LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

miércoles, 28 de octubre de 2015

TODAVÍA NO "CAMBIAMOS", Y YA VOLVIMOS AL PAÍS DE LAS 3 O 4 TAPAS


Justo cuando se cumplen cinco años de la muerte de Néstor Kirchner, el tipo que terminó con eso de que "3 o 4 tapas de Clarín en contra tumban a cualquier gobierno",  y cuando todavía no se hizo el balotaje, ya podemos darnos una idea de como sería el "cambio" que ilusiona a muchos si gana Macri: volver para atrás, también en ese aspecto. 

Y los que dicen expresar el cambio (como Massa) creen que usan a los diarios para presionar a Scioli, cuando no son más que tristes marionetas de fuerzas que no controlan (por el contrario, los controlan a ellos); y los empujan desde las tapas hasta un punto del cual no puedan retornar.

Cualquiera sabe que la mejor forma de torpedear un acuerdo político antes de siquiera plantearlo formalmente es ponerle al otro condiciones de imposible cumplimiento, como exigirle públicamente a Scioli que rompa con Cristina y el kirchnerismo: ¿de dónde supone Massa que vinieron los más de 9 millones de votos que obtuvo Scioli el domingo, de su magnetismo personal?

Mientras habla de la "búsqueda de acuerdos programáticos" y por abajo rosquea como el peor (circulan todo tipo de rumores por éstas horas sobre las exigencias de ésta gente para apoyar a Scioli), nos quiere correr desde la tapa de Clarín exigiendo rendición incondicional.

Apoyar implícitamente -o no, vaya uno a saber en que terminará la cosa- a Macri en cambio, lo haría gratis, o a cambio de otra cosa: con las mismas idas y vueltas con las que encaró toda su campaña (en el discurso, en las alianzas concretas) Massa parece estar más interesado en los votos de Scioli (pensando a futuro en conducir el peronismo tras una eventual triunfo de Macri en noviembre) que en aportar los suyos para derrotarlo y cerrarle el paso a la restauración neoliberal.

Además de olvidar que históricamente al peronismo lo lidera el que gana y no el que contribuye a que pierda, y de que él mismo quedó afuera del balotaje por decisión popular (cosa que parece imprescindible recordarle para bajarlo un poco del caballo al que se subió), omite Massa en su exigencia pública a Scioli de que se "descontamine" de kirchnerismo, que él mismo formó parte de esa experiencia 10 de los 12 años que lleva gobernando el país. 

Después de una campaña en la que se la pasó miminizando la sangría de dirigentes con el argumento de que a él lo que interesaba "era la gente", Massa quiere vender caro lo que dijo que no le pertenecía (los votos), y trata de convencernos de que manda sobre más de cinco millones de argentinos (como si fuera Perón desde el exilio), cuando no pudo conducir a 20 intendentes del conurbano.

En definitivas lo que está haciendo Massa es apoyar a Macri, sin decirlo y se entiende: debe ser duro prometer el 82 % móvil a los jubilados y teminar contribuyendo al triunfo de una fuerza en la que militan Sturzenegger y Patricia Bullrich, con el candidato que Cavallo consideró el mejor para gobernar el país. 

Y hablando de apoyos implícitos vemos acá a Stolbizer diciendo que jamás apoyaría a Scioli: hablar en éste caso de un guiño al eje de gobierno porteño sería hacerle bullying a Marga.

Aunque en éste caso el apoyo implícito a Macri sea más consecuente con lo que vinieron haciendo todos estos años en el Congreso, votando sistemáticamente en contra todas las iniciativas del gobierno junto con el PRO.

Pero no consecuente con el "caprilismo" de campaña de Macri, que promete "mantener las cosas que se hicieron bien". Disgresión: ¿no es extraño que desde el domingo hayan salido a decir que los resultados comprueban que la gente está harta de nosotros, cuando en la campaña trataron de disfrazarse de kirchneristas?

La discusión de fondo en todo esto es la validez política (y el efecto electoral) de los acuerdos de cúpula, que en un punto pueden servir para instalar climas, o contrarrestar el que se pretende crear desde los medios.

Lo que hace falta para ganar la elección son votos, no dirigentes que expresen públicamente que apoyarán a Scioli (si los hay, bienvenidos sean, pero no se hará la diferencia con eso): ya quedó demostrado el domingo que la exhibición pública de los que pegaron el garrochazo no sumó, o al menos no como se había pensado.

A este balotaje lo ganamos nosotros, o no lo gana nadie, dicho esto no en el sentido de una certeza indubitable del triunfo del Frente Para La Victoria el 22 de noviembre, sino como una hoja de ruta política: "nosotros" somos los dirigentes y los militantes, cada uno, peleando cada voto, mano a mano, con los que tenemos al lado a diario.

Como debe ser ¿o no había "vuelto la política"?

2 comentarios:

Politico Aficionado dijo...

Alguien debería explicarle a Massa que la fórmula mas votada fue la del FPV.

Lo que la gente dijo que no quiere es a Massa que salió tercero cómodo.

Anónimo dijo...

"Y los que dicen expresar el cambio (como Massa) creen que usan a los diarios para presionar a Scioli, cuando no son más que tristes marionetas de fuerzas que no controlan (por el contrario, los controlan a ellos); y los empujan desde las tapas hasta un punto del cual no puedan retornar."

Tal como lo describió Oesterheld en "el Eternauta": los Ellos dominan a los Manos a través de la glándula del miedo.