Por A.C.
Al inicio de la gestión macrista, el Ministro de Hacienda Prat Gay declaraba que la economía argentina ya funcionaba en Diciembre de 2015 en base al valor del dólar blue, dólar ilegal que entonces cotizaba alrededor de $15 en un mercado ínfimo en relación a los volúmenes del mercado oficial. El ministro sostenía de todos modos, que el tipo de cambio oficial que era de $9,60 en ese momento, no tenía incidencia en la actividad económica.
Pese a éstas declaraciones, era imposible que la gestión macrista ignorara en Diciembre de 2015 la realidad de la economía, por ejemplo que todas las operaciones de exportación e importación se regían por el dólar oficial de $9,60, y que en un sistema de tipo de cambio administrado como el vigente en Argentina hasta Diciembre de 2015, la economía se estructura a través del valor del dólar oficial, lo que no puede ser modificado por la existencia de un mercado ilegal o paralelo de divisas.
En la realidad, ningún exportador podía liquidar sus operaciones a $15 (el valor del dólar blue), ni los importadores adquirían a $15 los dólares con el que pagaban sus compras o insumos en el exterior, sino que compraban la divisa estadounidenese a $9,60. Era la cotización del dólar oficial la que regía los principales volúmenes de la actividad económica, y eso se reflejaba en el nivel de los precios internos, los que por ejemplo en el caso de los alimentos, eran desacoplados de los precios internacionales y su variación, a través de la aplicación de retenciones en las exportaciones.
La sociedad indisimulable de éste gobierno con los grandes grupos económicos (de los cuales el presidente y sus principales funcionarios forman parte), estaba detrás de estas declaraciones de Prat Gay y del argumento sobre la “necesidad de sincerar el precio del dólar”. Era el primer y principal paso para generar una monumental transferencia de ingresos a favor de las grandes exportadoras cerealeras y del sector bancario, y perjudicando a la enorme mayoría de la población del país.
Con el dólar “libre”, es decir con el precio que fijaron a su antojo en Diciembre de 2015 las grandes corporaciones económicas, la rentabilidad de las exportadoras se elevó de manera exponencial, y paralelamente, para asegurar el negocio a los bancos, desde el Banco Central, el Sr. Sturzenegger establecía a través de las Lebac un interés de referencia demencial del 38% anual.
Un cóctel explosivo. La fuerte devaluación y el enorme incremento de las tasas de interés, se trasladaron inmediatamente a los precios internos y desataron la espiral inflacionaria que culminará el 2016 con una inflación superior al 40%.
El descontrol generado por la gestión macrista en los precios internos sumado a los salvajes tarifazos implementados en energía, elevaron los costos internos y luego de un año, con un dólar de más de $16, es decir con un incremento superior al 60% en solo doce meses, los exportadores ya le exigen al gobierno una nueva devaluación, porque sostienen que la rentabilidad que les otorgó la monstruosa devaluación de Diciembre de 2015, está disminuyendo aceleradamente por el efecto inflacionario y el aumento de los costos internos.
Por su parte los bancos, primero a través de la devaluación licuaron pasivos gracias a sus tenencias en dólares. Y después, a través de las Lebac, realizaron y lo siguen haciendo, un formidable negocio. Mientras pagaban intereses menores al 20%, cobraban más del 30% de interés por las Lebac que emitía el Banco Central, y con un interés todavía hoy altísimo del más del 27%, siguen haciendo una elevadísima diferencia mensual en pesos entre lo que pagan de interés a los depositantes y lo que cobran del Central a través de las Lebac.
Y con esa diferencia en pesos compran dólares, divisas que remiten a sus casas matrices o distribuyen localmente como dividendos, junto a otras maniobras para fugar divisas. Para que el spread o la diferencia en pesos que obtienen por intereses a través de las Lebac les siga permitiéndoles adquirir un buen número de dólares y continuar así aprovechando la bicicleta financiera, necesitan que el dólar se mantenga relativamente estable y no se dispare. Y claro, también le exigen al gobierno que mantenga alta la tasa de interés a través de las Lebac, porque de lo contrario, los bancos podrían no renovar los vencimientos y pedir cobrar las letras.
