Uno puede entender que se viven horas desesperadas, más después de los resultados de las PASO que arrojaron el triunfo de Milei, y que ponen a la fórmula Massa-Rossi -por ahora- incluso fuera de la posibilidad del balotaje. De allí deviene la necesidad imperiosa de ir a buscar los votos que faltan para lograrlo, y tener una nueva chance de frenar el triunfo de la derecha.
Pero eso no implica apelar a cualquier estrategia, porque además nadie puede asegurar que cualquier estrategia sea válida y eficaz a esos fines, y no terminemos víctima del síndrome de la frazada corta: que los votos que se puedan conseguir por un lado, se pierdan por el otro.
Porque el primero desafío para Massa -que no es menor- es conservar todos los votos propios de UPP en las PASO (por ejemplo los de los que votaron por Grabois, y de ser posible, recuperar los millones de votos del "Frente de Todos" que se perdieron desde 2019, porque el gobierno de Alberto Fernández defraudó las expectativas, rompiendo con sus políticas el contrato electoral con sus votantes.
Allí estaba y sigue estando la principal cosecha de apoyos por recolectar para mejorar las chances de cara al 22 de octubre, y eso Massa pareciera haberlo entendido como se deduce de la batería de medidas económicas que se vinieron anunciando en estos días.
De hecho, los mayores esfuerzos deberían estar puestos en lograr que esos anuncios se concreten (por ejemplo la devolución del IVA, o los anuncios de ayer para trabajadores informales) y se sientan en el bolsillo de los argentinos antes de que vayan a las urnas; más que en empezar a lotear un futuro gobierno antes de haber ganado las elecciones. Es más productivo morderles electores usando reclamos que fueron suyos y hoy han abandonado (como la eliminación de Ganancias sobre los salarios más altos), que sacarse fotos que más que sumar, restan.
O anunciar posibles acuerdos cupulares que no garantizan migración automática de votos, o implícitas Moncloas criollas con los que adversaron durante los últimos 20 años las políticas públicas que llevaron a ganar tres de las últimas cuatro elecciones presidenciales en primera vuelta, a considerable distancia de los competidores, en cada caso.
Parafraseando al "Bambino" Veira, el problema acuciante que tenemos es que la base (electoral) no está, y tenemos que recuperarla. No espantarla con posibles acuerdos con los que están prometiendo exterminarla, o la anatemizan como "el" problema de la Argentina.
Estamos pasados de rosca en ese supuesto pragmatismo que hace apenas 45 días llamaba a silenciar las críticas internas a "Wado" De Pedro porque buscaba el apoyo de Barrionuevo, para terminar ahora puteándolo al impresentable gastronómico porque hace lo que hizo siempre (cagarse en todo) para ofrecerle apoyo y financiamiento para la campaña a Milei.
Este tipo de palazos de ciego nunca pueden terminar bien, ni en términos de cosecha estrictamente electoral -lo que se gana por un lado se pierde por el otro-, ni de coherencia y cohesión de un futuro gobierno, si se gana. Bastantes problemas tuvimos ya en éste mandato, y solo con una unidad entre los distintos sectores del "panperonismo", como para ir a sumar más trayendo a los de la vereda de enfrente, que por otro lado no dieron ninguna muestra de arrepentirse, ni de sus dichos, ni de sus hechos.
Y no se trata de ser sectarios ni excluyentes, sino realistas: larvas como Barrionuevo (o como Gerardo Morales o buena parte de la UCR) no cambian nunca, y atienden antes que nada su propio interés, que no es el nuestro. Tuit relacionado:
Con Milagro Sala presa.
— La Corriente K (@lacorrientek) September 24, 2023
1 comentario:
El CFR armó el tablero perfecto. Argentina pierde o pierde.
Massa, Morales y la UCR en economía..
En primera vuelta gana Milei
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