A raíz del caso López el gobierno anunció que "reactivará" el tantas veces prometido proyecto de "ley del arrepentido" para las causas de corrupción y delitos contra la administración pública, que esta frenado por presiones empresarias.
Presiones lógicas: si alguien coimeó, es porque existe otro alguien que le ofreció la coima, o se la pidieron y aceptó pagarla.
A menos que estemos en presencia de otro invento argentino, como el colectivo, la birome y el dulce de leche: el coimero sin coimeador.
La figura del arrepentido ya existe en nuestra legislación, para los casos de narcotráfico y lavado de dinero, nada menos. Si alguien tiene idea de los aportes concretos que hizo hasta acá para esclarecer ese tipo de causas, se agradecerá la aporte.
Pero además la justicia argentina tenía acá, bien a la mano, a un arrepentido notorio: Hernán Arbizu, el ex JP Morgan que ya en el 2008 se autoincriminó como responsable de la creación de una plataforma para fugar del país (fundamentalmente fruto de la evasión impositiva) hacia cuentas en paraísos fiscales.
En su denuncia estaban involucradas 469 grandes empresas, entre ellas el grupo Clarín y todos sus principales directivos y accionistas, empezando por Magnetto y Ernestina.
La denuncia nunca fue tramitada por la justicia argentina y durmió el sueño de los justos ante la total inactividad del fiscal Marijuán (el mismo de las retroexcavadoras y las bóvedas de Lázaro Báez), que jamás la impulsó, aunque Arbizu la ratificó en sede judicial en el 2013.
Y como no le dieron pelota y en consecuencia la justicia argentina no lo requiere por ningún delito (pese a haberse autoincriminado) ahora lo extraditan a los EEUU, para ser juzgado allá.
1 comentario:
La figura del arrepentido se crea por el "aporte" de Sauvignon Belgrano a la causa de Lagostino blanco en los 90. Cuando en realidad el cheto era un agente de la DEA encubierto en la operación y/o un agente doble que cobró en mas de una ventanilla, fue un cachivache que quedó plasmado en una norma.
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