Leemos a Axel en Página 12: "Cada vez que hablen de bajar el gasto les ruego que expliquen cuáles son los renglones del gasto que quieren cortar. ¿La construcción de escuelas? ¿Las becas a los estudiantes? ¿Los aumentos de las jubilaciones? ¿Dónde quieren recortar?”, apuntó el ministro, y reiteró: “Esto proviene del sector financiero, que ha sido siempre enemigo del gasto público, pero nunca les molesta el rubro del pago de la deuda externa. Ese no les molesta, nunca piden que se corte por ahí el gasto público.".
Hace un tiempo (en septiembre del año pasado) decíamos nosotros: "las prestaciones de la seguridad social se llevan el 38,3 % del total del gasto del Estado nacional (por lejos, el rubro más importante), aun antes de los dos aumentos semestrales que vendrán en el 2014 por la ley de movilidad: ahí entran jubilaciones, pensiones y retiros del personal de las fuerzas armadas y de seguridad; lo que implica que, si estás planteando cosas como el 82 % móvil, por ahí no podés empezar a recortar.
Antes de pasar a "Transferencias corrientes" (el segundo rubro en importancia) digamos que los gastos de capital (es decir la inversión pública) suman un 11,3 % (más de 97.000 millones de pesos); de los cuáles las dos terceras partes son transferencias de capital a las provincias, municipios y empresas del Estado, para que ejecuten obras públicas (por ejemplo el Fondo Federal Solidario o fondo soja representará 13.454 millones de pesos en 2014), o compren equipamiento (por ejemplo aviones para Aerolíneas, o vagones para los trenes). Si nos atenemos a los reclamos más conocidos, no parece que alguien pueda plantear abiertamente que los recortes puedan pasar por ahí.
Y si alguna empieza a delirar con los gastos de la burocracia estatal, advirtamos que los "Gastos de consumo" representan un 15,2 % del gasto total, de los cuáles los sueldos de los poco más de 359.000 empleados del Estado nacional representan el 11 %, unos 96.000 millones, antes de las paritarias del año que viene. El resto (un 4,2 %) es lo que cuesta poner en funcionamiento el aparato del Estado, a diario.
Y llegamos así a "Transferencias corrientes", que es el rubro quizás más complejo, porque involucra varios aspectos, algunos de los cuáles no puede pensarse que se esté planteando (al menos en público) que deban ser recortados, a saber: gastos de las Universidades nacionales (empezando por sueldos) y el CONICET, pensiones no contributivas del Ministerio de Desarrollo Social, Planes Argentina Trabaja y otros menores como el subsidio por desempleo, y las asignaciones familiares; incluyendo obviamente la AUH, pero también las de los trabajadores registrados (esas que Massa, por ejemplo, propone actualizar semestralmente en su valor, o extender a todos).
Dentro de ésta partida están los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, en su amplia gama: subsidios a los boletos del tren y el colectivo, a las tarifas de luz, agua (en el AMBA) y gas, y las importaciones de combustibles.
El rubro "Rentas de la propiedad" (un 9 % del presupuesto) representa el servicio de los vencimientos de la deuda pública, con lo cual podemos ver que representa hoy menos de una cuarta parte de lo que el Estado invierte en seguridad social; cuando hace una década la proporción era la inversa.
Y se compone también de deuda intra-Estado, como que buena parte de esos algo más de 77.000 millones de pesos son para cancelar los anticipos del Banco Central al Tesoro.
¿Significa todo ésto que no hay nada que ajustar o corregir en el gasto público, o que gastar mucho implica necesariamente gastar bien?
No, significa que para poder opinar con fundamento hay que informarse, y para poder plantear propuestas políticas que sean creíbles hay que decir las cosas como son."
Completo, acá.
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