Una de las interpretaciones posibles del "fenómeno Milei" es que es un experimento de la derecha y sus medios que se salió de control, volviéndose contra ellos en modo de muy posiblemente dejar a su candidata (Patricia Bullrich) fuera del balotaje; y a la coalición que ellos armaron ("Juntos por el Cambio") en peligro de disolución.
De allí que se puede ver a medios como Clarín y La Nación pegándole al libertario, y en ese trance llegar al ridículo de cuestionar su negacionismo, bancar el "Nunca Más" o verse obligados a salir a aclarar que los Montoneros nunca pusieron bombas en jardines de infantes.
No hace falta ser muy avispado para darse cuenta que se trata de una trampa cazabobos en la que no hay que caer, que consiste en hacer creer que ellos serían la derecha racional y democrática, y los libertarios una variante desquiciada que no está realmente en condiciones de gobernar el país. Basta verla en acción a Patricia Bullrich para darse cuenta de lo difícil que es sostener esa idea.
Parte de la misma operación consiste en endilgarle a Milei y a los libertarios al kirchnerismo, que de a ratos serían sus causantes, y de a rato sus socios; como si existiera la más mínima compatibilidad de propuestas entre ambos modelos políticos, económicos y sociales. Al estilo de Macrid, "el niño yo no fui", la derecha argentina y sus medios quieren que creamos que ellos no tuvieron nada que ver con a emergencia de una propuesta política que transita y profundiza -prolijamente- todos sus tópicos políticos, económicos y sociales habituales.
Tanto que el propio Macri dijo que las ideas de Milei eran las suyas, y que si el orate llegaba a ser presidente, esperaba que los legisladores de "Juntos por el Cambio" apoyaran en el Congresos sus propuestas que fueran razonables. Antes, Milei lo había invitado a sumarse a un eventual gobierno suyo "como su representante ante el mundo".
Cuando fue el primer debate, hacíamos notar nosotros que Milei usó una expresión que fue acuñada por Macri y el macrismo durante su gobierno para descalificar las políticas de memoria, verdad y justicia: "el curro de los derechos humanos". El negacionismo devenido justificación y apología de los crímenes de la dictadura de MIlei arrancaron con Lopérfido y otros astros de "Cambiemos", durante años; tantos como la "memoria completa" de FAMUS que hoy rescata Villarruel.
Y así como Milei habló en tono de chicana de "Sueños Compartidos" en el primer debate, Patricia Bullrich lo hizo en el segundo, a los mismos fines. La misma Bullrich que en la semana prometió indemnizar a las víctimas de las organizaciones armadas, a las que días antes Villarruel homenajeó.
Las coincidencias trascienden largamente la mirada sobre los crímenes de la dictadura: ¿qué diferencias hay entre las críticas a "la casta" de Milei, y el famoso cohete a la luna de Macri, en el cual quería subir a todos los que -según él- obstaculizaban el progreso del país?. O las críticas a la presunta ineficiencia del Estado y todo lo público que repiten a diario como un catecismo todos ellos, al igual que el ataque la legislación laboral y el sistema jubilatorio solidario que construyeron la movilidad social ascendente en el país.
Pero así como todos ellos coinciden en que los derechos humanos son un curro, también coinciden en que la justicia social es un robo o una estafa: Milei repitió palabra por palabra los argumentos de Rosenkrantz -el delegado de Macri y Magnetto en la Corte- para desacreditar el apotegma de Evita cuando decía que donde hay una necesidad, nace un derecho. Cosa que antes había dicho Macri cuando señalaba que había pasado la era de los derechos y comenzado la de las obligaciones.
Quieren vendernos que, a diferencia de Milei, el macrismo sería videlismo pero compasivo con los discapacitados, o los que tienen cardiopatías congénitas. Lástima que en su gobierno les recortaron las pensiones a los primeros, y en éste votaron (como Esteban Bullrich) en contra la ley que protege a los segundos, igual que Milei.
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