LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

miércoles, 2 de mayo de 2012

LA TUPACAMARIZACIÓN DEL RADICALISMO


El domingo pasado reflexionábamos acá acerca del sentido del voto de los senadores radicales sobre el proyecto de expropiación del 51 % de YPF, apoyando en general pero votando en contra en particular todos los artículos, menos el 1º que declaraba de interés público la exploración, explotación, producción, transporte, distribución y comercialización de hidrocarburos. 

Con el paso de los días y conforme se acerca el momento de la discusión en Diputados, el debate interno en la UCR lejos está de saldarse; es público y notorio que el cordobés Aguad encabeza la resistencia a la decisión del Comité Nacional, y amenaza con votar en contra (arrastrando a un grupo de diputados), o retirarse del recinto en el momento de la votación.

Tal como lo señala Clarín, algunos "históricos" (más bien, viejos) como Terragno, Lapeña o Roulet, se suman a la postura contraria a acompañar el proyecto del gobierno; y aun muchos de los que lo hacen se ocupan por todos los medios posibles de aclarar que es a disgusto, como si les hicieran probar una cucharada de aceite de ricino; como el inefable diputado Alvarez, que representa a nuestra provincia en el Congreso:   


Y qué decir de otro coterráneo famoso, nada menos que el actual presidente del Comité Nacional (aunque dentro del propio radicalismo, nadie lo tome demasiado en serio en ése rol), que insiste con las metáforas estrellatorias que lo hicieran famoso en éste blog:


Tanto esmero por desmarcarse a priori de lo que será una votación contundente en lo general en Diputados (probablemente orillando los 200 votos positivos según espera el "Chivo" Rossi), incluyendo el voto mayoritario de los propios diputados radicales, no se explica por el proyecto de YPF en sí (de hecho algunos argumentos, como el de la "caja" ya aburren por lo repetidos e insustanciales), sino por el debate y las tensiones internas que atraviesan a la UCR; y dónde el proyecto enviado por Cristina no ha hecho más que echar sal en las heridas.

Paréntesis: lo único que falta es que los radicales (acostumbrados desde hace 122 años a las peleas internas y divisiones, y a creer que por ahí pasa la historia del país) terminen diciendo que Cristina expropia YPF nada más que para joderlos.

Debate interno que incluye un replanteo a futuro del radicalismo, y en el que se les va su propia subsistencia como fuerza política: tras la implosión del 2001 y la huída de De La Rúa en el fatídico helicóptero, acumularon unos tras otros desastres electorales (o perfomances mediocres), y estrategias políticas fallidas; claro que éstas terminaron causando aquéllos.

Candidato propio en el 2003 con el 2 % de los votos (marca propia de las fuerzas de la izquierda), candidato peronista-ex kirchnerista alquilado en el 2007 (para orillar un 15 % y un tercer puesto, eclipsados por la estrella entonces en ascenso de Carrió), candidato propio con vice extra partidario y alianza prágmática con el menemismo residual en el 2011, para bajar aun más a un escuálido 11 % y otro tercer puesto, esta vez tras la cooperativa de pymes progres de Binner.

En ése contexto, están tironeados por un lado por los medios hegemónicos, que luego de reprocharles su inutilidad absoluta en todos los tonos posibles (andanada soportada estoicamente, confirmando lo que decía Víctor Hugo: hay políticos menestorosos de apoyo mediático), hoy les reprochan su acompañamiento al gobierno en la votación en general del proyecto sobre YPF, y logran hacer mella: desde la semana pasada en Diputados, los dirigentes de la UCR hacen gira por canales, diarios y radios pidiendo disculpas por el desliz.

Tironeados por otro lado por su propia historia remota (la que habla de lo que representan YPF y el petróleo en la historia radical) tanto como la próxima (no pueden volver a repetir fiascos como los de las AFJP, Aerolíneas o la ley de medios); y por la capacidad de iniciativa política para imponer agenda del kirchnerismo, que los fuerza a definirse de un modo y un tiempo incompatibles con el despelote interno que hay dentro del radicalismo.

Despelote interno que se evidencia en el otro tironeo al que está sometida la UCR, entre los que la quieren llevarla sea a una alianza por derecha con el PRO (Aguad), dándole la plataforma territorial a la eternamente anunciada y nunca concretada candidatura de Macri, sea a radicalizar su discurso anti gobierno para capitalizar ellos el voto contrera (ahora que Carrió volvió de su autoimpuesto exilio porque cree posible remontar allí su 1,82 % de octubre); y los que (como Ricardo Alfonsín) todavía sueñan con sumarse a la alianza "progresista" con Binner, claro que conduciéndola, algo que parece -hoy por hoy- lejano y poco probable.

En todas esas direcciones se debate y se tensiona la UCR, porque lo que está discutiendo no es la expropiación de YPF, sino su propio futuro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si nos ponemos a revisar la historia del radicalismo, veremos que desde la presidencia de Perón a la fecha nunca se pudo recomponer, porque si así lo hubieran hecho sus dirigentes, hubieran podido terminar aunque sea una de las 2 gestiones de sus deplorables gestionales al frente del Ejecutivo Nacional. Hoy no saben conque argumentos atacar al Gobierno de Cristina Fernandez que en lo que respecta a conducción y liderazgo les lleva una muy considerable ventaja.