Hoy, el conjunto de letras emitidas por el Banco Central supera los 40.000 millones de dólares, de los cuales más del 70% fueron emitidas en pocos meses durante la gestión Sturzenegger. Naturalmente, el gobierno no tendría como afrontar un pago de semejante magnitud.
Entonces si los exportadores le exigen otra devaluación para tener mayor rentabilidad, mientras los bancos quieren mantener un dólar planchado para continuar obteniendo ganancias siderales en dólares a través de la bicicleta financiera, esa es la pregunta sin respuesta. ¿Que hará éste gobierno con el tipo de cambio?
La suposición que en una economía “libre” los intereses de los distintos sectores económicos son coincidentes, es de una ingenuidad pasmosa, es un desconocimiento básico de los factores en juego.
Es ese mismo extravío el que lleva a éste gobierno a estimar en el presupuesto 2017 una inflación anual del 17%. Produce risa, y en algunos casos burlas, las que provienen incluso de economistas que hasta hace poco defendían públicamente la gestión de Macri.
Con respecto a la fijación en ese mismo presupuesto de un dólar a $18 para el año 2017, con solo ver a que precio se están negociando los contratos a futuro, se comprende que el mercado no confía en el mejor equipo de los últimos cincuenta años. Es extraño que el presidente no repare en ésta señal, teniendo en cuenta que entre sus funcionarios y familiares cuenta con expertos en éste tipo de inversiones, gente que fue muy favorecida con los contratos a futuro gracias a la devaluación que ellos mismos dispusieron hace un año.
De acuerdo a los datos de la economía real, el gobierno no tiene mucho margen de maniobra con el tipo de cambio. Es solo un espectador de lujo sobre decisiones ajenas que no puede modificar, porque cambiamos un mercado de cambios administrado por el Estado de acuerdo a los intereses del conjunto, por un mercado de cambios administrado por privados de acuerdo a intereses propios.
Hasta ahora, y tomando un endeudamiento récord de más de 53 mil millones de dólares a altas tasas en pocos meses, el gobierno ha intentado abastecer la demanda de dólares de los distintos sectores, divisas que no fueron al aparato productivo, sino a construír una avenida para la fuga de dólares.
Pero el endeudamiento no es un recurso eterno, y el año que viene, junto a la demanda de dólares de distintos sectores, habrá que empezar a pagar los vencimientos de la deuda, más de 14 millones de dólares de intereses en el 2017. Y en ese marco Presidente, ¿qué hacemos con el tipo de cambio?
Mientras tanto, continúa la caída de la producción industrial, el salario pierde poder adquisitivo, se derrumba el consumo interno, crece el desempleo, se abren las importaciones indiscriminadamente destruyendo a las Pymes, las inversiones tantas veces anunciadas nunca llegan, la inflación se traslada a precios, y el mejor equipo de los últimos cincuenta años no puede ni siquiera encontrar una respuesta para el tipo de cambio.
2 comentarios:
ja ja ja
feliz navidad
les desea
Satan 666 Claus
Piensen todos los regalos que sus provincias hubieran recibido con los 1500 millones de dolares que les tocaba a cada provincia, si no se hubiera producido esta estúpida fuga.
ja ja ja FELIZ NEOLIBERAL NAVIDAD Y UN PÉSIMO AÑO NUEVO.
SATAN DE LOS POBRES ALIAS, EL 666, EL GATO, O SATAN CLAUS.
Sumale a la fuga registrada, los muchisimos dólares que salen del país "en negro",a través de cuentas particulares no declaradas por los bancos (plataforma off shore). ¿O alguien cree que el HSBC o el Citi hacen la torta con las cajas de ahorro de los pajaritos que tienen depositados 30 mil pesos?
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