más o menos explícitos o visibles) por un lado, y lógicas corporativas encubiertas bajo supuestas "racionalidades económicas inevitables", por el otro.
Lógicas corporativas que tienden a naturalizarse de un modo creciente abandonando la trastienda en que se mueven habitualmente para llegar a la tapa de los diarios, en un intento bastante insidioso por legitimar socialmente lo que no es sino una profunda distorsión en términos democráticos.
2 comentarios:
TE APLAUDO, RAUL!!!! EXCELENTE!!!!!!
El Nico del 9 de Rafaela y de Racing!!
De como están independiente de las decisiones de +S.A. y Macri, lo dice la fuga de intendentes, porque lo importante es entender que no es que no es que los intendentes traen los votos, es que los votos se traen a los intendentes.
Simple cuestión de supervivencia en su territorio, saben que en concreto si van en una boleta de cualquiera de los dos, perderían su quintita, porque lo que se puede manejar en una legislativa, es imposible hacerlo en una ejecutiva, por eso cuando veo cifras optimistas de +S.A. como goberna, no se porque pero a la desconfianza que le tengo a todas las encuestas, le agrego un factor de seguridad de mucho mayor que lo normal.
Nunca menos y abrazos
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